Exintegrantes de murga “Costilla de Nadie” consideran volver, reforzando su mensaje

Integrantes de la murga “Costilla de Nadie”.

La murga “Costilla de Nadie” incursionó en los carnavales de 2019 y 2020 y ahora, a raíz del episodio registrado en el último carnaval con un hecho que entienden cercenó la libertad de expresión de la mujer, exintegrantes consideran volver a reunirse para conformar el mismo o un nuevo grupo artístico.
Cuando se formó esta murga de mujeres, de entre 16 y 33 años, algunas integrantes ya tenían su pasaje en una murga también joven, pero mixta, “Aura que ronca la vieja”. Otras, no tenían la experiencia en el escenario del carnaval, pero sí talento, una base artística y “ganas de estar”, relataron a EL TELEGRAFO dos de sus exintegrantes: Lucía Monegal y Yanina Fleitas. Además integraban el grupo: Giorgina Thevenet, Paola Fabián, Lola Rodríguez, Maguie Más, Rossina Cúccaro, Camila Acosta, Angie Portela, Sofía Acosta, Natalia Cocchiararo, Soledad Beraza, Victoria Etchecopar, Alejandro Hortoneda y Florencia Martínez.

Desde la génesis del grupo, más allá de “todo el proceso de enseñar a cantar o tocar”, siempre “el pilar fue lo ideológico, qué es lo que queremos decir. Vamos a hacer una murga de mujeres pero no que salga a querer cantar y ganar, sino transmitir de alguna manera lo que nosotros cuando nos juntamos con las mujeres pensamos de la maternidad, de los hombres, del trabajo, de nuestro lugar como artistas, la murga va a ser el lugar para canalizar eso”, explicó Monegal.
A partir de esos ensayos, que en más de una ocasión se vieron condicionados por el rol de madres que muchas desempeñaban a la par, “terminó siendo cómo mostrar lo que era una mujer madre involucrándose en esos espacios, porque al final la maternidad nos condicionó aunque también nos impulsó, pero nos hizo cuestionarnos cuánto teníamos que esforzarnos de más para hacer determinadas cosas”, dijo Freitas.

A modo de ejemplo, Monegal comentó que cuando “tuve la experiencia en murga mixta, los hombres salían de trabajar y ellos sabían que en casa quedaba la compañera con los hijos o hijas preparándolos para el otro día de escuela, haciendo la cena, el baño, y ellos en el ensayo. Sin embargo para nosotros era solo la opción de estar con nuestros hijos, entonces todo se condicionaba porque al coincidir con este horario de la rutina tan importante para los niños, teníamos que llevar el taper con la comida, darles un espacio cómodo para que ellos puedan cenar, debiendo interrumpir el ensayo para llevarlos al baño o cuando llegaba la hora del sueño”.

En definitiva, aparece “la maternidad como impulso, pero también como condicionamiento. Entonces no estamos del todo libres y empoderadas como mujeres madres y este proceso lo demostró y acompañó”, pues al ser todas mujeres, más allá que algunas eran madres y otras no, existió la comprensión y empatía hacia ese tipo de situaciones”.
“Creo que eso fue lo más lindo, encontramos ese espacio de hacer lo que nos gusta y a la vez estar contenidas y que nuestra maternidad se entienda”, agregó Freitas.
“Capaz nos quedamos con ganas de decir más cosas en el espectáculo, pero fue mucho más fuerte este descubrimiento a nivel intergrupal de la maternidad y fue de lo que más terminamos hablando en las letras”, subrayó.

VOLVER

A partir del episodio de enfrentamiento que sufrió la maquilladora Valeria Rossano cuando portaba un cartel con la frase “Ni cabida a los machirulos del carnaval”, aludiendo a un integrante de una murga acusado de abuso de género, exintegrantes de “La Costilla de Nadie” –que este año ya no participaron–, se sintieron nuevamente unidas por “la causa de la compañera”, explicaron.
El hecho de que “como que la culpa terminó siendo de ella por expresarse, fue como un puntapié para que nosotras digamos vamos a juntarnos por una causa y después permitirnos tener una conversación sobre que ahora tenemos que hacer algo artístico y tiene que volver la murga, o ser otra”, anunció.

“Esto nos unió y nos dio ganas de hacer algo diferente y quizás de hablar o decir cosas que no pudimos decir antes, si bien la maternidad sigue estando presente”, ahora “podríamos hablar de otras cosas que nos quedaron para atrás como esto que se vivió en carnaval, que todas nos sentimos Valeria en algún momento. Se notó esa violencia, esa falta de libertad de expresión, o el miedo que nos dio ir al Anfiteatro con un cartel que dice ‘holis soy la libertad de expresión’; sí sentimos miedo, pero juntas lo pudimos afrontar”, relató Freitas.
“Me parece que esta segunda oleada de juntarnos va a venir a repensarnos de ir por ahí, ir más profundo en el rol de la mujer en el carnaval y en estas cosas que son micro, que en realidad las pasamos por alto, y que en eso creo que se sostiene el machismo”, concluyó Monegal.