La calidad de uva “es excepcional pero a un costo muy alto por el impacto de la sequía”

La vendimia 2022 está en marcha y con uva que está saliendo de excelente calidad en esta zona del litoral, pero la sequía tuvo su impacto especialmente en los viñedos más expuestos al sol y en los costos que tiene tanto el funcionamiento de los equipos de riego, como las cámaras de enfriado del vino.
Leonardo Falcone comentó a EL TELEGRAFO que “tuvimos problemas de seca, con sol muy fuerte y quemó algunos racimos, pero lo que nos salvó fue tener cuatro pozos regantes, porque las variedades Tannat y Marcelan vienen con muy buena calidad y los Cauvernet Souvignon y Frank serán cosechados en estos días y los vemos muy bien”.

De todas maneras, aclaró que “se está obteniendo una calidad de uva excepcional, con una dulzura que oscila entre 15 y 16 grados, que le viene bien a los vinos para ponerlos a añejar y colocarlos en barricas, para hacer vinos como me gustan”.

Explicó que por el clima “se tuvo que parar de levantar brotes, dejando algo abandonada la viña para que haga sombrilla, ya que de tarde del lado oeste (los surcos están de sur a norte), el sol impactaba mucho y racimo que quedara afuera era como que les pasara un soplete”.

Se regaba las 24 horas, “y aún así teníamos inconvenientes, porque las liebres y pájaros nos complicaban con las mangas, cortándolas en busca de agua. El riego es con gotas que se separan de 15 a 20 centímetros, y en donde caía la gota estaba lleno de pájaros procurando tomar agua”, indicó Falcone.

Uno de los aspectos que no escapa a la rentabilidad del negocio, es que se obtiene “una uva más cara porque se encareció con el costo de la energía eléctrica”, enfatiza Falcone. “Los vinos se fermentan en la cámara, y sólo de ahí en el recibo de la luz me vinieron más de $ 70.000, sin contar lo que se utiliza en el resto del movimiento de la bodega y la utilización del riego. Todo está precioso, pero todos los meses se debe pagar el recibo de la luz”, sostiene.
La cosecha comenzó el 30 de enero con los Chardonay, ingresando además en febrero las variedades Merlot. “El estrés hídrico y el exceso de temperatura, más el golpe de agua durante varios días en enero, llevó a que la planta pasara por varios climas en poco tiempo, y a pesar del riego, la parte aérea de la planta tuvo algún quemado de hojas”, dijo la enóloga Carolina Falcone”.

Esto generó “un punto de maduración rápido y con una concentración de azúcar y tanino muy importante. Esto genera que se obtengan vinos de mucha concentración, tanto de color como de alcohol”.

Significó que hay vinos de mesa “con 14 grados y un alcohol muy excesivo, que define a un vino que será de mucha estructura, mucho cuerpo, tintos que serán de mucha calidad y los rosados han sido escasos por esa misma concentración y deshidratación que tuvo la uva”.
Entiende Carolina Falcone que las vendimias “siempre son distintas, y la presente nos dejará como resultado un tinto muy bueno, y un chardonay muy bueno que todavía sigue fermentando en cámaras”.

Comercialización

Respecto a la comercialización de los vinos, Leornardo Falcone manifestó que “la venta en el mercado interno viene bien, pero más allá de eso, nosotros elaboramos un vino para poder salir a competir al mundo, lo que nos ha permitido llegar con nuestros vinos a mercados como Japón, China, y otros exigentes mercados”.

Entiende que “hoy cuesta llegar a los mercados por el precio de venta de nuestros vinos, ante países que están más baratos, y fundamentalmente el costo que tiene para producir un buen vino”.

Respecto a los mercados de la región, indicó que es difícil competir con un precio tan desigual. Citó como ejemplo que en Argentina “un vino de los buenos –calidad de exportación–, se puede comprar en unos 500 pesos uruguayos aproximadamente, y acá no baja de $ 1.000. Y en el caso de los vinos que vienen en tetra en la vecina orilla, el costo oscila en unos 15 pesos nuestros, mientras que acá están a $ 50.

Robos

Uno de los problemas que se originó este año y movilizó constantemente a la policía de la zona, fue el ingreso de personas a los viñedos procurando robar racimos de uva.
“Lamentablemente estuvimos muy complicados por los robos, pero felizmente los policías de la Seccional 3ª de Las Palmas trabajaron muy bien y detuvieron a varias personas por cortarnos siete veces los alambrados, se arreglaban y volvían a cortarlos”, subraya Falcone.
Y precisó que es “más el daño que otra cosa, porque entran y no tienen para cortar el racimo y solo lograban romper algunos gajos”.