“Estamos más cerca de la orilla”, pensando en el inicio de las obras

Las instalaciones serán reformadas para adaptarse a los requerimientos de la Dirección General de Casinos.

A casi dos años de la firma del contrato para que la nueva sala del Casino en Paysandú se instale en el local ubicado en 18 de Julio y Setembrino Pereda, las obras siguen sin iniciar aunque se confía en que este año pueda finalmente concretarse la mudanza.

La firma del contrato (con una extensión de cinco años prorrogable automáticamente) se realizó durante los últimos días de la administración que llevó adelante en la Dirección General de Casinos, Javier Cha, quien había confirmado a EL TELEGRAFO en el último día de su gestión, que se pagarían 480 mil pesos mensuales de alquiler, y que el propietario del local debía realizar una inversión que rondaba de los 400 a los 500 mil dólares en obras. (Ver nota “Alquilaron local de 18 de Julio y Setembrino Pereda, pagando 480.000 pesos mensuales”, del 3 de marzo de 2020).

A casi dos años de la firma del contrato, los trabajos no comenzaron. Carlos Amorín, gerente de Casinos del Estado, dijo a EL TELEGRAFO que “el contrato requiere que los propietarios realicen una obra arquitectónica, un acondicionamiento primario que se había exigido para la funcionalidad del establecimiento”.

Más claro: el propietario deberá hacerse cargo de la reforma arquitectónica que se adapte a las necesidades de la futura sala de juegos y a las exigencias de Casinos.
Luego de realizada esta obra, Casinos debe llevar adelante lo que Amorín definió como “alhajamiento, instalación de alfombras y todo lo necesario para el funcionamiento de la nueva sala”. En ese sentido, explicó que “el arrendador tenía que presentar un plan ejecutivo de obras, firmado por un arquitecto, pero todo se fue demorando y nuestro departamento de arquitectura ha realizado observaciones que aparentemente recién se habrían levantado”.

Para Amorín, “cualquier atraso no es imputable a la Dirección General de Casinos”, y aseguró que “cuando se termine de cumplir con la obra por parte del arrendador, entrará la Dirección y se producirá el proceso de asentamiento de la nueva sala”.

El jerarca reconoció que “la obra que debe realizarse no es menor”, y que el plazo estipulado previamente de 10 meses para la entrega de las instalaciones corre desde que haya un acuerdo entre las partes sobre cuáles serán los trabajos definitivos que se deban realizar.

“El alquiler, lógicamente, está condicionado a partir de esas obras”, por lo que “cuando se reciban las obras entrará a regir el pago”, explicó. El equipo de arquitectos contratado por el propietario, Santiago Mindel, sigue trabajando. Cada detalle de los planos debe ser evaluado por los profesionales de Casinos, que devuelven la información con observaciones o no. Y esto, además de la situación generada por la pandemia de coronavirus, hace que todo se demore.

Trabajos a realizar

Los trabajos que deben realizarse en el local, que cuenta con más de 500 metros cuadrados de planta, un entrepiso y un sótano de unos 140 metros cuadrados, son muchos y variados. Un repaso rápido establece que habrá baños nuevos para clientes y también para el personal; se instalarán varias oficinas en el entrepiso, que se agrandará; habrá cocina, un sector con sillas y mesas, patio para fumadores y sala de esparcimiento para el personal, además de que debe contemplarse la construcción del sector del tesoro.
El mobiliario, la iluminación y climatización, el denominado piso técnico que se instala arriba del piso para la colocación de cables y demás, también están incluidos en la obra prevista.

“La obra será importante, y la demora es comprensible porque se trabaja con una meticulosidad enorme. Los planos van y vienen a Montevideo con las correcciones. Se pierde tiempo, pero dicen que es normal. Además, es todo con buen criterio, pero lo que complica es que los planos van y vienen y todo tiene que figurar en el expediente, por lo que todo demora”, dijo Santiago Mindel, propietario del local, al ser consultado al respecto. El empresario valoró que una vez que se cierre esta etapa preliminar, en la que las partes deben definir absolutamente todos los aspectos de la obra, “los trabajos serán rápidos porque hay planos de absolutamente todo”, y de esa manera “tendremos la tranquilidad de que no habrá margen de error”.

Hoy, “cada cosa que se cambia, por pequeña que sea, significa perder uno o dos meses”, pero “espero que todo redunde en que quede una linda obra y que después que se arranque no se tenga que parar”.
Mindel confesó que “vamos a hacer esta obra con un cariño bárbaro porque va a cambiar la fisonomía del centro de Paysandú. No se hace solo como negocio, más allá de que lógicamente tiene ese espíritu. Pero queremos que todo salga 10 puntos y todo tiene que constar en el expediente, hasta la marca del enchufe que se va a colocar, lo que ha demorado las cosas. La pandemia tampoco ha colaborado mucho, se han juntado una serie de factores para que todo se demorara más de lo previsto”.

La inversión prevista inicialmente por parte de Mindel, ya tiene otros números. “El presupuesto se ha ido a más, porque tener todo parado tiene un costo, y a raíz de la pandemia y la demora han subido sensiblemente los costos de los materiales”, reconoció. ¿Cuándo estará listo el visto bueno de la obra para que comiencen los trabajos y el plazo de 10 meses para su finalización comience a ser tenido en cuenta? Mindel dijo que “por ahora es todo plano para acá y plano para allá”, pero si bien reconoció que “no sé cuánto más demorará lo burocrático”, entiende que “creo que estamos más cerca de la orilla”.