Científicos uruguayos confirman presencia preocupante de fármacos en cursos de agua

Estudios realizados en la Universidad de York en Reino Unido, dieron a conocer la importante presencia de fármacos en diferentes cursos de agua de todo el mundo que, si bien hace años se conoce, es considerada una “contaminación emergente” porque no se han determinado con exactitud los posibles efectos de la misma en el ambiente.
Para ello fueron analizadas las concentraciones de 61 principios activos farmacéuticos (PAF) en 1.053 puntos a lo largo de ríos de 104 países, donde se concluyó que la cuarta parte de los mismos tienen “niveles potencialmente tóxicos” y están presentes en todo el continente.

El antiepiléptico carbamazepina, el antihiperglucémico metmorfina y la cafeína fueron los PAF que aparecieron más frecuentemente en las muestras. Le siguen el propranolol –usado para problemas cardíacos–, el sulfametoxazol, que es un antibiótico y la loratadina que es un antihistamínico de uso bastante frecuente.
Los países donde se detectó mayor concentración de estas sustancias fueron los de ingresos medianos a bajos y zonas con gestión de aguas residuales deficiente, en África subsahariana, Asia meridional y Sudamérica.

Resultados en Uruguay

Para los estudios realizados en nuestro país, participaron el sanducero Horacio Heinzen, profesor titular de Farmacognosia de la Facultad de Química de la Universidad de la República (UdelaR), con horario compartido con el Departamento de Química del Litoral (DQL) en Paysandú, y Andrés Pérez Parada, docente de Química Orgánica en el Centro Universitario de la Región Este (CURE).
En ese aspecto ya se venían realizando investigaciones en Montevideo sobre lo que se volcaba de contaminación emergente a través del colector del río de la Plata, y la Universidad de York tiene un proyecto global para estudiar la misma en arroyos urbanos.

Producto de esa investigación surge que los cursos urbanos de Miguelete, Pantanoso, Canelón Chico y el río Uruguay a la altura de Paysandú, tienen un nivel de toxicidad relevante con la presencia de medicamentos que, ya sea a través de la orina o heces humanas, como por remedios vencidos arrojados al inodoro, gran parte termina en los cursos de agua.
En Uruguay existen plantas de pretratamiento, tratamiento y vertimiento directo de efluentes. En particular la ciudad de Paysandú vierte las aguas negras sin tratamiento alguno.
EL TELEGRAFO dialogó con el profesor Heinzen para conocer un poco más sobre este estudio de la contaminación antropogénica producto de la ingesta de fármacos de la gente.

“La investigación se hizo en Paysandú porque la Facultad de Química con la Universidad colaboraron en la instalación del Departamento de Química del Litoral (DQL). Particularmente somos un grupo que estamos trabajando allí en conjunto con Montevideo; es el Grupo de Análisis de CompuestosTraza(GACT), que es un laboratorio muiticéntrico formado por el DQL del Centro Universitario Regional (Cenur) Litoral Norte, Farmacognosia, Facultad de Química de Montevideo y el Departamento Tecnológico del CURE, dedicados al estudio de residuos de pesticidas y contaminantes de los alimentos y el ambiente”.

“Se necesita un material específico y en ese sentido entre Montevideo y Paysandú tenemos un material complementario que nos permite abordar de una manera amplia todo este tipo de problemáticas”, explicó el profesional sanducero.
Acerca de esta clase de contaminación y su posible impacto en la salud humana o animal, Heinzen dijo que “de esas cosas se sabe poco; por eso se llaman contaminantes ‘emergentes’, son sustancias extrañas pero aún no se conocen sus efectos. Sobre todo cuando están a concentraciones tan bajitas; una cosa es que uno se tome una aspirina y luego esa aspirina aparezca en el agua, a una dilución mucho mayor que va a afectar de una manera distinta tanto a la vegetación como a los animales que estén expuestos. Aún en bajas concentraciones, mezclada con una multitud de fármacos, puede tener un efecto desconocido. Se ha encontrado en Europa, por ejemplo, que, si se riega con este tipo de agua a frutas y hortalizas, estas sustancias se pueden encontrar después en los alimentos”. Respecto al agua potabilizada, aclaró que “la potabilización debería disminuir el nivel de estas sustancias, pero no lo se, no lo hemos estudiado”.

Cafeína y paracetamol

Los altos niveles de cafeína detectados en los cursos de agua de Uruguay se pueden asociar al gran consumo de yerba mate, café, bebidas cola y los energizantes. En cuanto al paracetamol y otros medicamentos, resultan más comunes de encontrar por ser de venta libre en farmacias.
“Aparecen asociados en una gran cantidad –cafeína, paracetamol, nicotina– y tienen un efecto que, combinado, muchas veces no se sabe cuál es, y a las concentraciones que están cuando hay una exposición muy larga, tampoco se sabe”, manifestó Heinzen y agregó que “la idea es poder seguir estudiando este tipo de cosas. Sucede que en estos arroyos urbanos de países en desarrollo, generalmente se colocan asentamientos y éstos vierten sus aguas servidas al curso de agua y generan más contaminación de lo habitual”.
A su vez existe otro factor a tener en cuenta y es cuán degradable resultan ser los compuestos. Explicó el profesor que, en el caso por ejemplo de la carbamazepina, tarda mucho más en degradarse y por ello se hace presente en los muestreos aunque no sea de las más usadas.

¿Qué se está haciendo?

“En Uruguay hay unas cuantas localidades en las que OSE ha instalado plantas de tratamiento secundario. Esto es que en el proceso de purificación de las aguas servidas antes de volcarlas nuevamente a los cursos de agua, siempre hay que tratarlas. En la etapa de pretratamiento, se separan primero los sólidos y luego se puede lanzar el agua a la corriente donde se va a deponer finalmente; o se le puede hacer un tratamiento secundario e incluso hasta terciario, donde la contaminación disminuye”.
“La cuestión es dónde va a dar el lugar de vertido con la toma de agua potable; no tienen que coincidir”, concluyó el científico sanducero.