Al borde del precipicio

La inminencia de la reapertura de los puentes –como anunció el intendente de Río Negro, Omar Lafluf–, ya sea dentro de dos semanas, un mes o dos, traerá aparejada una serie de desafíos para la problemática de las ciudades y departamentos fronterizos, en especial Paysandú, pero también Salto y en menor medida Río Negro, y todo indica que ante el abismal desnivel de precios entre una y otra orilla, de no controlarse adecuadamente el ingreso de mercaderías, nuevamente las empresas, sobre todo las pequeñas, pero también los trabajadores que de ellas dependen, y el tramado socioeconómico regional, sufrirán un duro golpe.
El lento pero irreversible retorno a la normalidad es la instancia que se ha estado esperando para intentar poner nuevamente en marcha la economía, y con ello una recuperación o mejora en la calidad de vida, en el empleo, en el reciclaje de recursos, y en condiciones para un derrame de más bienestar en la población.
Pero en nuestro caso, en Paysandú y en otros departamentos fronterizos, con una relación que es históricamente asimétrica con la vecina orilla, la reapertura de los puentes internacionales implica fuerte impacto en el empleo y las fuentes de trabajo locales, como ha quedado demostrado plenamente a lo largo de los años, y de lo que nos hemos ocupado en numerosas oportunidades desde esta página editorial.
El punto es que no se trata solo de la situación de “algunos” empresarios, sino que está en juego mucho más, con miles de empleos nuevamente en riesgo, ante la perspectiva de desaparición de fuentes de trabajo, porque hay desniveles tan profundos como no se da desde hace décadas, en gran medida por el manejo delirante que se ha hecho en la Argentina de la pandemia, que tiene niveles de pobreza solo superados por la Superinfación de la época de Alfonsín y el Corralito de 2001, la economía devastada y por supuesto, con niveles de salarios muy por debajo de los de Uruguay, así como una informalidad mucho más alta.
En gran medida el hecho de que ya hemos vivido –y sufrido– esta situación en períodos relativamente cercanos en el tiempo, da la pauta de como vendrá la mano si además de la medidas que ha anunciado parcialmente el gobierno –de una efectividad que será relativa, dada la gran diferencia de precios– no se hace algo mucho más contundente al respecto.
Es fundamental en este sentido generar conciencia de la población respecto a lo que se juega, pero también de apoyar la decisión que deberían adoptar las autoridades para complementar lo que se haga en materia de estímulos y exoneraciones, así como subsidios.
Los sanduceros todos, sus autoridades, no deberíamos hacer oídos sordos al llamado formulado en nuestro medio en las últimas horas por el gremio de trabajadores del comercio Fuecys, que ve venir la situación y trata de salvaguardar los empleos en comercios y otras empresas que se verán afectadas de concretarse nuevamente una invasión de mercaderías desde la otra orilla, y además, de que se vayan hacia el otro lado del río los recursos que se generan en Paysandú, por las compras masivas de lo que pueda necesitarse y de lo que no, como ya sabemos.
De acuerdo a lo expresado por los dirigentes en una asamblea del sindicato que tuvo lugar en Paysandú, en una recorrida de los dirigentes nacionales por el Interior, destacaron que los departamentos de zonas fronterizas “tienen una realidad más compleja aún. Los comercios dicen que al abrir las fronteras se reducirá el consumo interno”.
Si bien en primera instancia el tránsito se enlentecerá o se dificultará por los análisis de PCR que se exigirán, la apertura de fronteras “perjudicará lo poco que se ha movilizado en los comercios y servicios en los distintos departamentos”, en tanto “están muy desbalanceados los precios en relación de la Argentina y los intendentes estudian la posibilidad de instrumentar una canasta básica, a menor precio en el litoral. Las grandes cadenas de supermercados venden artículos importados y no sé si les servirá esta situación. Por eso hay que abrir una discusión al respecto porque también es una competencia hacia ellos”.
La inquietud que expresan los dirigentes de Fuecys es de recibo, desde que la situación de numerosos trabajadores del sector en el Interior y sobre todo en los departamentos fronterizos, está ligada a lo que ocurra en el tránsito fronterizo y al trasiego masivo de mercaderías desde el otro lado.
Como es sabido, una reapertura más o menos indiscriminada para desembocar en un escenario de la prepandemia significaría que no se ha aprendido la lección, más precisamente de las consecuencias negativas de las compras masivas en el otro lado del río, en perjuicio del comercio y la producción de bienes y servicios del litoral uruguayo.
Si bien las empresas desaparecen por esta causa o ven desplomarse sus ingresos, la peor suerte la padecerán los trabajadores que se queden sin su fuente de trabajo, porque los pesos que les rinden del otro lado del río, a veces con compras no necesariamente de primera necesidad, son los que después faltan para sostener los empleos en Paysandú, Salto y Río Negro, con todo lo que cuesta generar, mantener y recuperar fuentes de trabajo. Y en una situación así es bien sabido que recuperar el empleo perdido resulta casi imposible para el trabajador, que pasa a subsistir de la changa y la “tarjeta del Mides” que no le sirve para comprar en la vecina orilla.
Sería oportuno que más allá de lo que se haga y logre por las autoridades y fuerzas vivas, para evitar este escenario de lenta agonía de la actividad y dinámica de este lado del río, Fuecys pida apoyo del Pit Cnt para alertar y concientizar a los trabajadores de otros ámbitos de actividad y no solo del sector directamente afectado, por cuanto la crisis en el comercio impactará inevitablemente en todos los sectores de actividad, y con ello afectará la fuente de trabajo de miles y miles de sanduceros.
Y cuando ello ocurra, no solo no habrá que perder de vista la luchar por la recuperación salarial, la prioridad será no perder el trabajo en cascada, ante el tramado socioeconómico fuertemente encadenado y la pérdida de reciclaje de los recursos que se van del medio.
De nada van a servir por lo tanto la recuperación que se promueve en los Consejos de Salarios, cuando no haya empresas que puedan pagar lo que se reclama.
Es hora de que los sanduceros tomemos conciencia de que de la tentación de ir a comprar a bajo precio en el otro lado de la frontera es una sentencia de muerte segura para muchas pequeñas empresas y la condena al desempleo y pobreza de miles de trabajadores. La solidaridad, el sentido común, la responsabilidad, se debería manifestar sin la necesidad de medidas de rigor como el cero kilo, aunque esta medida aplicada durante el gobierno de Mujica ha sido hasta ahora la única forma de mantener libre el tránsito de personas y evitar la muerte segura del comercio local.
Lamentablemente estamos al borde del precipicio, y si cada uno no pone su granito de arena, aunque sea por solidaridad, habremos dado el paso al frente, con la felicidad de haber ahorrado una vez y quedado con los bolsillos vacíos por mucho tiempo.