La mirada de alguien comprometido con el sector rural y su gente

“Tuve la suerte de nacer en un pago muy gaucho, de muchas tradiciones, donde tuve muy buenos maestros de lo que es el trabajo rural y tuve la suerte de nacer en una familia antigua en el campo uruguayo, que me enseñó el amor a la tierra y al campo”, dijo a EL TELEGRAFO Enrique Javier Olaso Michelena (41), a modo de presentación de quien se define como un trabajador rural, ampliamente vinculado y comprometido con el sector.
Precisamente, requerida su visión como alguien conocedor del medio rural, identificó como una de las principales problemáticas que “desde que me acuerdo, siempre estuvo el problema de que la gente se estaba yendo del campo”. Esta realidad “es lo que más me ocupa”, asegura.
Al analizar cómo revertir la despoblación del medio rural, Olaso entiende que sería primordial “ayudar con ciertas leyes. Por ejemplo, hoy un niño no puede andar a caballo hasta los 18 años y ¿cómo hacés eso en el campo?.
Está el capataz que tiene un hijo, pero si el patrón le permite andar a caballo y le sucede algo a ese niño, él será responsable de eso, cuando en realidad lo que está haciendo es una obra de bien, porque aspira a que haya un núcleo familiar, que un niño aprenda a trabajar”, razonó.
“Entonces hay que flexibilizar ciertas cosas porque el trabajo de campo no es igual a otros. Queremos gente de campo, pero hasta los 18 años no pueden trabajar. Es complejo eso”, observó. Hoy por hoy, “vamos a los pueblitos y encontramos a chiquilines de 10-12 años jugando con una computadora en la vuelta de una escuela”, siendo que, con otra legislación más acorde a las características del medio, podrían “estar usando su talento en aprender a trabajar, algo que les va a servir para la vida aunque mañana elijan dedicarse a otra cosa”, reflexionó.
“Para mí son de las cosas que se tendrían que mejorar”, opinó, entendiendo que “el patrón hoy queda muy expuesto a todas las leyes, que es el regulador de toda la ineficiencia política” en un sector que, por otra parte, “es el único rubro en que se cultiva el núcleo familiar para afincar la gente, pero para que ello suceda el niño tiene que sentir amor por el campo desde chiquito”.

LEYES JUSTAS PERO FLEXIBLES

Mientras es común escuchar de parte de empresarios como una constante “la gente no me aguanta”, desde el otro lado, empleados tienen dificultad a la hora de obtener un trabajo en el sector, observó Olaso, considerando que “en el medio hay que gestionar ese recurso y unir las partes”. En este sentido, “volvemos a lo mismo de antes, las leyes deberían ser más flexibles, justas sí pero flexibles”, subrayó el entrevistado. “Lo que pasa hoy es que un patrón antes de tomar un empleado tiene que ver si es un costo o un beneficio, entonces antes de tomar un empleado dice bueno entre lo que tengo que pagar, la voy llevando como está. Así se empieza a achicar la fuente laboral, por ende toda la cadena para atrás también, porque va a haber menos matrimonios en el campo y también menos hijos”.

“PENSAR EN EL FUTURO”

“La formación de gente es una pasión, es algo muy lindo que no todo el mundo está dispuesto a hacer porque es un trabajo ‘ad honorem’, y es pensar en el futuro”, opinó Olaso.
Una limitante en este tema es que “tampoco hay información; vos salís a buscar recursos humanos en el campo y no encontrás nada de bibliografía, es una cosa que tienes que ir armando a prueba y error. En las facultades de Agronomía, Veterinaria o cualquiera vinculada al campo, no hay nada que hable de recursos humanos, de cómo formar, de cómo gestionar ese recurso. Entonces vuelve a chocar gente muy preparada, con un título, que llega al campo y, excepto que provenga de una familia del medio, se encuentra con ese mundo ajeno, otro dialecto, otra manera de vivir”, observó.
“Creo que eso me ocupa porque lo veo fallar todos los días. Hay empresas que realmente lo hacen muy bien y esas son las que observo para seguir aprendiendo”, indicó Olaso, explicando que “yo lo que trato es de acercar el mundo de los patrones al empleado y que cada uno entienda que somos un complemento”.

VALORAR AL HOMBRE DE CAMPO

“Mirando lo que hacen en otros países, como Brasil o Estados Unidos, lo que veo es que el hombre de campo tiene mucho más valor que acá, llamese empleado como patrón, son muy importantes para la patria; acá no se si se valora tanto, hemos evolucionado pero no se si tanto”, analizó Olaso al ofrecer su mirada sobre la realidad de nuestro campo.
“Como país tendríamos que enseñar a nuestros hijos a valorarlo, así como también en las escuelas; en las facultades tienen que tener más trabajo de campo, lo que a los estudiantes les haría mucho más fácil la carrera, porque hoy tienen mucha teoría pero poca práctica, está armado así”, destacó.
Por otra parte, “veo el campo con mucha tecnología, los empresarios invirtiendo mucho en ello, pero en la mayoría de los casos el gran problema que hay es que no hay quién aplique esa tecnología. Los patrones gastan en maquinaria y en todo tipo de tecnología pero falla en quien aplica esa capacitación, cómo se aplica, que eso también es frustrante”.
“Es una demanda al sector de la educación, que no quiere decir que no se esté haciendo, pero creo que debe ser más profundo”, puntualizó.
“Pero todo empieza en lo que hablábamos antes, que a ese niño le guste el campo, que si va a la Escuela Agraria sea algo consistente, lo mismo si va a la Universidad, que gracias a Dios hoy hay muchos hijos de capataces que se reciben de agrónomos o veterinarios. Entonces empieza desde la base de flexibilizar eso, que tener niños en las estancias no sea un problema como hoy lo está siendo”, concluyó.