Un cambio de era

Qué vendrá después de las redes sociales, cómo saberlo, igual que fue una ola que en su momento no vimos venir, seguramente tampoco estamos viendo ahora cuál será la que venga detrás. En todo caso lo que da la impresión es que estamos acercándonos a un punto de inflexión en la vida de estas plataformas que nos vienen acompañando en la última década y algo más. Un síntoma de ello es que el 96% de los usuarios de Iphone haya decidido bloquear a Facebook.

Vamos a precisar un poco la afirmación anterior. El que haya decidido bloquear a Facebook no quiere decir que haya dado de baja la cuenta, ni que la haya suspendido temporalmente o que haya migrado a otra red; no, estas personas siguen usando el “servicio” de la empresa. La variante está en una nueva función que ha incorporado Iphone.

Se trata de la nueva App Tracking Transparency (ATT), una función de privacidad que Apple estrenó en sistema operativo iOS 14.5, que se ha convertido en todo un éxito. De acuerdo con los datos de la firma de análisis de aplicaciones Flurry, tan solo un 4% de los usuarios de aparatos de esta marca en los Estados Unidos dejaron activado el seguimiento en las aplicaciones.

Esta novedad técnica permite a los usuarios de este sistema operativo la opción de elegir una por una las aplicaciones que pueden acceder a su información.
Facebook no está contento con estos números porque su modelo de negocio se basa, justamente en el rastreo de nuestra actividad en Internet. La reacción ha sido, en el anuncio de que se necesita habilitar el rastreo la advertencia a los usuarios de que podría, en el futuro, cobrarles por usar sus servicios, que incluyen entre otros a Instagram y WhatsApp, entre otros, colocando el aviso “Ayude a mantener Facebook gratis”.

Desde que se puso en funcionamiento esta opción, el pasado 26 de abril, hasta el 6 de mayo, las cifras que representan a los usuarios que no quieren ser rastreados han oscilado entre el 11% y el 13% en todo el mundo y entre el 2% y el 5% en Estados Unidos. En Flurry creen que la tendencia podría continuar a largo plazo.

La empresa que realizó el estudio indicó que “La transparencia de seguimiento de aplicaciones requiere que las apps obtengan el permiso del usuario antes de rastrear sus datos en aplicaciones o sitios web propiedad de otras empresas para publicidad, o compartir sus datos con corredores de datos. Las aplicaciones pueden solicitar permiso a los usuarios y, en Configuración, los usuarios podrán ver qué aplicaciones han solicitado permiso para realizar un seguimiento para poder realizar cambios en su elección en cualquier momento”.

Lógicamente que es aún poco el tiempo que ha transcurrido y seguramente muchos propietarios de iPhone no han actualizado a iOS 14.5, pero aún así las cifras no dan lugar a dobles interpretaciones: a la gran mayoría le preocupa la privacidad de sus datos.

No es la primera vez que se habla de la posibilidad de que Facebook y algunos de sus servicios dejen de ser “gratuitos”, aunque sistemáticamente la empresa lo ha salido a negar, incluso con la afirmación de que nunca sería pago, una afirmación sobre la que hoy la misma empresa echa una sombra de duda.

Hace relativamente poco tiempo casi nadie sabía nada de la privacidad de los datos y el rastreo que hace Facebook; al menos no así, masivamente.

Pero ha sido la misma empresa la que se ha ido metiendo en reiteradas controversias por este tema y llamando la atención de los usuarios. Mucho de esto está explicado en la película “The social dilemma” (El dilema de las redes sociales), donde justamente se hace énfasis en la perversidad del modelo de negocios, consistente en la venta de los datos de los usuarios a otras empresas. “Cuando algo es gratis, es que el producto eres tú”, una frase que envuelve todo el concepto sobre el que advierte la película.

Por eso cabe cuestionarse si acabará el creciente celo de los usuarios por su privacidad tumbando el modelo de negocios de Facebook y el resto de sus empresas. Saben de sobra en Silicon Valley que el cementerio está lleno de gigantes imbatibles que en sus días conquistaron el mundo y cayeron cuando reventó la “burbuja de las puntocom”, así que nadie tiene el mañana asegurado.

No obstante no es la primera vez que las cosas se le ponen cuesta arriba a la empresa estadounidense. Un informe del digital El Español, del 3 de febrero de 2019, cuando Facebook cumplía 15 años, compiló una serie de 15 situaciones polémicas en la que se le involucró a lo largo de su trayectoria. Entre esas hay algunas que amenazaron con hacerla tambalear, como la de la guerra contra las fake news (desinformación). En 2017 cuando el problema de las publicaciones mentirosas que se estaban haciendo pasar por noticias se hizo demasiado evidente Facebook reaccionó y tomó medidas. Una de ellas fue priorizar entre los contenidos lo publicado por otros usuarios, antes que los de empresas o medios de comunicación.

Esa lista incluye también una advertencia preocupante sobre los efectos sociales del uso masivo de la plataforma.

“Está desgarrando el tejido social”, dijo quien fuera el vicepresidente de crecimiento de la compañía, Chamath Palihapitiya, que trabajó allí de 2007 a 2011. Explicaba entonces que “Los ciclos de retroalimentación a corto plazo impulsados por la dopamina que hemos creado están destruyendo el funcionamiento de la sociedad. Sin discursos civiles, sin cooperación, con desinformación, con falsedad”, criticó.

También ha sufrido acusaciones por falsear sus estadísticas, lo que le valió una demanda en 2018, de parte de un grupo de pequeños empresarios estadounidenses que habían utilizado el servicio de anuncios. Estimaron que se habían inflado las cifras de visualizaciones en hasta un 900%.

Por otra parte se les señaló por la incidencia rusa en las elecciones estadounidenses de 2016, que –se dice– ayudaron a llegar a Donald Trump a la presidencia del país.

Pero una de las mayores controversias es el intercambio de datos. Desde 2010 Facebook ha hecho acuerdos para ceder los datos de los usuarios como modelo de negocio y sin realizar un seguimiento de todo lo que implicaba esta cesión, como demostró una publicación del diario The New York Times. No fue sino hasta 2015 que se restringió el acceso que tenían los desarrolladores de aplicaciones a los datos personales.

Con estos antecedentes no sorprende el celo de los usuarios por preservar su privacidad.