Ricardo Cattani y un encuentro con las historias de los antepasados

Durante la 7ª edición de la Feria del Libro en las instalaciones del Club Paysandú, el escritor y periodista sanducero Ricardo Cattani brindó una charla en la que, anticipando la presentación de su nuevo libro, propuso un encuentro con los antepasados y sus historias, además de cerrar con una interesante disertación acerca de los caminos a la autopublicación, un abordaje que el propio Cattani ha tenido que tomar desde que inició su camino como escritor.
En su intervención inicial y al mencionar a sus antepasados, Cattani afirmó que le parecía interesante conocer los pasados familiares; “para que tengamos una idea, en cada uno de nosotros se entrecruzan más de 14 generaciones, desarraigos, exilios, migraciones. Me parece que es interesante conocer nuestras historias familiares. ¿De dónde vengo?, ¿quiénes fueron ellos?, ¿entenderíamos la historia del mismo modo?, ¿comprenderíamos nuestro recorrido de la misma manera? Somos el resultado de aquellos esfuerzos y sacrificios de nuestros antepasados. Aquellos recuerdos familiares deben quedar plasmados, esos sabores e imágenes los tenemos presentes, entonces es importante que las historias familiares lleguen al libro y puedan difundirse. Vaya si hay un enorme reservorio en cada uno de nosotros para poder contar nuestro propio recorrido. La búsqueda de la historia familiar constituye un universo excepcional, valiosísimo” resaltó el autor. E insistió en la importancia de este tipo de investigaciones: “invito a todos los que tienen inquietudes de este tipo a que se animen a indagar y eventualmente a contar sus historias”.

LOS CAMINOS A LA AUTOPUBLICACIÓN

En la segunda parte de la charla, Cattani contó su experiencia en torno al proceso editorial, proceso que él mismo ha tenido que encabezar en sus obras, a pesar de no ser un editor. “Recorriendo mucho el país, de norte a sur por todo el litoral recogiendo experiencias, un día un colega del diario EL TELEGRAFO me preguntó: ¿Por qué no escribís un libro? Yo apenas me animaba a garabatear algo, pero gracias al queridísimo grupo de trabajo de la redacción del diario pude animarme a incursionar en la escritura. Me encontré con el desafío de hablar con la editorial, me puse en contacto con ellos y surgió la posibilidad de escribir, pero luego de mandar los materiales pasaron tres meses y dejé de tener contacto con ellos. Un día me reuní con la gente de la editorial y me dijeron que no iba a poder publicar porque la editora con la que yo tenía contacto ya no estaba más con ellos. Pasé a hacerme cargo de toda la cadena productiva del libro hasta que cobrara vida propia”, comentó.
Además, subrayó las dificultades que conlleva la autopublicación, pero también las satisfacciones que le da al autor: “para mí fue hacer el trabajo de campo, sentarme a escribir, contratar a una correctora, a un diseñador gráfico, a una imprenta, etc. También me tenía que encargar de la agenda de medios, la difusión, la divulgación, hasta llegar al punto del lanzamiento del libro. Con una editorial, se suele perder el control del libro. Terminás en los escaparates de las librerías más importantes, pero no sabés dónde está tu libro. Al tener uno mismo el control de la publicación, le conoce la cara a cada uno de los que le compraron el libro. También es importante contar con gente amiga que alienta y apoya este tipo de cosas”.
El autor cerró su charla con un mensaje alentador para quienes quieren incursionar en el mundo de la escritura o ya se encuentran navegando en él: “para aquellos que escriben y ven que las editoriales los rechazan sistemáticamente, les quiero transmitir el aliento y el incentivo. Que vean que hay un camino alternativo que a fin de cuentas tiene otros resultados”.