Estudiantil se ganó el derecho a seguir peleando por el Honor del fútbol sanducero de Primera División. Casi en silencio el equipo de Sergio Esquibel se ganó su lugar en la Liguilla, y de la misma manera, cuando no estaba dentro de los candidatos de fierro, se quedó con el título para ganarse el derecho a jugar una finalísima ante Litoral, el campeón del acumulado.
“Estudiantil tiene gente de Estudiantil, salvo algunas excepciones. Pero lo más grande que tiene es la unión entre jugadores, cuerpo técnico y dirigentes. Nosotros nos planteamos andar lo mejor posible, pero la verdad es que nunca esperamos tanto. Pero cuando las cosas se hacen bien, el jugador cree, se llega a grandes cosas. Y tenemos grandes jugadores”, reflexionó Esquibel el día después del título.
El “Gringo” confiesa que más de uno “estaba esperando la caída” del estudioso. Pero resultó ser que “tuvimos una sola en Porvenir en el Apertura, ante un 18 de Julio que tiene gran cuadro. Y después con Bella Vista en la segunda rueda. En el último nos sorprendió Huracán, que nos pudo haber hecho cuatro goles; fue el peor partido que jugamos”. Pero hay un partido del que Esquibel no se olvida: el que se jugó ante el descendido Wanderers. Lo dijo un par de veces en la charla, porque caló hondo: “Wanderers nos exigió a fondo, tuvo una integridad enorme porque estaba descendido y salió decidido a ganarnos”. Es que en ese partido “Wanderers nos mostró cosas, momentos. Y fue clave”, porque dejó en claro que “en la Liguilla habría que revertir mucha cosa”.
Pero llegó el título. “La misma gente de Estudiantil está contenta porque seguimos con el perfil bajo. Pero insisto en que la clave es el grupo, que entiende, que quiere. Y los dirigentes también lo entienden. Todos somos uno”, dijo.
Y agregó que “vi mucha gente que hace tiempo no veía en la cancha, y la vi contenta. ¿Sabés lo que es ver una persona contenta en esta época? Y ese es el don que tiene el jugador: dejar contento al hincha”.
Esquibel está convencido de lo que quiere, pero también del camino. Por eso respeta la opinión, pero hace oídos sordos a los que dicen que no gusta su estilo.
“A ver: cuando se puede jugar, se juega. Para algunas cosas tenés que tener los jugadores, acá las canchas no son todas buenas. Por ejemplo, el que mejor juega en el Estadio Artigas es Huracán. Y nosotros nos acostumbramos a lo que hay”, reflexionó. Y puso sobre la mesa lo lógico de que “lo que busco siempre es tratar de ganar, como todos, con las armas que tengo”. Por eso, ante la pregunta de qué es jugar bien, no dudó en afirmar que “jugar bien es conseguir el resultado”. Y la clavó en el ángulo: “Mirá: la paliza futbolística más grande me la dio Wanderers de Artigas en la Copa Nacional. Y pasó mi equipo, 18 de Julio”. El exzaguero contó una anécdota sobre esta cuestión de estilos y de jugar bien: “un colega me dijo que no le gustaba mi forma de jugar. Y le dije que era opinable, pero no iba a cambiar porque no le gustara. La cuestión es que de tres partidos le gané dos, y el otro lo empatamos con menos gente”.
“Yo trato de trabajar y motivar a mis jugadores. La Liguilla ya se terminó, y tenemos que hacer borrón y cuenta nueva. Nos vamos a enfrentar a un Litoral que está bien armado, con un técnico muy capaz que ha logrado cosas, y con jugadores que han estado a otro nivel. La idea es la de siempre: hay que respetar al rival y pelear con las armas que tenemos. Con Litoral jugamos tres veces en el año, y empatamos las tres: ahora sí o sí tendrá que salir un ganador”, remató el entrenador estudioso.