Escribe Ernesto Kreimerman: 160 años de historias dignas

Paysandú ciudad acaba de cumplir 160 años. Y para celebrarlo se han organizado una serie de eventos de significación, lo cual está muy bien. Yo, sanducero por adopción, nacido en la Villa del Cerro, frente a la Federación de la Carne, quiero hoy y ahora, rendirle homenaje rescatando ciertos momentos históricos que han hecho de Paysandú, una ciudad con identidad propia, a partir de valores democráticos y humanistas, profundos.

Comienzo tienen las cosas

Ubicada en la margen derecha del río Uruguay, fue fundada en 1772. Creció debido a su asiento estratégico, como centro comercial. Luego vendría su puerto y un saladero. Más adelante, en 1805, vendría la parroquia y cinco años después, Benito Chain, proyectaría el trazado de la urbe.

Paysandú nació para ser protagonista, no testigo. Casi un designio divino. Y esa historia diferente tiene en el año 1815 su primer hito: es cuando José Artigas estableció el gobierno en Purificación. Allí se estableció la capital de la Liga Federal.

En mayo de 1815 Artigas deja establecido su cuartel general. Todo allí fue muy austero y significativo. Unos caseríos modestos, unos ranchos de paja y terrón, otras tolderías; eso era todo. Los testimonios de John Parish Robertson y Dámaso Antonio Larrañaga son coincidentes: la casa de Artigas, apenas una construcción algo mejor y con escasos muebles.

De cómo era la vida en Purificación, de cuáles eran las costumbres de vida y de gobierno de José Artigas, hay un cuidado relato del referido Robertson y también el Diario del Viaje de Montevideo a Paysandú de Dámaso Antonio Larrañaga. Carlos Maggi ha destacado que el año 1815 fue el año del apogeo del ciclo artiguista. Esa austeridad era una elección, consecuencia directa de la vida espartana de Artigas, y de la entereza con la que sostenía sus decisiones políticas en defensa del federalismo y la democracia.

Es 1815 el año más significativo del artiguismo. Luego de 1813 y sus Instrucciones del año XIII, donde quedan explícitos los conceptos de independencia, república y federalismo. Impulsaba “conservar la igualdad, libertad y seguridad”, que el gobierno federal se situase fuera de Buenos Aires, se liberase el comercio entre provincias, y se declarara puertos libres a Maldonado y Colonia. Después vendría el Reglamento Provisorio de Tierras de 1815, un documento con definiciones muy profundas y definitivas en el pensamiento de Artigas.

Este “Reglamento Provisorio de la Provincia Oriental para el Fomento de la Campaña y Seguridad de sus hacendados” enlaza dos conceptos vigentes hasta hoy; fomento de la economía y seguridad. Las primeras establecen la distribución de tierras y el fomento de la producción; y las segundas, referidas al orden interno.

La elección de los beneficiarios de este Reglamento de 1815 define a Artigas de manera radical: “Los más infelices serán los más privilegiados. En consecuencia, los negros libres, los zambos de igual clase, los indios y los criollos pobres, todos podrán ser agraciados con suertes de estancia si con su trabajo y hombría de bien propenden a su felicidad y a la de la Provincia. Serán igualmente agraciadas las viudas pobres si tuvieren hijos y serán igualmente preferidos los casados a los americanos solteros y estos a cualquier extranjero”.

1864, ¡hasta sucumbir!

De la austeridad, al heroísmo y la tragedia. Paysandú debió enfrentar varios asedios. El primero fue en 1811, cuando Francisco Bicudo defendió la plaza de los ataques de las tropas portuguesas. Más tarde, en 1846, en tiempos de la Guerra Grande, Fructuoso Rivera sitió la plaza al mando del español Felipe Argentó. Poco después, enero 1847, Ignacio Oribe derrota a Rivera en la Sierra de las Ánimas, y recupera la villa para el Gobierno del Cerrito.

Cuando la revuelta de Venancio Flores, Paysandú ya sabía de sitios, resistencias, destrucción y muerte. Pero nada había alcanzado antes la dimensión trágica de los sucesos de 1864.

En diciembre de 1864, Paysandú fue cercada; bloqueada por agua y atacada por tierra, por un ejército de 5.500 hombres, 4.000 al mando de Flores y 1.500 del brasileño Antônio de Neto. Los feroces ataques que iban destruyendo Paysandú no lograban acabar con la resistencia. El 27 de diciembre se sumaron nuevas tropas, hasta llegar a las 15.000, al mando del general brasileño José Luis Mena Barreto. En la defensa apenas 1.086 combatientes a las órdenes de los coroneles Leandro Gómez y Lucas Píriz.

Uno de los momentos más notables, ejemplarizante, y digno de parte de aquellos heroicos defensores, tuvo lugar cuando Venancio Flores envió su ultimátum a Leandro Gómez exigiendo la inmediata rendición. Aquel hombre que invocaba su condición artiguista inmediatamente rechazó el ultimátum, y en la misma hoja, sólo agregó dos palabras y su firma: “Cuando sucumba”.

Y Paysandú quedó en escombros. El 2 de enero fueron fusilados Leandro Gómez, Juan Braga, Eduviges Acuña y Federico Fernández. La orden directa de Venancio Flores fue ejecutada. Paysandú pagó muy caro su apego constitucionalista y democrático.

La era industrial

Quizás sea ese mismo espíritu rebelde y solidario, el que forjó el Paysandú industrial. Incluso algunas de ellas, se crearon en ese ambiente fermental, constructivo, del que el propio EL TELEGRAFO era parte. Así nacieron las industrias más identificadas con el departamento, y a impulso de éstas, otras más, proveedoras de aquellas. Esa vocación de trabajo, de transformación, dieron un nuevo impulso y reforzaron el carácter que le dio identidad. El Paysandú de la resistencia y el Paysandú industrial, un mismo temple.

1973 y 1980

En 1973 el país vivió sus momentos más difíciles, que concluirá con el golpe de estado del 27 de junio, instalándose una dictadura de corte cívico militar. Los demócratas comenzaron rápidamente a organizar la resistencia, al tiempo que la represión se iba endureciendo. En particular, vale mencionar la huelga general convocada a nivel nacional por la CNT, la Convención Nacional de Trabajadores. En Paysandú, la respuesta fue inmediata. Si bien tuvo componentes de espontaneidad, la huelga fue largamente preparada.

Los sindicatos sanduceros desde 1964 temían, como lo advertía la CNT, la ocurrencia de un golpe de estado. Y desde entonces, tenían definidas algunas ideas de cómo actuar frente a ello. La madrugada del 27 de junio de 1973, a horas del golpe de estado, la CNT llamó a resistir. También vastos sectores de los partidos tradicionales y la izquierda.

La huelga general de resistencia al golpe de estado tuvo un gran impacto en el país y en el exterior. Cuando la CNT decide levantar la huelga general el 11 de julio, para reorganizar y darse nuevas formas de resistencia, el viejo espíritu de 1864 resurgió, aquella respuesta de Leandro Gómez, hasta sucumbir, y en Paysandú la huelga continuó dos días más que en el resto del país, incluso en algún caso, algo más. La ciudad industrial del Interior, la de la defensa de la democracia en 1864, volvió a encenderse y daba su señal principista.

En 1980 el espíritu sanducero fue nuevamente puesto a prueba cuando el régimen convocó a un plebiscito constitucional, en un intento de perpetuarse en el poder. Pero fracasaron. Los demócratas del país lograron una contundente victoria. Y Paysandú fue, otra vez, de nuevo, ejemplo.

160 años

Han sido 160 años cargados de intensos acontecimientos. Paysandú enfrentó enormes desafíos y los enfrentó con dignidad y principios. Los mismos que hicieron de ella, una ciudad industrial y próspera. Hoy también tiene sus desafíos, y tiene en su historia una fuente hermosa de inspiración.