El software libre goza de buena salud

Cada año desde 2004, personas en todo el mundo celebran el día del software libre –al que se añadió el de hardware libre, como este sábado 16 de abril– para recordar la importancia del acceso de los usuarios para ejecutar, copiar, distribuir, estudiar, modificar y mejorar el software; así como poner en relieve sus ventajas y los programas de este tipo más utilizados.
Con el paso del tiempo y las mejoras en las tecnologías, esta modalidad cuenta con gran aceptación y se amplía. En Paysandú, los referentes de esta modalidad, aún sostienen el grupo Linuxpay.
Un software libre es un programa que se puede alterar y compartir, sin la necesidad de tener el permiso de su creador, por tanto no debería provocar problemas legales si se copia, altera o distribuye. Software son los programas y aplicaciones, así como el sistema operativo de un dispositivo; trabaja con lenguajes de programación, procesa datos e información. En tanto, el hardware es todo lo que se puede tocar de un dispositivo electrónico, los “aparatos”, la electrónica: disco duro, teclado, monitor, etcétera.

En contraposición, se ubica el software privativo, el que no muestra su código y por más que los “dueños” digan que hace tal o cual tarea “siempre queda la duda de que no haya puertas traseras ocultas”, dijo a EL TELEGRAFO el programador Ernesto Mello. “En estos últimos tiempos se han encontrado que empresas como Microsoft, Google y Facebook han tenido que cambiar sus términos y condiciones de servicio para poder acceder y manejar ‘legalmente’ a los datos privados de sus usuarios en sus aplicaciones más conocidas”, señaló.
“Desde el punto de vista filosófico (el software libre) es una forma de entender el trabajo en software, donde el foco es el trabajador y no la gran empresa, que hace una pieza de software y cobra desmedidamente sobre el ‘uso’. Da la posibilidad de tomar un software que otro hizo y mejorarlo, dejándolo nuevamente disponible, para que la comunidad lo tome. De esta forma el conocimiento se comparte y además el trabajador puede recibir el salario justo”, subrayó Mello.

Fermín Barbosa, otro programador, aseguró que hay que diferenciar, y aclarar, “entre gratis y libre”. “No pago Windows porque todo el mundo lo usa trucho, pero en realidad en Microsoft Office hay que pagar todo. Para tener una máquina con Office deberías pagar una licencia, pero eso nadie lo hace porque: ‘Uruguay nomá’. Pero en el mundo civilizado y normal, Microsoft en su modelo de negocios te cobra por todos los productos”, comenzó diciendo a EL TELEGRAFO.
En cambio, “en Linux podés tener una computadora con un sistema operativo con muchas versiones de Linux sin pagar”, prosiguió quien, al igual que Mello, es miembro de Linuxpay, un grupo de sanduceros que profesa el software libre desde hace más de 15 años.

“Ahí estás teniendo software libre de forma gratis, pero no quiere decir que sea gratuito. En realidad, si quisieras instalar programas o encargar un desarrollo a alguien, nunca te van a cobrar una licencia pero sí el trabajo. El modelo de negocios no es cobrarte por el producto sino cobrarte por la mano de obra”, explicó.
De su lado, Mello acotó que resulta “fundamental” que exista esta libre circulación de software porque así las empresas que dominan el mercado no tienen “de rehén a los usuarios de sus productos”. Incluso, “existen productos de software libre que compiten con los privativos y son de mejor calidad desde el punto de vista técnico”. “Sin la existencia del software libre muchos desarrollos no serían lo que son ahora. Los navegadores como Chrome están basados en esto; Edge (de Microsoft), seguramente también; pero como el código es totalmente privativo no se puede verificar y Firefox está totalmente creado con software libre por la fundación Mozilla”, ahondó.

Programas

Existen numerosos programas libres para realizar tareas cotidianas vinculadas al uso de computadoras, desde sistemas operativos como las diferentes variantes de GNU/Linux hasta aplicaciones de oficina como OpenOffice, navegadores web como Firefox, sistemas de mensajería instantánea, reproductores multimedia, herramientas de diseño y una gran cantidad de herramientas para programación de diferentes niveles. Respecto a OpenOffice, Barbosa señaló que se trata de la versión libre de Microsoft Office. “Funciona con donaciones. Podés usarlo siempre sin pagar nada y también podés hacer una donación para que siga vivo. Y si no sabés cómo instalar OpenOffice y se lo encargás a un técnico, el técnico te va a cobrar el trabajo por instalarlo. No una licencia por el uso sino por la instalación”. Y lo mismo para un desarrollo como un programa de facturación o una página web.

El código fuente (el “programa”) resulta clave en esto del software libre, porque si es así, libre, ese código se le puede modificar. A tu medida. Con Windows, no. “La diferencia entre el software privativo y el libre es que el libre es de código abierto, todo el mundo accede y puede modificarlo. El otro es cerrado”, subrayó Barbosa. Además, “podés compartir con alguien más. Y así sucesivamente”.

Linuxpay

Los eventos en torno al software libre continúan dándose a nivel mundial, como una manera de mantener en alto esta bandera. Las comunidades en cada ciudad o pueblo, resultan clave para ese cometido. Sin embargo, al encontrarse fortalecido a todo nivel, las actividades han decrecido.
“A nivel mundial tiene que haber comunidades en los lugares para que se desarrolle (el software libre). Acá en Paysandú existe Lunixpay del que soy miembro, un grupo de usuarios Linux de la ciudad. Pero ya no organizamos más eventos grandes. Nos juntamos a veces y lo último que hicimos fue dar una charla en el liceo 5”, comentó Barbosa. Mello también hizo referencia al papel de Linuxpay: “En general eran ‘juntadas’ presenciales para mostrar distintos desarrollos, propios o de la comunidad de software libre para que se conocieran sus herramientas. En algunos casos se desembarcó con charlas a los institutos de formación específica como son el ITSP o Tecnólogo Informático”.

“Con la Red de Informáticos del Interior se fomenta a la interna de la UdelaR en el Interior, no solo usando software libre, sino dando herramientas a los funcionarios, docentes y estudiantes para que se empoderen con él”, especificó Mello. Linuxpay se formalizó en 2007 en un acto realizado en el Mercado Municipal, tal como lo afirma su página web www.linuxpay.org. “El grupo antes tenía más razón de ser. Cuando recién se arrancó éramos unos bichos raros, unos nerds que hacían cosas extrañas. Y Linux ahora dejó de ser un bicho raro”, aseveró este programador.
“Está bueno que no haya un monopolio. Lo que la gente no sabe es que la mayoría de los servidores en el mundo son Linux. La NASA, empresas grandes, cuando quieren un servidor para alojar sus datos van a Linux”, continuó.

Difusión

Barbosa asentó que la difusión que debe realizarse es que se trata de un “sistema distinto”, con otro modelo de negocios, que facilita “sobre todo” la parte educativa. “Existe mucha más chance de avanzar, de programar, con herramientas libres que con herramientas privativas. Además, el software libre es colaborativo. Se arman grupos de desarrollo. Yo programo algo y como lo tengo abierto, lo comparto con otra gente y vamos desarrollando entre varios”. De ese modo ya hay “mucho desarrollo” de software libre, con aplicaciones agrícolas, industriales y en el área de la robótica.

Según Mello, Uruguay no escapa a las políticas monopólicas de las grandes empresas, que con el “poder económico” marcan presencia en los lugares donde se genera el conocimiento: escuelas, liceos y universidades. “El Estado uruguayo legisló algo muy tibio, que tampoco tiene un control estricto cuando se hacen las compras estatales. Más bien quedó como una ‘recomendación’ que no tiene siquiera consecuencias”.
“Esto deja poco margen a los movimientos de software libre que existen en el país para que sus acciones tengan un fuerte impacto. La pandemia no ha ayudado para que se puedan hacer intervenciones en los semilleros más comunes que son las escuelas y liceos. En Paysandú Linuxpay ha hecho varias instancias en los días más emblemáticos del software libre, pero necesita de un nuevo empuje, con gente joven que tome la posta”, concluyó Mello.