La economía como materia en la formación del ciudadano

Si bien todos en mayor o menor medida tenemos una idea más o menos aproximada de lo que es la economía, por regla general estas apreciaciones se orientan al significado de la economía hogareña o doméstica, y es muy relativo el conocimiento del ciudadano común sobre una ciencia que aunque se rige por números, no es exacta ni mucho menos, desde que tiene influencia de expectativas e incidencia de factores imposibles de medir a priori.
Por definición, la economía es una ciencia social que estudia la forma de administrar los recursos disponibles para satisfacer las necesidades humanas. Analiza el comportamiento, las decisiones y las acciones de los humanos, es decir, estudia cómo las personas, empresas y gobiernos toman decisiones relacionadas con la producción, distribución y consumo.

Ampliando el punto a nivel global y en el ámbito medioambiental, tenemos que, dado que los recursos del planeta son escasos, es preciso administrarlos criteriosamente para que no haya carencias ni excesos de explotación y no se manipulen precios en la medida en que pongan bienes y servicios fuera del alcance del común de la población. Además la ciencia económica envuelve la toma de decisiones de los individuos, las organizaciones y los estados para asignar esos recursos escasos, tanto interna como externamente.
La economía se centra también en el comportamiento de los individuos, su interacción ante determinados sucesos y el efecto que generan en su entorno. Por ejemplo, el efecto que producen en los precios, la producción, la riqueza o el consumo, entre otros. Es una ciencia social porque estudia la actividad y comportamiento humanos, que es un objeto de estudio altamente dinámico. También se conoce como economía al conjunto de todas esas decisiones de los individuos, empresas y gobiernos, que resultan en un gran conjunto de actividades interrelacionadas de producción, distribución y consumo, que definen cómo se distribuyen los recursos. Por ejemplo, la economía de un país es el conjunto de todas las actividades interrelacionadas que se producen dentro del país.

La palabra economía proviene de dos palabras griegas. Oikos y neimen, que juntas forman Oikonomía, y que significan la administración del hogar.
A modo de ejemplo de como hay factores imposibles de evaluar de antemano y que actúan en la economía, tenemos los recientes eventos de la pandemia de la COVID-19 y la invasión rusa a Ucrania, el primero de carácter sanitario y el segundo un conflicto bélico. Sin embargo éstos, aunque no sean esencialmente de naturaleza económica, repercuten directamente en la economía a través de la distorsión en los precios y disponibilidad de bienes y servicios, por lo que tenemos una clara muestra de que no estamos solo ante números abstractos, sino con incidencia de elementos que condicionan los parámetros de la economía.

Y ya estamos en el leitmotiv de estas reflexiones: ¿cuánto sabemos de economía los uruguayos, el ciudadano común, por fuera de la administración de los recursos personales o de cada hogar? Muy poco, a juzgar por los comentarios que se reflejan en los medios de comunicación o en la calle a partir de determinados temas concretos, con el sumun de lo irracional naturalmente en la concepción del exsocialismo real de que el Estado es capaz de proveer todo, soslayando olímpicamente la regla básica de que al fin de cuentas el Estado somos todos y que los recursos surgen de la asociación del capital y el trabajo de los ciudadanos todos, por lo que el Estado no es un barril sin fondo sino nada más y nada menos que el bolsillo de todos nosotros.

Ahora, en gran medida, los que más o menos conocen algo del tema o como se enraizan los distintos componentes de la economía, por regla general son autodidactas y tienen su propia visión respecto a problemáticas concretas. También está muy extendido el apelar a facilismos o voluntarismos que en los uruguayos, sobre todo a partir del viejo concepto del Estado paternalista, un verdadero cuerno de la abundancia, sin tener en cuenta el bien fundado dicho de que “todos los tientos salen del mismo cuero”, y que lo que parece que se da generosamente por un lado, en realidad se saca en la misma o mayor medida por otro, porque los recursos no surgen de la nada, sino que hay una conjunción de capital y trabajo, de la actividad privada, que es el motor de la economía, y que es el que produce la riqueza que luego se redistribuye en el resto del tramado socioeconómico de un país.

Ello da la pauta de que es necesario tener un conocimiento de qué es y cómo funciona la economía de un país para saber donde estamos parados los ciudadanos, y por ejemplo, contar con elementos de juicio para juzgar las decisiones de nuestros gobernantes, sin la dependencia del bombardeo de eslóganes facilistas a la hora de las campañas electorales en las que cada sector político o ideología quiere llevar agua hacia su molino, basándose sobre todo en el escaso conocimiento de los electores sobre el tema económico en sí.

Precisamente estas consideraciones ponen sobre el tapete la carencia que existe en nuestro sistema educativo sobre la formación en economía –salvo la Facultad en que se enseñan específicamente las profesiones y disciplinas conexas– y es preciso que en la escuela, pero sobre todo en Secundaria, se incorpore Economía como materia de estudio, como se hace en muchos países.
En su reciente visita a Paysandú el director de Ceres (Centro de Estudios de la Realidad Económica y Social), Ec. Ignacio Munyo, precisamente señalaba al respecto que ha tenido experiencias en España sobre la incorporación de la Economía como materia, y que desde hace por lo menos ocho años viene participando en foros con vistas a que en el marco de la reforma del sistema educativo se incorporen elementos que permitan cambiar la pisada en la educación y apuntar a dotar a los estudiantes de herramientas para acceder con mejores posibilidades al mercado de trabajo.

El funcionamiento de la economía atañe precisamente a prácticamente todas las actividades, del área que sean, y las nociones principales sobre el porqué de la inflación, de no gastar más de lo que ingresa, de la relación cambiaria, de las exportaciones y el reciclaje de recursos, de la importancia de promover las inversiones para generar empleo, de los aportes a la previsión social para cobertura de servicios, incluyendo pasividades, del gasto estatal excesivo con recursos que aportamos todos y cómo ello influye en la vida de cada uno de nosotros, debería tenerlas cada ciudadano desde una temprana formación, porque contribuiría a su capacidad de análisis, a su visión de la realidad, a explicar el porqué de las cosas, a tener elementos para la toma de decisiones sin dejarse seducir por los eslóganes, frases hechas o verdades a medias que no responden al interés general.