Personas mayores en la playa de mar

Nos encontramos a mitad de la estación estival y aún quedan varios días para disfrutar de la playa, sin duda una de las actividades más características del verano.

Ir a la playa es un disfrute para todos, pues es por un lado un paseo en contacto con la naturaleza, nos permite refrescarnos, ejercitarnos y disfrutar de un momento en familia o entre amigos.

Las personas mayores pueden disfrutar de esto tanto como cualquiera, pero debemos tomar ciertos recaudos, y adaptarnos a ciertas características que vienen con el paso de los años para que la experiencia sea gratificante, y no tenga ningún tipo de consecuencia negativa.
Por esto daremos aquí algunos consejos para disfrutar del verano y de la playa de la mejor manera.

Al elegir una playa a visitar, debemos previamente asegurarnos de que sea accesible, o sea, que cuente con la infraestructura (escaleras, rampas) o características naturales que permitan que la persona mayor pueda acceder con facilidad al sitio donde queremos estar. De no hacerlo, nos arriesgamos a que se genere un gran sentimiento de frustración, y que la persona mayor se perciba como un impedimento para el disfrute del resto de la familia.

Al llegar a la playa, no meterse enseguida al agua, es mejor aclimatarse un poco a la temperatura.

Por supuesto que es importante hablar de los cuidados de la piel, especialmente cuando nos vemos expuestos a las altas temperaturas el verano. Es de vital importancia mantener la piel limpia, seca e hidratada. Para este último punto es esencial prestar atención a la alimentación (beber un promedio de dos litros de agua al día e ingerir diariamente frutas y verduras).

Cuando la persona mayor visita la playa o la piscina, es recomendable evitar la exposición solar entre las 11 y las 17 y usar protectores solares de factor alto, y aún fuera de esta franja horaria, no realizar exposiciones prolongadas.

La ropa seleccionada para estos paseos al sol debe ser de algodón y holgada, gorros y lentes de sol son accesorios ideales.

Tras el baño, se debe secar la piel sin realizar demasiada fricción, prestando especial atención a las zonas donde se tengan pliegues cutáneos, evitando así posibles lesiones por la humedad. La toalla, así como el calzado debe ser de uso personal, para evitar infecciones fúngicas.
Es recomendable que la persona no se meta sola al agua, ni que se le encargue el cuidado de niños pequeños.

Es importante meterse al agua progresivamente, y si se siente frío, salir del agua. Recuerde que estamos allí para disfrutar. Es recomendable también llevar un botiquín con sus medicamentos y elementos de primeros auxilios.

Múltiples beneficios y protocolos

Con estos cuidados básicos, podemos disfrutar y recibir los muchos beneficios que la playa nos da, entre los cuales podemos mencionar:
El agua de mar nos relaja y favorece la conciliación del sueño. También ayuda a la desinfección de heridas y a la cicatrización, alivia el dolor de articulaciones por artrosis o enfermedades reumáticas y mejora la circulación.

Podemos mencionar también los beneficios a nivel social, ya que es un lugar donde ver nuevas caras, conocer personas e interactuar. También es un excelente momento para compartir con nietos, sin la presión de los cuidados en casa, sino desde un lugar más lúdico.

Por supuesto que, sumado a los consejos dados, debemos tener en cuenta todo lo concerniente a los protocolos sanitarios que se manejan debido a la actual pandemia de COVID-19.

Pero sin lugar a dudas, el verano y la playa pueden seguirnos regalando momentos placenteros y gratos recuerdos aún a una edad avanzada, así que apronten lo necesario y ¡atrévanse a disfrutar!