Perspectiva de género en la acción climática

El cambio climático afecta más a las mujeres. La afirmación tiene su asidero en diferentes estudios realizados a nivel mundial que coinciden en señalar que el fenómeno global refuerza las desigualdades ya existentes entre hombres y mujeres.
A modo de ejemplo, podemos señalar que una de las manifestaciones más frecuentes del cambio climático en nuestro país son las sequías e inundaciones y que estas últimas afectan a unas 100 mil personas, de las cuales 48.000 son hombres y 52.000 mujeres. La cifra surge de la reciente actualización del Atlas Nacional de Inundaciones y Drenaje Pluvial Urbano, donde midieron el riesgo de inundación en 52 localidades en las que se asienta el 77% de la población urbana del país, que poseen 34.000 viviendas en áreas inundables.

La inclusión de variables de género en los estudios más recientes referidos al cambio climático ha permitido revelar la incidencia desigual del fenómeno en la población femenina del mundo y actualmente distintos organismos –fundamentalmente internacionales– están advirtiendo sobre las importantes consecuencias de este hecho, las cuales se manifiestan con diferente nivel de intensidad de acuerdo a las diferentes realidades nacionales y locales.
Las mujeres y las niñas sufren más el impacto de la crisis climática ya que ésta amplifica las desigualdades de género existentes y pone la vida y los medios de vida de las mujeres en peligro. En todo el mundo, las mujeres dependen más de los recursos naturales, tienen menos acceso a ellos y, a menudo, asumen una responsabilidad desproporcionada como encargadas de asegurar el suministro de comida, agua y combustible.

La pandemia por COVID-19 ha empeorado las desigualdades y nos ha recordado la fragilidad de las economías del mundo, además de ser una advertencia de lo que nos acecha en materia de cambio climático y degradación ambiental. El cambio climático, por su parte, multiplica las amenazas y aumenta las tensiones sociales, políticas y económicas en los países frágiles y afectados por conflictos. “Como el cambio climático agrava los conflictos en todo el mundo, las mujeres y las niñas son más vulnerables a todas las formas de violencia de género, incluidas la violencia sexual relacionada con los conflictos, la trata de personas, el matrimonio infantil y otras formas de violencia. Cuando ocurren desastres, las mujeres tienen menos probabilidades de sobrevivir y suelen ser las más perjudicadas debido a las prolongadas desigualdades de género que han creado disparidades en la información, la circulación, la toma de decisiones y el acceso a los recursos y la formación. Como consecuencia, las mujeres y las niñas tienen mayores dificultades para recibir socorro y asistencia, lo que amenaza aún más sus medios de vida, bienestar y recuperación, además de crear un círculo vicioso de vulnerabilidad a los futuros desastres”, señala ONU Mujeres.

El Acuerdo de París y la Agenda 2030 de la Organización de las Naciones Unidas (que incluyó la equidad de género, la sostenibilidad y la acción climática entre sus Objetivos de Desarrollo Sostenible) han establecido la necesidad de promover la equidad de género y el empoderamiento de las mujeres todos los esfuerzos, incluidas las conversaciones globales sobre el clima.
Por su parte, el Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC) reconoce el papel del género en la vulnerabilidad diferencial frente al cambio climático, así como su intersección con factores socioeconómicos y de raza. Eventos y foros internacionales más recientes como la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP26) y el Día Internacional de la Mujer de este año han intentado dar visibilidad a este asunto.

Ahora bien ¿qué significa poner la igualdad de género en el centro de las soluciones en torno al cambio climático? ONU Mujeres responde esa pregunta señalando que es integrar las distintas perspectivas de género en las políticas y programas holísticos y duraderos relativos al clima, el medio ambiente y la reducción del riesgo de desastres.
“La participación plena e igualitaria de las mujeres y las niñas en los procesos de toma de decisiones es una de las principales prioridades en la lucha contra el cambio climático”, afirma.
En este sentido, un estudio científico (Mavisakalyan y Tarverdi, 2019) publicado en la revista European Journal of Political Economy se preguntó si la representación de las mujeres en la toma de decisiones políticas contribuye a la acción política sobre el cambio climático en todo el mundo. Al analizar la situación en 91 países los investigadores concluyeron que aumentar la representación de las mujeres en los parlamentos nacionales permite adoptar políticas de cambio climático más estrictas y, como consecuencia, reducir las emisiones de dióxido de carbono.

En otras áreas de actividad las mujeres también poseen experiencia y conocimientos únicos, sobre todo en temas locales y su inclusión en los procesos de toma de decisiones es fundamental para emprender medidas climáticas eficaces. Su participación en la gestión en los recursos se asocia con la obtención de mejores resultados en materia de conservación y gobernanza, según las conclusiones de un informe de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos centrado en el estudio analítico la acción climática sensible al género para el disfrute pleno y efectivo de los derechos de la mujer.

Uruguay cuenta con un Consejo Nacional de Género, creado en 2007 por la ley 18.104 en el marco del Plan de Igualdad de Oportunidades y Derechos y desde 2019 posee una estrategia de género y cambio climático, que tiene como objetivo dar cuenta del proceso de integración de la perspectiva de género en la implementación de la Política Nacional de Cambio Climático de Uruguay, la cual sienta las bases para avanzar en la transversalidad de género en las políticas públicas.
De esta manera se está sumando a los numerosos países que han integrado los asuntos de género en su acción climática, desde donde se pueden evidenciar avances y enfoques pertinentes, así como comprender los desafíos para lograr políticas climáticas que incluyan la variable de género. El tema ha comenzado a tener mayor visibilidad en nuestras bases de datos e informes que generalmente se utilizan para la toma de decisiones. No obstante, queda aún mucho camino por recorrer y se mantienen desigualdades entre mujeres y varones así como situaciones de acceso desigual a oportunidades entre diferentes grupos de mujeres. En un país pequeño y fuertemente impactado por el cambio climático hoy –y según las previsiones, también en el futuro próximo– se requieren políticas climáticas que den respuesta a la desigualdad en forma efectiva si es que queremos que las brechas existentes no se amplifiquen y desaparezcan.