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Playas llenas pero aún no habilitadas

Hoy la temperatura puede llegar a los 40º, y desde ayer gran parte de la población sanducera elige acercarse a la costa. El problema es que las playas sanduceras todavía no están habilitadas y, por ende, aún no hay guardavidas. Pero la temporada la marca, más que cualquier otro factor, el propio clima. Si miramos hacia la capital, la mayoría de las playas montevideanas están habilitadas. Tienen, además, una aplicación que informa diariamente sobre la habilitación o no de cada playa. De todas maneras, la gente decide por sí misma y, como se aprecia en la imagen, con habilitación o sin ella ya se han lanzado a disfrutar del paterno. No deja de ser un riesgo, por supuesto.

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Rurales

Finalizó proyecto Innovagro sobre residuos de antibióticos en leche

El proyecto “Residuos de antibióticos en leche: impacto tecnológico en la elaboración de productos lácteos y soluciones para su mitigación”, que finalizó recientemente, fue uno de los 11 proyectos seleccionados en 2017 para recibir el Fondo Sectorial Innovagro “Inocuidad y evaluación de riesgos en alimentos de origen animal y vegetal”, de la Agencia Nacional de Investigación e Innovación (ANII) y el Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA).
El MGAP, junto al INIA, la ANII, el Laboratorio Tecnológico del Uruguay (LATU) y el Instituto Nacional de Carnes (INAC), creó el Comité de Coordinación en Investigación en Inocuidad de los Alimentos, para avanzar hacia la concreción de investigaciones que apoyen la toma de decisiones del MGAP en las cadenas de su competencia y contribuyan, colateralmente, al desarrollo nacional de la investigación en inocuidad a través de la formación de recursos humanos y el desarrollo de capacidades en la temática.

La responsable del proyecto, Daniela Escobar, investigadora de la Latitud, Fundación del LATU, Ingeniera Química y Máster en Ciencia y Tecnología de Alimentos (por la Universidad de la República) y diplomada en Tecnología de la Leche y Productos Lácteos (por la Universidad Católica del Uruguay), dirige proyectos de investigación, innovación y desarrollo enfocados al sector agroalimentario, específicamente en el sector lácteo, en el que trabaja hace 23 años. La Fundación Latitud, a la que pertenece, se enfoca en el desarrollo de proyectos de Investigación, desarrollo e innovación, orientado a las necesidades de la industria y el país.

Señaló que el proyecto radica en los residuos de antibióticos de la leche. “Los antibióticos son utilizados para el tratamiento y prevención de enfermedades infecciosas en ganado bovino lechero.

La leche, para ser procesada industrialmente, no tiene que superar el Límite Máximo de Residuo de cada antibiótico, de acuerdo con las reglamentaciones nacionales e internacionales. Sin embargo, existe escasa información de la trazabilidad y efecto de estos residuos en los distintos procesos industriales y no se dispone de reglamentaciones internacionales sobre los productos elaborados”, detalló.
Se comenzó con un relevamiento del uso y el manejo de antibióticos en los establecimientos. Luego, se evaluó como afectan los procesos industriales en esos residuos, si se degradan o se concentran en algunos productos, para generar conocimiento que permita tomar decisiones. Para esto, fue fundamental desarrollar una metodología de análisis moderna con técnicas multiresiduos, que permitiera cuantificar muchos antibióticos al mismo tiempo. Finalmente, se estudiaron estrategias de mitigación, por un lado, enfocadas en la disminución de la generación de residuos y, por otro, en alternativas para la disposición final de la leche con residuos de antibióticos.

Se conformó un equipo de investigadores multidisciplinario e interinstitucional –60% mujeres y 40% hombres–, integrado por cuatro instituciones: el LATU, Latitud la Fundación del LATU, la Facultad de Veterinaria de la Universidad de la República (UdelaR) y la Universidad ORT Uruguay.
El equipo de la Facultad de Veterinaria, conformado por Elena de Torres, Gonzalo Suárez y Mariana Vidart –quienes poseen amplia experiencia en la producción lechera uruguaya y en farmacología veterinaria–, relevó el uso y el manejo de antibióticos en los establecimientos lecheros, y realizó capacitaciones enfocadas a su uso racional.
Para el logro del desarrollo y la validación de técnicas analíticas, se conformó un equipo de profesionales del departamento de desarrollo de métodos analíticos del LATU, integrado por la química farmacéutica Laura Olazábal y la ingeniera química Alejandra Torre.
Manifestó que “el equipo de Latitud, Fundación LATU al cual pertenezco, lo conformamos investigadores especializados en ciencia y tecnología de la leche y productos lácteos, en inocuidad de alimentos y en biotecnología (Fabiana Rey, Ronny Pelaggio e Inés Martínez), se sumaron Sebastián Moreno y Gonzalo Cardozo, contratados por el proyecto FUE, en la planta piloto de Latitud donde se realizaron las elaboraciones de los productos lácteos y, en el laboratorio de biotecnología, se estudiaron medidas de mitigación a través del uso de enzimas solubles como alternativa de disposición de leche con residuos de antibióticos.
Se completó el equipo con investigadores del departamento de Tecnología de Proteínas de la Facultad de Ingeniería, de la Universidad ORT Uruguay, dirigido por la doctora Lorena Betancor –quien actuó de corresponsable del proyecto– y su equipo (Erienne Jackson y Víctor Vaccaro), investigando la inmovilizaron de enzimas para la remoción de antibióticos.

El trabajo

Se desarrollaron técnicas analíticas con la capacidad de cuantificar 18 antibióticos diferentes del grupo de los lactámicos y tetraciclinas simultáneamente en leche fluida, leche en polvo entera y descremada, suero en polvo, manteca, suero de manteca, crema con diferentes porcentajes de grasa y agua de lavado de los diferentes procesos industriales.
Estas técnicas también son de interés para determinaciones en aguas residuales, enfocándose en el medio ambiente.
En el desarrollo de recursos humanos calificados y de investigadores en el marco de este proyecto, se realizaron dos maestrías: una enfocada en evaluar indicadores del uso de antibióticos en los establecimientos lecheros y otra enfocada en tecnologías biotecnológicas para la remoción de residuos de antibióticos en leche. Además, se contrataron estudiantes avanzados de la carrera de ingeniería química y de alimentos que fueron entrenados tanto en técnicas analíticas, como en procesos de industrialización de la leche.
Finalmente, el conocimiento generado no solo impacta directamente en el productor lechero y en la industria, sino también en la sociedad en su conjunto, aportando también en la salud humana, animal y el medio ambiente. → Leer más

Destacados

Cipup evaluó la actividad portuaria y apunta a mejorar la infraestructura para su desarrollo

En la reunión evaluatoria realizada esta semana por la Comisión Intersectorial pro Puerto Ultramar de Paysandú (Cipup), en la Sala de Actos de la terminal portuaria, los integrantes del grupo de trabajo y autoridades portuarias locales analizaron una vasta problemática que incluyó el desarrollo de la operativa con graneles y contenedores, perspectivas de inversiones, proyectos y planteos tendientes a dejar pronta la infraestructura para una mayor actividad en los próximos años.

Jorge Dighiero, presidente de la Cipup, destacó por un lado que se habían cifrado expectativas en la posible instalación de una chipeadora de madera por parte de la empresa Calmadon, y que ello llevó a que tanto la Intendencia como la Aduana y la Administración Nacional de Puertos (ANP) flexibilizaran sus condiciones para que se pudiera instalar, “pero la empresa no llegó a un acuerdo con Kios para cargar los chips y tampoco la madera desde el puerto hasta Montes del Plata, para chipearla allí, por lo cual se va a llevar en camión hasta Montes del Plata”. → Leer más

Rurales

Desafío de concientización sobre los antimicrobianos

Uno de los principales desafíos de salud pública en este siglo es el desarrollo de resistencia antimicrobiana (RAM) en muchos patógenos importantes y comunes. Una parte sustancial del consumo de antimicrobianos se atribuye a la producción animal. La evidencia que vincula el uso de antimicrobianos en la producción animal y el desarrollo de resistencia antimicrobiana en patógenos médicamente importantes para la salud, es sólida, lo que explica la preocupación mundial de acceder a alimentos seguros.
Los veterinarios o profesionales de la sanidad de los animales acuáticos, pueden contribuir de manera fundamental, debido a que ocupan la primera línea en la batalla contra la resistencia antimicrobiana al estar en contacto con animales y productores.
Uruguay desarrolla desde hace años el Plan Nacional de contención de la Resistencia Antimicrobiana de Uruguay en el que se definen objetivos, líneas de acción, medidas y acciones, entendiendo que es en este tipo de problemática multifactorial que el concepto de Una Salud toma mayor relevancia.
Tanto el diseño como la implementación de estrategias debe llevarse adelante con un enfoque interdisciplinario e interinstitucional, debido a que para el logro de los objetivos definidos en este documento se hace indispensable un abordaje multisectorial coordinado, que incluya tanto a los gestores de política pública relacionados al tema, como a las diversas partes interesadas alcanzadas por la temática.
En esa misma línea, la OIE, FAO, y la OPS, con el auspicio de la Unión Europea, bajo el enfoque Una Salud y en su compromiso de combatir la Resistencia a los Antimicrobianos (RAM), desarrollaron un proyecto tripartito para apoyar la implementación de los Planes Nacionales de Acción, llamado Trabajando juntos para combatir la resistencia a los antimicrobianos.
Recomendaciones
En cuanto a las recomendaciones para utilizar de forma responsable y prudente los antimicrobianos. Los veterinarios deben asesorar a los usuarios para preservar la eficacia del fármaco.
Respecto a cuándo deben utilizarse los antimicrobianos, sostienen que solo después del examen clínico de los animales a cargo de un veterinario o de un profesional capacitado en el campo de la sanidad animal. Además, solo cuando sea necesario, tomando en cuenta la lista de la OIE sobre agentes antimicrobianos de importancia veterinaria; y solo como tratamiento adicional y nunca como reemplazo de buenas prácticas de cría de animales, higiene, bioseguridad y programas de vacunación. Solo a través de una elección apropiada del agente antimicrobiano a partir de la experiencia clínica y la información del diagnóstico de laboratorio, cuando sea posible. Siempre acompañado por la información detallada sobre los protocolos de tratamiento y el periodo de suspensión.
Elección
Sobre la elección del antimicrobiano adecuado, se deben tener en cuenta registros sobre usos anteriores de antimicrobianos en la granja y la historia epidemiológica. Experiencia clínica y perspectiva de diagnóstico. Información de diagnóstico de laboratorio cuando esté disponible (cultivo y pruebas de sensibilidad).
Otros aspectos están relacionados a farmacodinámica (actividad contra los patógenos implicados). Farmacocinética (distribución de tejidos, eficacia en el lugar de la infección). Lista de la OIE sobre antimicrobianos de importancia veterinaria cuando se seleccione el tratamiento.
En cuanto a qué hacer, cuando no funciona el tratamiento de primera línea, el tratamiento de segunda línea deberá basarse en los resultados de las pruebas de diagnóstico, incluyendo las pruebas de sensibilidad.
Y especifican que en ausencia de resultados de las pruebas, se deberá utilizar una clase o una subclase de antimicrobiano diferente.
Referido a si se pueden usar combinaciones de antimicrobianos, indicaron que sólo en el caso de que el tratamiento esté respaldado por pruebas científicas.
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Nacionales

Ejecutivo evalúa aplazar la reforma de combustibles y apunta al desarrollo de utilización de hidrógeno verde

(Búsqueda)
Debido a la falta de recursos técnicos y financieros, la Unidad Reguladora de Servicios de Energía y Agua (Ursea) solicitó al Ministerio de Industria, Energía y Minería (MIEM) postergar seis meses el inicio de la próxima etapa de la reforma del mercado de los combustibles, que comenzaría a regir en enero.
El titular del MIEM, Omar Paganini, dijo a Búsqueda que recibió el pedido hace dos semanas y está siendo evaluado; porque si bien quieren avanzar y lograr “concreciones” en la agenda de reforma, lo relevante es que los pasos se den sobre bases firmes.

Antes del 1º de enero de 2022 la Ursea debería aprobar, como le exhortó el Poder Ejecutivo, una regulación que contemple una serie de condiciones y requisitos para quienes desempeñen la actividad de distribución, y para la apertura, instalación, operación, traslado y cierre de estaciones de expendio. También las condiciones y reglas que deberán cumplir los transportistas de combustibles, entre otras relativas a plazos máximos de los contratos de distribución entre las compañías y los estacioneros, por ejemplo.
Además, la Ursea debería definir una metodología para determinar técnicamente un “precio máximo de venta” de los combustibles de las distribuidoras a las estaciones de servicio, y emitir un reglamento de la información económica y operativa mínima que los distintos agentes deberían proporcionar al organismo para poder revisar la regulación y el funcionamiento del sistema.
La presidenta de la Ursea, Silvana Romero, explicó a Búsqueda que algunos aspectos relativos a la “curva de aprendizaje” del equipo técnico de esa oficina, sumado a una “demora inesperada” en el proceso de aprobación de fondos por parte de un organismo internacional (CAF- Banco de Desarrollo de América Latina) para realizar una consultoría sobre la nueva regulación encomendada, motivaron el pedido de prórroga.

En paralelo a esta reforma, el gobierno está reimpulsando una agenda que apunta al desarrollo de combustibles utilizando como un componente el hidrógeno verde (producido con energías renovables).
Paganini –recién llegado de la misión oficial por Europa para promover inversiones en hidrógeno verde– destacó las posibilidades que tiene Uruguay para este tipo de producción por parte de privados. Dijo que en su viaje recibió interés de invertir en proyectos en tierra (on shore). En concreto, se refirió a cuatro proyectos orientados a producir combustibles alternativos que podrían exportarse en buques comunes, y cuya aplicación se destinaría al transporte marítimo y aéreo.

Consideró que si bien esos proyectos son de corte mediano, serían grandes para Uruguay porque podrían significar inversiones de “algunos cientos de millones” de dólares. Evaluó que ese tipo de proyecto es algo “más tangible” en una primera etapa para el país, en relación con los proyectos off shore, que promueve Ancap y requieren mayor inversión. Tales inversiones podrían llegar a tomar forma durante el año próximo y podrían decidir su ejecución en 2023. → Leer más

Opinión

Definiciones que cuestan, en medio de la pandemia

La pandemia de coronavirus aceleró, en algunos países, el impulso a iniciativas en favor del medio ambiente. Es el caso de Uruguay, que lleva adelante un proyecto para el desarrollo de hidrógeno verde, iniciativa que presentó el ministro de Industria, Omar Paganini, ante inversores ubicados en países europeos.
Con las aperturas sociales y económicas que deja la contingencia sanitaria, se suman las empresas interesadas en la descarbonización y las posibilidades de exportar energías renovables. De hecho, Europa planificó la importación de hidrógeno desde 2025 con miras a reemplazar el petróleo, con el uso de alternativos tanto en la navegación como en el transporte aéreo.
Uruguay comenzará una experiencia con camiones de carga desde el próximo año y contribuirá al aprendizaje a pequeña escala sobre el uso de esta energía.

Mientras tanto, los europeos se preparan para otras propuestas como las “ciclovías corona” en París, o la reducción del uso de vehículos a través de la prioridad para peatones y ciclistas por las calles de Milán.
Es decir, pandemia y combustibles fósiles –ayudados por la volatilidad del mercado– se conjugaron en los últimos dos años para empujar a los países a resolver sobre viejos dilemas.
Sin embargo, el mundo mira a las dos potencias que presionan por volver a los índices de producción anteriores a la pandemia.
De hecho, las dificultades se volvieron tan evidentes que en la última cumbre climática celebrada en Glasgow, la declaración final no delineó una hoja de ruta para la eliminación de los combustibles fósiles, ni una fecha para empezar a bajar las emisiones de gases de efecto invernadero, o un acuerdo vinculante entre los países.
Y todo fue tan evidente que hasta la ONU acabó por reconocer su insatisfacción ante la falta de acuerdo, a pesar de reconocer que el cambio climático es una realidad provocada por los grandes contaminadores con perjuicios globales.

Por otro lado, en Estados Unidos existen empresas con el ánimo puesto en el rescate estatal y sin otros compromisos ambientales. O el caso del gigante chino que va por más, en tanto impulsó a comienzos de este año una mayor cantidad de empresas que trabajan con carbón, en comparación al año anterior a la pandemia.
Y todo esto, sin dejar de mencionar las inversiones de China en economías emergentes para la producción de energía a partir del uso del carbón.
Como sea, los combustibles fósiles son uno de los aspectos contaminantes que no pudo resolver el mundo pre pandemia, junto a los residuos tóxicos y el manejo de los desechos médicos. En cualquier caso, la contingencia sanitaria se presentó como una oportunidad para cambiar los comportamientos. Porque una vacuna no lo resolverá.
Los fenómenos climáticos extremos pesan sobre las comunidades vulnerables y arrasan con otras especies, como una prueba fehaciente de que la ciencia no lo puede todo. Y, con el descenso de la actividad en general que llevó a la destrucción de puestos de trabajo en las naciones en vías de desarrollo, la crisis económica resultará bastante más acuciante que la pandemia sanitaria.

Porque la pandemia profundizó desigualdades ya existentes y dejó en el planeta un incremento de basura plástica proveniente del mundo pudiente que ya no tiene retorno. Las plantas de reciclaje dejaron de funcionar en épocas de aislamiento y los tapabocas –entre otros materiales– continuaron acumulándose en los cursos de agua.
Este mundo híbrido que impulsa energías renovables por un lado y persiste en sus formas de producción con el uso de fósiles por el otro, tiene un dilema que solo se asienta en la voluntad política. Es el mismo lugar donde conviven siete mil millones de personas, de las cuales 845 millones no tienen acceso básico al agua, mientras las autoridades sanitarias globales enfatizan sobre la higiene. O en Latinoamérica y el Caribe, donde una de cada dos personas vive en situación de pobreza y dos de cada cinco pueden consumir agua segura. En medio de este panorama, los países con menores recursos enfrentan limitaciones fiscales con destino a las políticas sanitarias. Por lo tanto, la pandemia vino a agudizar un panorama ya complejo y a desnudar dificultades estructurales que no avanzaron con las transformaciones digitales.

Como corolario, los aumentos de los costos pesan sobre las inflaciones que, en definitiva, pagamos los consumidores finales de todos los productos y servicios. Por eso, no es posible ver la pandemia con un solo ojo.
La COVID-19 y sus circunstancias enseñan que nadie estuvo a salvo. Incluso ha subido el pulso de los debates sobre asuntos que no estaban en la agendas y en todos los aspectos, interpeló los miedos a la muerte, a las enfermedades, a la pérdida de empleos, a convivir con incertidumbres sobre el futuro de la humanidad y a aprender a proyectar en plazos cada vez más cortos de tiempo.
Generó rupturas en prácticas y costumbres sociales, algunos hábitos perdieron sentido y otros transformaron el quehacer diario. La educación y el trabajo a distancia adquirieron nuevas dimensiones y así como hubo quienes comenzaron rutinas de ejercicios en contexto de encierro, otros perdieron el hábito ante el cierre de gimnasios u otros espacios de socialización.
Cualquier país experimentó nuevas prácticas institucionales, gestionó la emergencia sanitaria de acuerdo a su idiosincracia y aún hoy permanece en el tapete, en tanto Europa atraviesa una nueva ola de casos y fallecidos.

Las familias fortalecieron o profundizaron sus divisiones, porque la convivencia entre cuatro paredes no es la misma para todos. Hay quienes niegan la pandemia y la vacuna, en tanto otros creen fervientemente en su cura a través de la inoculación.
Mientras tanto, los países calculan sus costos y sostienen una postura amigable con aquellos que pueden mover las agujas de sus economías. Aún es pronto para decirlo, pero en unos años la humanidad tendrá un panorama real sobre los resultados del trabajo de su entramado social, las razones que esgrime el mercado para abrirse cada vez más y las heridas que deja este contexto.
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