Educación rural, en una campaña despoblada

Este 15 de mayo se celebró el Día de la Educación Rural, lo que dio lugar a celebraciones en todo el país, que en este 2019 tuvo como epicentro el Departamento de Artigas, a través de una recorrida con fotos y material audiovisual retratando la escuela rural de ayer y hoy. La jornada tuvo lugar en la Escuela Agraria de Artigas, con participación de más de 50 escuelas de Artigas y departamentos vecinos.
De acuerdo a lo expresado por Limber Santos, director del Departamento de Educación para el Medio Rural (DER) del CEIP dijo que la idea “es ir transitando por distintas realidades y distintas ruralidades”, en base a la educación que se imparte en unos 1.100 centros educativos en el medio rural en el que estudian más de 25.000 niños y adolescentes en Uruguay.
El Día de la Educación Rural se celebra en esta fecha recordando que ese día del año 1958 se aprobó la creación de una sección de Educación Rural, antecedente del actual DER, tratándose de una estructura que implica una red distribuida en todo el territorio nacional que es dinamizada a partir de las líneas de acción generadas desde el DER.
Ella comprende el Centro Agustín Ferreiro, los Centros de Pasantía (CER, Cecru, Ceimer), los 19 Centros de Apoyo Pedagógico Didáctico para Escuelas Rurales (Capder), los internados rurales y las escuelas rurales de todo el país, sumándose en 2019 un nuevo Centro de Pasantía que funciona en forma experimental en la localidad de Roldán, Lavalleja.
En cuanto a las líneas de acción de la educación para el medio rural, desde el DER se explica que se enmarcan en dos grandes concepciones: la pedagogía nacional vinculada a lo rural y la didáctica multigrado.
La estructura que hace posible la educación para el medio rural se ha integrado en una red de centros educativos que posee una identidad institucional, pedagógica y didáctica propia, señala, aunque debe tenerse presente que desde aquella fecha de hace sesenta años, muchas cosas han pasado en el país y sobre todo en el ámbito de la educación y mucho más en el ámbito rural.
Es oportuno traer a colación la importancia de los centros educativos en el medio rural, que además de sufrir la crisis por la que pasa toda la educación se agrava por las dificultades propias de la ruralidad.
Es que con un millar de escuelas rurales y 25.000 alumnos, hay un promedio de 18 niños por escuela rural, y del total, 590 escuelas tienen menos de 10 alumnos, 250 tienen hasta 5 niños y a 20 escuelas asisten un sólo alumno, en tanto las estadísticas indican que cada año se pierden diez escuelas rurales por falta de alumnos. La matrícula se redujo a menos de la mitad en cuatro décadas y la tendencia es a la baja.
La importancia de la escuela rural, como factor integrador de la comunidad, se apoya sin dudas en la tarea que encara el maestro, con la colaboración de comisiones de apoyo y la propia comunidad de la zona. Como en ningún otro caso, tenemos que las escuelas rurales se sostienen de la mano de muchos actores y no solo desde el Estado, con poquitos alumnos como el común denominador pero por regla general con una tarea docente que parte de una vocación y dedicación envidiables, pese a sus obstáculos e inclemencias.
Asimismo, la relación del maestro con los alumnos y los padres, la propia comunidad, es mucho más que solo la tarea educativa en el aula, por cuanto el maestro comparte la parte pedagógica con las inquietudes y acciones en la comunidad en la que está inserto el centro docente, a la vez que sigue el crecimiento de los alumnos, su educación y su formación.
Por cierto, también la escuela rural, la tarea docente y la asistencia del alumnado se dan en un contexto de caminos muchas veces intransitables y carencias de los pobladores del medio rural, que se traduce en la persistente despoblación de la campaña.
Limber Santos, responsable del Departamento de Educación Rural de Educación Primaria, en exposición enmarcada en talleres dirigidos a docentes rurales y alumnos de magisterio, dio cuenta de que el descenso continuo de la matrícula y el cierre de los locales por el despoblamiento son algunos de los problemas que padecen las escuelas rurales. Destacó que casi 600 instituciones, de 1.100 que hay en todo el país, tienen 10 alumnos o menos, y evaluó que la matrícula en las escuelas rurales desciende porque es una respuesta directa del descenso de la población rural y la migración del campo a las ciudades, que es un problema de décadas.
No es una tendencia nueva, por supuesto, pero según el responsable del Departamento de Educación Rural, el fenómeno ha incorporado recientemente aristas más complejas, y consideró que hay situaciones disímiles de acuerdo a la zona de que se trate, por cuanto señaló que “aunque podemos encontrar medios rurales puntuales donde la población se mantiene estable, aumenta en distintos departamentos”.
Observó sin embargo, que esos incrementos generalmente están atados a dinámicas laborales que son circunstanciales o fuentes laborales temporales, incluso debido a muchas migraciones internas en las zonas rurales siguiendo nuevos trabajos.
Es decir que en un marco de descenso del número de alumnos en el medio rural, aspectos como la cambiante matrícula es un factor adicional en cuanto a complicaciones por la cantidad de cargos que se necesitan, o por los recursos con que cuentan los centros, lo que repercute en dificultades sobre cómo deben distribuirse los recursos por el Consejo.
Otro efecto visible es la desaparición de algunas escuelas cuando se quedan sin niños, y consideró que una manera de abordar el problema es apoyar a los docentes para que puedan gestionar la escuela en esa situación tan excepcional de contar con menos de cinco niños, de las que hay unas 250.
Nos encontramos con que en el contexto del país, casi la mitad de las escuelas son rurales, pero solo asisten menos de 18% del total de alumnos de toda la escuela pública. Si se tiene en cuenta la totalidad de escuelas públicas, y no se cuenta Montevideo, que no tiene escuelas rurales, las instituciones rurales son muchas más que las urbanas.
Ocurre que en el medio rural la escuela no es solo un centro docente al que concurren los niños provenientes de amplias zonas, recorriendo muchos kilómetros a pie, a caballo o bicicleta, sino que es además un foco cultural y referente para la zona, para la comunidad rural, y en gran medida también caja de resonancia de las inquietudes y necesidades de zonas de los rincones más olvidados del país.
El panorama en las escuelas rurales es un reflejo y consecuencia de lo que ocurre en el interior profundo de nuestro país, donde es preciso contar con atractivos –sobre todo polos de desarrollo, generadores de fuentes de empleo y servicios– para que el poblador rural permanezca en su lugar de origen y sobre todo encuentre formas de satisfacer sus aspiraciones en materia de servicios, de empleo, de realizarse en la vida, con parámetros que naturalmente no suelen ser los mismos que los de un habitante de un centro urbano, por lo que el desafío principal radica en promover la inversión que ofrezca oportunidades en el medio rural a miles de jóvenes y familias que emigran por falta de alternativas.