Solicitada: Poder elegir el momento y la forma de morir, es una cosa buena

El Uruguay está llamado a debatir uno de los temas más sensibles que toca en la vida de cualquier ser humano y es el poder elegir la forma y el momento de su muerte. Tema que toca aristas religiosas, políticas, culturales, sociales, etcétera, por eso no es fácil su abordaje. Hoy en nuestro país el suicidio asistido y la Eutanasia son delito. El proyecto de ley a estudio prevé en su artículo primero que está exento de responsabilidad el médico que asista o ayude a dar muerte con medicamentos a una persona mayor de edad, psíquicamente apta, enferma de una patología terminal, irreversible e incurable o afligida por sufrimientos insoportables.
Esa asistencia a morir tiene que darse en el llamado “contexto eutanásico”. La persona debe estar decidida a morir y deberá tomar esa decisión de forma libre, con su consentimiento informado, tanto de la patología que sufre como la forma de muerte que le espera si la enfermedad avanza, todos los tratamientos y cuidados paliativos que existan al alcance de la ciencia y disponibles en el país o en el exterior en su caso. La ley prevé que se recabe la opinión de dos médicos, en entrevistas personales con el paciente, entrevistas distantes en el tiempo y éstos deberán cerciorase de que la persona decidida a terminar con su vida, manifieste su voluntad de forma libre, seria, firme y sostenida en el tiempo. Se quiere evitar con esto que la decisión de morir no sea un arrebato del momento o producto del dolor insoportable. Prevé el artículo 5 del proyecto de ley, que la voluntad del paciente es siempre revocable, determinando el cese inmediato de los procedimientos en curso. En esta vida, ninguno de nosotros elegimos nacer. Esta ley nos permite elegir la forma de morir, el momento de hacerlo, ya cuando nuestra vida deja de ser “digna”. Puesto que habrá un imperativo de conservación en la raza humana, pero no existe una norma jurídica que nos imponga la “obligación de vivir”. En este contexto, toda solución debe enmarcarse en los principios Constitucionales y debe entenderse prioritario el respeto al principio de la dignidad humana. Es una herramienta más, que bien usada es algo bueno.
Cuando escribo esto, no considero mis creencias religiosas, pero sí me pongo en el lugar del paciente, del sufriente, del derecho humano que le asiste a morir dignamente. Si llega a ser ley en el país, deseo que su aplicación sea seria, tanto por el equipo médico como por los pacientes que eligen esta vía, que la gente decida con toda la información sobre la mesa y que la muerte, no sea una etapa dolorosa y traumática en la vida de nadie, sino una etapa natural más, que debemos transitar, con todas las garantías del caso.
Esc. Sabrina Buono