Representante del FMI llamó a “no sacar el pie del pedal”

Respecto a octubre se redujo el riesgo de un “aterrizaje brusco” y aunque las perspectivas son más equilibradas, Sayeh afirmó que sigue habiendo riesgos para el crecimiento mundial.

La subdirectora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Antoinette Sayeh, coincidió con el presidente del Banco Central del Uruguay (BCU), Diego Labat, en un conversatorio en el que abordaron los desafíos y las oportunidades del país en la economía global. Esta actividad se llevó a cabo en el marco de la primera visita de la jerarca a nuestro país, en la que también estuvo en una reunión con la ministra Azucena Arbeleche.
El diálogo entre ambas autoridades se realizó en sala Enrique Iglesias del edificio del BCU y contó con traducción simultánea, ya que las intervenciones de la subdirectora fueron en inglés. Sayeh comenzó poniendo algo de contexto sobre el panorama global, puntualizando sobre la dispar recuperación (poscovid). Dentro de este panorama saludó los resultados de nuestro país en materia de control inflacionario, un objetivo prioritario para el gobierno.

OPTIMISTAS

A la pregunta de Sayeh sobre las perspectivas para Uruguay, Labat destacó los esfuerzos para destacarse en la región “por su estabilidad, su respeto al derecho, por tener esas reglas claras”, y avizoró que la economía seguirá creciendo en los próximos trimestres. “Hay buenas condiciones, buena dinámica, eso nos permite ser muy optimistas”, afirmó. En cuanto a la inflación, el presidente del BCU indicó que se logró “razonablemente” el objetivo. “Hoy estamos con niveles de inflación históricamente bajos, el nivel más bajo en dieciocho años, con las expectativas de inflación convergiendo, muy lentamente, pero convergiendo hacia nuestro objetivo”. La funcionaria del organismo internacional coincidió en que se trata de buenas noticias y valoró que ya sume nueve meses la secuencia del dato inflacionario dentro del rango meta. Eso ha demostrado “la predictibilidad del Banco Central, y creo que es una señal de la mejora en la credibilidad del Banco Central del Uruguay”.

De todos modos, advirtió que “es importante que los hacedores de políticas no saquen el pie del pedal demasiado rápido y declaren una victoria demasiado pronto, cuando hay mucho trabajo para hacer”. Esta ha sido una prédica que han llevado a todos los países, la de mantenerse alertas ante posibles impactos externos. “Sabemos que hay efectos distorsionantes de la inflación, como lo hemos visto en muchos países en el pasado. Y sabemos que afecta adversamente a los más pobres en los países de renta baja”.

Advirtió que si bien se quieren ver menores tasas de interés “para ver un crecimiento robusto en el corto plazo, hacer eso demasiado rápido puede tener un costo para el crecimiento a largo plazo y crea distorsiones que luego son muy difíciles de sobrellevar”.

AMORTIGUADORES

Sayeh destacó el esfuerzo en el fortalecimiento de la moneda nacional. “La experiencia en Uruguay y otros países han mostrado que la inflación también puede llevar a una sustitución de monedas, la dolarización, y lo que hace la dolarización para la política monetaria no es bueno, la hace menos efectiva, y hace que sea más difícil para las autoridades de política monetarias confrontar la inflación”, dijo Sayeh.

A su turno, Labat agradeció por “la inmensa colaboración técnica y el diálogo que hemos tenido” de parte del FMI y pidió a la funcionaria un panorama de riesgos. La respuesta de la visitante fue que “hay que esperar lo mejor, pero también prepararse para lo peor”, en alusión a la “desafortunada sucesión de perturbaciones negativas de los últimos años”, que llama a planificar eventuales contingencias. Para esto llamó a “reconstruir los buffers (amortiguaciones) en los buenos tiempos, frente a esos shocks que van a aparecer cada vez más en este mundo”.
Si bien señaló que respecto a octubre se ha reducido “el riesgo de un aterrizaje brusco” y las perspectivas son más equilibradas, afirmó que sigue habiendo riesgos para el crecimiento mundial. “Entre ellos una mayor desaceleración económica de China, una mayor volatilidad de los precios de las materias primas, una persistencia más fuerte de la inflación subyacente, y un aumento de las dificultades de endeudamiento”.

RIESGOS

No obstante, prefirió puntualizar en otro riesgo que requiere de considerables inversiones para su mitigación, como lo es el cambio climático. “Este shock de cambio climático con el tema de las sequías, de las inundaciones, este clima muy dañino que hemos visto últimamente, y que en Uruguay también el año pasado tuvieron con la sequía, así que el riesgo climático está ahí”. El otro gran riesgo, dijo, son las tensiones geopolíticas, por la guerra entre Rusia y Ucrania y otros conflictos. “Son tensiones geopolíticas que se amplifican y vemos mayor fragmentación económica, porque esos países tienden a limitar algunas incertidumbres respecto a las rutas de oferta para salvaguardarse por los problemas que puedan tener”. Esto, afirmó, lleva a la fragmentación y la sufren más las economías de mercados emergentes y menores ingresos. Labat complementó afirmando que los principales riesgos a la vista para la economía uruguaya son “algunas presiones en la inflación, en la inflación global, y en particular vemos en el núcleo de la inflación subyacente una serie de riesgos que está corriendo y nos lleva a pensar que el período de tasas altas se mantenga quizás un poquito más”.

POLÍTICA FISCAL

En materia de política fiscal, Sayeh planteó que están viendo muchos países con altos niveles de deuda “y un reducido espacio fiscal”, como secuela de la respuesta a la pandemia. Esto está limitando algunas acciones que deberían estar tomándose, por ejemplo en inversiones en prevención y mitigación de los efectos del cambio climático. No obstante, el descenso de la inflación puede ayudar a reconstruir esas amortiguaciones para hacer frente a presiones inflacionarias. “Los países tienen que empezar a ver la deuda pública creando nuevo espacio para nuevos gasto. Tenemos que tener mucho cuidado en proteger el gasto social para poder mitigar el impacto sobre los más pobres. Eso es una prioridad”, afirmó. En ese sentido dijo que una forma de hacer ese espacio fiscal “es reducir los subsidios a los combustibles, que muchos países han hecho”.

SOSTENIBILIDAD

La funcionaria describió a Uruguay como un ejemplo para otros países tanto en acción climática y crecimiento sostenible, como en digitalización financiera. “Estamos impresionados con todos los esfuerzos que han hecho aquí en Uruguay. Todos los países tienen que seguirlos y hacer lo que tienen que hacer en cuanto a este frente del clima”, manifestó. Labat relató al respecto que el país difundió su hoja de ruta para que los agentes “estén en conocimiento y puedan anticipar hacia donde ir”. Esto, dijo, habla del objetivo de mantener reglas de juego claras. Como parte de esa hoja de ruta, por ejemplo, “el Banco Central del Uruguay fue de los primeros en la región en empezar a invertir parte de sus reservas en activos sustentables”.

MODERNO

La funcionaria destacó como un logro el avance de la fintech —tecnología aplicada a las finanzas— y mencionó que de cada 100 pesos que gastan los consumidores, 65 se pagan digitalmente. Eso habla de una modernización del sistema de pagos, que se basó en “condiciones previas clave” en el país. Sobre este punto el presidente del BCU valoró que el país tiene un sector de software “muy pujante”, lo que permite “empujar ciertas innovaciones en servicios financieros”. De todos modos, considera que todavía hay bastante para avanzar, por ejemplo en nuevas soluciones de acceso al crédito a pequeñas empresas. “La tecnología ahí nos puede ayudar mucho. Tenemos una preocupación muy grande porque los servicios financieros sean más eficientes, que lleguen a las pequeñas y medianas empresas, a los individuos, con mejores costos”.

En el mismo sentido afirmó que hay “un buen nivel de bancarización de la población, de inclusión financiera en general, pero quizás le falta avanzar en mejores productos”, en el sentido de que “tenemos usuarios que tienen una cuenta bancaria y no completan todos sus servicios que podrían tener”. Un sistema de pago rápido ayudará a bajar los costos de las transacciones “pero sobre todo nos va a ayudar a que haya mayor competencia en los mercados”. Eso facilitará llegar a todos los públicos y con mejores costos”.