Angelina Vunge, la primer africana en el Parlamento uruguayo estuvo en Paysandú

Angelina Vunge, diputada suplente de Juan Sartori.

El 22 de noviembre de 1999 un avión de vuelos internacionales aterrizó en el Aeropuerto de Carrasco. Una de las pasajeras puso un pie en la escalera para descender, bajó tres escalones y volvió corriendo dentro. “Está demasiado frío; me voy a congelar. Yo no bajo”, dijo ante las risas de la tripulación. “¡Préstale un saco!” dijo uno de los pilotos. “¿Un saco (una bolsa de nylon según ella entendía)? ¡Me va a dar más frío!”

Finalmente un poco mejor abrigada que con la solera con que viajaba llegó al área de Arribos, donde la esperaba Cristina Benítez. “¡Hay mamá, qué frío que hace acá!”
Así llegó a Uruguay Angelina Vunge (42 años) la angoleña que años después –concretamente el 14 de abril de 2021– se convirtió en la primer diputada africana en Uruguay.
Angelina Vunge nació en una aldea del sur de Angola, en plena guerra civil entre la Unión Nacional para la Independencia Total de Angola (Unita), un movimiento rebelde que recibió el apoyo de Sudáfrica, Estados Unidos y otras potencias occidentales, y el gobernante Movimiento Popular de Liberación de Angola (MPLA), que contaba con el respaldo de la Unión Soviética y tropas cubanas.

“Crecí en una guerra”, cuenta a EL TELEGRAFO tras llegar a Paysandú para una serie de reuniones con grupos sociales y como diputada suplente del Sartorismo. Sus primeros años los vivió “trabajando la tierra, cargando mucho peso sobre la cabeza (una antiquísima costumbre en las niñas y mujeres africanas), caminando kilómetros para ir a la escuela”, descalza, bajo un sol impiadoso, con otro grupo de niños y “con cuidado, tratando de evitar los peligros”. Conoció una parte gris de su vida, que incluyó además de explotación laboral, violencia doméstica y varios abusos sexuales.

EL COMPROMISO DE EMIGRAR

A los 9 años se fue a Luanda, la capital de Angola, a la casa de una madrina, tras hacerse a sí misma el compromiso de estudiar, conseguir dinero y un pasaporte e irse de Angola.
A sus 18 años encontró trabajo como moza de un restorán que trabajaba para contingentes de paz de Naciones Unidas. En 1996 conoció a la antes nombrada Cristina Benítez, una militar uruguaya con la que conversaba en portugués.

“También comencé a hacer limpiezas en varios containers y eso hacía que al tener varios ingresos, mi salario fuera mejor. Con Cristina tenía una afinidad muy especial. Ella me empezó a enseñar español. También lo hicieron otros uruguayos pero estos me enseñaban disparates que yo repetía sin saber el real significado ante los oficiales. Y escondidos por ahí, quienes me habían enseñado se mataban de la risa”, recuerda.

Con el tiempo “Cristina me propuso venir a Uruguay. Lo primero que le pregunté fue si en Uruguay había guerra. Me miró asombrada por la pregunta y me respondió que no. Entonces dije que sí, aunque tenía que trabajar más para reunir el dinero necesario para el pasaje, que fue bastante largo, porque primero tuve que ir a Sudáfrica donde había Embajada de Uruguay”.

EL DÍA MÁS FRÍO DE SU VIDA

A fines de noviembre de 1999 el calor comenzaba a notarse, pues diciembre se asomaba. Pero cuando Angelina Vunge llegó a Uruguay, “fue la vez que más frío sentí. Yo venía de un país tropical como Angola. Me decían que había pasado el invierno y yo no me podía imaginar cuanto frío haría en esa temporada. Pero cuando llegué aprendí a usar bolsas de agua caliente y también estufas eléctricas. Realmente, daba vueltas alrededor de la estufa para calentarme. Parecía un grill de Angelina”.

En Montevideo se casó con el sobrino de Tabaré Vázquez “y realmente estaba muy cerca del Frente Amplio, pero nunca milité”. Tuvo dos hijos, consiguió empleo administrativo en una mutualista y se divorció. En 2013 se acercó a La Casa de los Lamas, “la sede del antiguo Movimiento de Rocha, donde me vinculé con mi mentor político, Alem García, quien además me ha corregido muchísimo mi idioma español. Cuando se disolvió el Movimiento, Alem García tuvo la idea de armar una tercera vía dentro del Partido Nacional y en las internas trabajamos en Montevideo”.

“Para las elecciones 2019 García incorpora a Juan Sartori y trabajamos muchísimo. Yo era la encargada de organizar reuniones con empresarios, grupos sociales en el bunker de Sartori. Como ciudadana legal en que me había convertido presenté mi propia lista, la 990 que obtuvo unos 800 votos, pero realmente yo no tuve tiempo de hacer campaña electoral”, destacó.
Incidentalmente, Angelina Vunge se había hecho conocida tras vender más de 5.000 copias de su libro autobiográfico “Angelina. Las huellas que dejó Angola” (Planeta). Eso justificó en alguna medida “que recogiera una buena cantidad de votos”.

Actualmente preside la fundación Angelina Vunge “creada durante la pandemia para realizar actividades sociales dirigidas a la población especialmente vulnerable. Se trata de apoyar con un pequeño granito de arena, de dar impulso a microemprendimientos también. Asimismo trabajar con mujeres víctimas de violencia doméstica, y en temas relacionados con el adulto mayor, una población que bien puede compartir con los más chicos su experiencia de vida y generar momentos de encuentro para sentirse todavía útil”.
“La fundación es muy pequeña; recién el mes pasado pude abrir una cuenta en el BROU para poder recibir aportes de la gente que quiera ayudar”, subrayó la primer legisladora africana en el Parlamento uruguayo.