Tres millones (y pico) de voluntarios

Mañana debuta Uruguay en una nueva Copa del Mundo del la FIFA y, largo se sabe, que pocas hay –ninguna tal vez– como el fútbol para que los uruguayos nos encolumnemos detrás de una causa, en este caso la de la camiseta celeste y los deportistas que nos representarán en suelo catarí. Y qué bueno sería que lográsemos ponernos de acuerdo de la misma forma para lograr otros objetivos, incluso mucho más al alcance de la mano que conquistar la copa, porque dependen nada más que pura y exclusivamente de nosotros, y uno de ellos es la gestión de los residuos: ser un país más limpio y conservar nuestros ambientes libres de desechos.

Parcialmente se logra en objetivos de corto plazo y a una escala que si bien no es chica, implica menos del 1 por 1.000 de la población, como es el caso de los 2.600 voluntarios que se sumaron al Día Internacional de Limpieza de Costas en Uruguay, el pasado 5 de noviembre, que lograron recolectar 7.000 kilos de residuos a lo largo de 50 playas de todos los departamentos costeros del sur del país: Colonia, San José, Montevideo, Canelones, Maldonado y Rocha. Este dato de participación supera al de la edición 2021, cuando los voluntarios fueron 2.200.

Es una jornada a escala mundial, identificada como Limpieza Internacional de Costas, o Coastal Cleanup, en su idioma original. La iniciativa comenzó a desarrollarse hace cerca de 40 años por la organización Ocean Conservancy. Actualmente tiene lugar en más de 100 países alrededor del mundo, donde cada año cientos de miles de voluntarios pasan un día recolectando basura en sus playas locales como demostración de su compromiso con la limpieza de la franja costera y el océano adyacente. Durante la jornada, además de la recolección de residuos, se recopila información de todo lo que se encuentra, con el objetivo de generar campañas para impulsar la modificación de los comportamientos que originan esta contaminación.
La primera Limpieza de Costas en el mundo se realizó en 1986 y desde entonces más de 17 millones de voluntarios han sumado su esfuerzo para retirar 158 millones de kilogramos de residuos de las playas y vías fluviales. Cada elemento colectado se registra para sumarlo a la base de datos más grande del mundo sobre desechos marinos.

Explica el Ministerio de Ambiente que los datos obtenidos en las jornadas de limpieza “han permitido al gobierno nacional y a las intendencias costeras evaluar, proponer y desarrollar diferentes acciones vinculadas a la gestión de los residuos como la aplicación de la Ley de Envases y la Ley de Uso Sustentable de Bolsas Plásticas y el Plan Nacional de Gestión de Residuos realizado en el marco de la Ley de Residuos”.

¿Qué se recoge? De todo un poco. El recuento incluye bolsas de supermercado, colillas de cigarrillos, envoltorios de alimentos, tapitas, botellas, tanzas de pesca y otros plásticos. ¿Cuánto de ello? Demasiado. En la página de la organización está disponible el informe del año pasado.
El Top 10 de unidades colectadas lo lideran los envases de alimentos, principalmente de ultraprocesados y golosinas, pero de todos en general (en costas uruguayas suelen aparecer, por ejemplo, bolsas de leche fresca de Conaprole con diseños de los años 90, envases que en el mejor de los casos estuvo dos o tres días en una góndola y otro tanto en la heladera de un uruguayo y que lleva ahora más de 20 años conviviendo con la fauna marina; un absoluto despropósito) se levantaron 1.341.463, en la anterior jornada mundial.

El segundo lugar se lo llevaron las colillas de cigarrillos, que sumaron 1.134.292 y completando el podio las 849.321 cuyos usuarios no encontrar un lugar adecuado para descartar de forma segura y amigable. La lista sigue con otra basura no clasificada, tapitas plásticas de botellas, bolsas de supermercados, botellas de vidrio, latas de bebidas, sorbitos y vasos y bandejas de plásticos varios.
En Uruguay en 2019 el total de ítems había sido de 10.814, de los cuales 1.624 fueron envoltorios de alimentos, 347 colillas de cigarrillos, 1.108 botellas plásticas, 1.474 elementos plásticos no clasificados, 484 tapitas, 1,262 bolsas de súper, 665 botellas de vidrio, 312 latas de bebidas, 182 sorbitos y 315 vasos y bandejas plásticas.
Todavía no están disponibles los datos de este año, pero la crónica publicada en la web ministerial destaca que aparecieron a lo largo de toda la costa desechos de origen asiático, provenientes de barcos. Respecto a otros años, aparecieron menos colillas de cigarrillos y más desechos de pesca como tanzas y trozos de redes, sobre todo en la costa oceánica. También se detectó gran cantidad de microplásticos en todas las playas.
La página de Ocean Conservacy anima a no esperar un año para sumarse a esta actividad de voluntariado y participar de la tarea, incluso invita a organizar jornadas vecinales y familiares y pone a disposición una aplicación para teléfonos inteligentes que permite ingresar al conteo general los derechos que se levanten.

Pero sobre todo, lo más importante y la forma práctica en la que todos podemos sumar con un esfuerzo mínimo, es tener conciencia del destino que puede llevar ese residuo que vamos a desechar si no lo hacemos de forma adecuada y segura. Afortunadamente en Paysandú hay un buen y eficiente sistema de recolección y hay además una amplia red de centros de entrega voluntaria para reciclables. Nuestra parte es hacer uso de ellos de forma adecuada y solo con ello ya es un muy buen aporte.