Petru Valensky, talento y solidaridad con Café Concert en el Florencio

Petru Valensky llegó a Paysandú a presentar su Café Concert en el Teatro Florencio Sánchez en forma solidaria. El lunes 11 de julio, la ciudad fue noticia por una tormenta que arrasó algunos barrios de Paysandú y el actor y comunicador ofreció su ayuda, a raíz de su vinculación con la Federación Uruguaya de Cooperativas de Viviendas por Ayuda Mutua (Fucvam) por sus actuaciones en los salones comunales de las cooperativas. Porque su Café Concert pisó el Astor Theatre de Manhattan o el Chelsea de Nueva York, los teatros rioplatenses pero también los barrios. Hoy ensaya en la Comedia Nacional “Esperando la carroza”, bajo un riguroso régimen de ensayo de seis horas diarias de martes a domingos. Además, integra el equipo de “La mañana en casa” de Canal 10 y todos los días su jornada comienza allí a las 8. El artista tiene más de 40 años en los escenarios y lo relata con sencillez. “Es el clásico Café Concert de los años ‘60 que hicieron Nacha Guevara, Alberto Favero, Enrique Pinti, Antonio Gasalla, Edda Díaz o Carlos Perciavalle en el Di Tella y en el Paracultural. Acá hay una historia de Nacha en el exilio cuando Mario Benedetti le cede los poemas ‘Te quiero’ y ‘Por qué cantamos’ sobre el final de la obra”, dijo a EL TELEGRAFO. Explica que “el Café Concert tiene un biorritmo” y en ese camino relata la historia. “Nacha tiene que salir de apuro a Perú y después va a México, porque en el teatro donde actuaba pusieron una bomba donde murieron dos personas. Y allá hacen el contacto con el escritor para poder estrenar las canciones”.

Una historia de teatro

Formó parte de la compañía que hizo historia en el país con “¿Quién le teme a Italia Fausta?”, la obra que estuvo en cartel durante 16 años y recuerda que “luego del estreno en Montevideo la primera salida fue en Paysandú, en la belleza del Florencio”. Así como la sala llena con “Alcanzame la polvera” o “Más loca que una cabra”, entre otras. En “Esperando la carroza” se pone en la piel de Mama Cora, la anciana que se transforma en el hilo conductor de una de las obras más conocidas en el Río de la Plata. Y el personaje de Elvira, su nuera, que inmortalizó China Zorrilla en la película, lo hace Gabriela Iribarren.
Tiene 64 de edad y 43 años de teatro y si bien le resulta fácil entrar en los personajes, reconoce que –a veces– le cuesta salir. “Hice este espectáculo por cuatro temporadas en Washington y Nueva York. Allá no conocen el Café Concert sino el Stand Up. La primera vez que fui a Washington y llegué al teatro había máquinas de café por todos lados. Me fue brillante y me contrataron por tres años más. También estuve en un teatro bellísimo de Miami, en el Astor Theatre de Manhattan y en el Chelsea. Me fue bárbaro”.
Explica que “el Stand Up cuenta una historia de la vida real y el Café Concert cuenta cosas de la vida pero enseguida se transforma en el personaje y los protagonistas están en la platea. Después viene una historia que, en este caso, puede ser Romeo y Julieta, el Titanic o Cenicienta”. En Paysandú eligió el Titanic, “con Leonardo di Caprio y el capitán del barco en la platea”. Con ese biorritmo, hace el quiebre para pasar a la historia del exilio.
Su personaje, la maestra destituida Sandra Yanet, habla siempre del amor de su vida, José Luis, quien también “se encuentra en la platea”. Sin embargo, los personajes dramáticos estuvieron presentes en “‘El Misterio de Irma Vap’, donde Nicodemus Underwood tenía 62 entradas y salidas y recuerdo que me daba mucha pena salir de ese personaje, ‘Greta Garbo, quién diría, terminó en el barrio Sur’, ‘Cabaret’, ‘La bien paga, un musical apasionado’’ que se hizo en el 2002 cuando el Uruguay caía a pedazos y con Laura Sánchez hacíamos dos funciones diarias”. Después, “fui el comisario corrupto en la serie de televisión ‘Correr el riesgo’, con un personaje terrible. O en la película ‘El chevrolé’, donde terminan matando a Estrellita. Un filme que hice con Pastora Vega. Hay etapas de la vida donde el actor necesita hacer drama”.
Pero, en esta oportunidad, vuelven a contratarlo en la Comedia Nacional, donde ya estuvo cuatro veces. Gabriel Calderón dirige la obra en la que Petru encarna a la anciana de 80 años que desaparece para transformarse en uno de los personajes más queridos y rendirle homenaje a China Zorrilla en el año de su centenario. “Yo me río tanto en la obra. Soy de los actores que necesito tener el libreto en los ensayos y me mato de la risa”, asegura. Acaba de terminar las presentaciones de la obra infantil “La tribu más diversa del mundo”, en la sala “Nelly Goitiño” del Sodre, junto a 15 artistas en escena y una banda de músicos. Al final, “todo lo que hago es para agradecer. Yo soy solo, no tengo familia. Pero quiero agradecer todo lo que me ha dado la vida y la gente”, concluye.