Municipio de Porvenir en la Junta: un diálogo de sordos

El alcalde Ramiro Ayende y concejales de Porvenir en la Junta Departamental. Como dato curioso, personas en la barra, algo que no ocurría desde hacía muchos meses.

“Los juegos del hambre” o “El juego del calamar”. La película dirigida por Gary Ross o la serie de Netflix, sirven perfectamente para calificar la sesión de anoche, el llamado a sala al Municipio de Porvenir. Todos contra todos, hasta que no quede nadie en pie. Un gusto amargo queda tras presenciar esta instancia del legislativo departamental, un descenso al centro de la Tierra para seguir en la cinematografía. El edil colorado David Helguera expresó la frase de la noche: “Ojalá que nadie se haya perdido el partido de Uruguay por nosotros, por este papelón de hoy”.
¿Qué quedó en claro? Varias cosas. Que el alcalde de Porvenir Ramiro Ayende es instrumento político de choque. En la Administración anterior como ariete del Partido Nacional contra el Frente Amplio. En esta, al revés. De hecho se estableció que hubo reuniones entre el alcalde y ediles del Frente Amplio, “¿Dónde dice que no puedo reunirme con ediles de otro partido?”, dijo Ayende. “No tenemos que negarlo porque lo publicamos en nuestras redes sociales que nos reunimos con el alcalde Ayende”, aseguró Emerson Arbelo, el edil del Frente Amplio, interpelante.
También que el Concejo de Porvenir es área minada, un paso en falso y vuela todo. Los concejales Daniel Gronros y Maldonado –del Partido Nacional– y Darinka Reimundez –del Frente Amplio– coincidieron que no son tomados en cuenta por el alcalde, que les informa parcialmente y cuando quiere, y que no pueden trabajar en una situación así.
Helguera, en una lúcida noche, hizo lo que no pudo Uruguay, meterla en el ángulo al decir: “En la sesión ordinaria del viernes (esta noche) vamos a considerar cuatro renuncias de otros tantos concejales de Porvenir. Claramente el lío no es solamente con el Intendente”. Asimismo que Ayende usa como escudo protector una supuesta operación del Ejecutivo departamental para dejarlo sin recursos ni económicos, materiales ni personales para que pueda llevar adelante su labor en el territorio del municipio.
El alcalde no se guardó nada. “Porvenir es rehén del egoísmo político del señor Intendente de Paysandú”, dijo. “Todo esto pasa porque al Intendente se le antojó sacarle los funcionarios al municipio”, agregó. Y por si algo faltara aseguró que ayer “volcaron la comida los comensales en el patio y la juntaron con la pala”, aludiendo al comedor del municipio, que es abastecido desde Paysandú después que la funcionaria pidiera traslado.
Finalmente que la población del municipio de Porvenir vive en la ley del más fuerte, recibiendo servicios parciales, a veces mal, a veces a destiempo.

FALTÓ POCO PARA PULPERÍA

El llamado a sala tenía por objetivo conocer el relacionamiento del Municipio con el Ejecutivo Departamental y dentro del propio concejo; y cómo y quien lleva adelante las obras de caminería, así como si resultan apropiadas y satisfactorias.
Pero eso no se logró, pese a los esfuerzos del miembro interpelante Emerson Arbelo, con una voz de tono sacerdotal que siempre parecía decir “Perdónalos, Señor”. Por varias razones. Las preguntas no siempre fueron eficaces, por lo que recibían monosílabos o como mucho frases cortas como respuestas que no contestaban nada. El alcalde y los concejales no eran capaces de responder dos preguntas juntas, por lo que siempre había que responder. Ayende claramente lo usó como elemento defensivo. “Esto no es una pulpería”, dijo Arbelo tratando de poner seriedad. Pero eso era cierto solo porque faltó la guitarra para el payador.
Ayende repetidamente quería entablar contacto visual con quien le preguntaba. Braulio Álvarez lo cortaba una y otra vez con la misma frase: “Diríjase a la Mesa”. Como parecía no entenderlo, “diríjase al Presidente, míreme a mí”. Y como algo faltaba, “y diríjase a mí como Señor Presidente”. Ayende, rápido, dijo cuatro veces “Señor Presidente” y luego respondió lo que se le había preguntado, una de tantas cuestiones inconsistentes.

DAR Y RECIBIR, JUEGO PELIGROSO

Básicamente el Frente Amplio tensó la cuerda en lo que parecía una defensa de Ayende –lo que no era cierto– para hacer que el Partido Nacional saliera al ruedo atacando la gestión del alcalde de Porvenir. Y los ediles nacionalistas así lo hicieron. Se enfrascaron en que dijera que se había reunido con ediles del Frente Amplio. “Pero si este gobierno se ha reunido varias veces con Manini Ríos”, respondió sarcástico Ayende. Tortorella aseguró que había “concubinato” en esas reuniones. Extraña pareja, otra referencia cinematográfica con la película protagonizada por Jack Lemmon y Walter Matthau.
Tortorella también dijo que “la investigación administrativa tiene 235 páginas y demuestra el maltrato de Ayende a todos los funcionarios que pidieron traslados, por maltrato, por su falta de respeto. Que no mienta porque quienes controlamos al alcalde y concejales somos los ediles”.
Alejandro Colacce agregó que además “demostró que el alcalde maneja el municipio como un almacén, sin cumplir los requerimientos administrativos necesarios”
Marco García vio el flanco y disparó sin piedad. “¿Dónde está esa investigación administrativa que no conocemos? Y ¿qué hace el Intendente que no toma acción? Si todo eso es cierto y no procede, entonces quien está en falta es el Ejecutivo”.

“VOLVER A ENCAUZAR LA SESIÓN”, VANO INTENTO

De tanto en tanto Arbelo trataba de hablar, como el niño que es dueño de la pelota pero no lo dejan jugar. “Quiero volver a encauzar la sesión en lo que debe ser”, dijo y repitió. Lo intentó, pero nadie parecía interesado.
En realidad en lugar de dejarlo desarrollar sus preguntas, recibir las contestaciones y en base a estas seguir adelante, todos los ediles pidieron participar de la sesión, preguntando también. Los nacionalistas parecían interpelantes. Y le pegaban a Ayende, quien se defendió sacando la chapa: “Nadie es más blanco que yo acá”, lanzó, provocando la risa de los frenteamplistas.
Pasaron más de dos horas y Arbelo se cansó, por lo que pidió pasar al segundo punto de la noche. Álvarez advirtió que “tengo anotados, pero si el señor edil entiende que está suficientemente debatido y se puede avanzar, adelante”.
El siguiente punto fue más sencillo, pero también improductivo. Emerson Arbelo reflexionó, siempre con voz sacerdotal: “cría cuervos…” y no se animó a seguir. Reformuló su pensamiento y culminó diciendo “ahora tienen que aguantarlo”. Ramiro Ayende no se dio por aludido; lo de él es con Nicolás Olivera. Simple y sencillo.