Agustín Godoy, trabajador rural desde los doce años

Agustín Godoy junto a compañeros construyendo un alambrado.

Agustín “Tato” Godoy (38), es oriundo de Merinos, pero actualmente está radicado en Orgoroso –donde reside junto a su esposa y dos hijos–, y a los tan solo 12 años se fue a trabajar como peón rural. Desde ese momento ha trabajado en distintos establecimientos agropecuarios, a la vez que fue aprendiendo a “hacer de todo” e incluso se capacitó. Además, y como complemento, en época de zafra se dedica a arrancar hongos.
En diálogo con EL TELEGRAFO, nos contó que si bien “ahora estoy alambrando, toda la vida me dediqué al trabajo rural, desde chiquito empecé como peón de campo en las estancias”.
“A los 12 años salí de la escuela y me fui a trabajar en una estancia con un amigo de mi padre. Después me surgió irme para Flores, donde estuve 2 años con un argentino de encargado en un establecimiento rural, cerca de Cardona. Ante una oferta mejor, me fui con otro argentino, para quien trabajé 9 años, también como encargado de establecimiento. Me hicieron hacer bastantes cursos para las chacras, para la soja. Después el argentino terminó yéndose del país y arrendó la estancia. Yo quedé 11 días con la gente nueva, pero no nos entendimos y regresé a mi pueblo”, describió.
Se trataba de establecimientos agrícolas ganaderos y como encargado se “hace de todo, llevar las cuentas de los animales, tener bien los alambrados, la parición del ganado que es complicado y había que estar; había 400 vacas de cría. Incluso hice un curso de inseminación artificial. Al mismo tiempo atendía la chacra, porque después que plantaban yo hacía el monitoreo y me había capacitado para eso”, detalló.
“Cuando volví, enseguida me fui a una estancia muy nombrada, La Beba, de casero del establecimiento y mi señora de cocinera. Estuvimos casi 3 años, y después nos vinimos a vivir a Orgoroso”.

COMO ALAMBRADOR

Actualmente está trabajando como alambrador en un predio de Caja Notarial, en Algorta, tarea que realiza junto a tres compañeros desde hace 3 meses.
A propósito de este oficio, contó que “cuando el terreno es blando para hacer el pozo, para poner los postes, el trabajo es más ligero, más rapido, mucho mejor, pero a veces agarrás partes de piedra y se pone bravo”.
De todas maneras, “yo ya tengo conocimiento de eso desde gurí cuando salí a trabajar porque en todas las estancias ganaderas se hace eso”, agregó.
“Ahora nosotros estamos haciendo 9 horas al día; cuando aclara ya estamos en el alambrado, nos llevamos una vianda, trabajamos hasta 11 y media o 12 menos cuarto, ahí tenemos unos cuarenta minutos para comer tranquilos, y luego seguimos hasta las 4 de la tarde más o menos. En el verano, a las 5 de la mañana cuando el sol ya está asomando, ya hay que arrancar a trabajar, porque tenés que parar más temprano por el sol”, explicó.
Consultado si no había tecnología que facilitara la tarea, como sucede en otras actividades del medio que a través de los años se han ido tecnificando, aseguró que “no, porque para alambrar no hay tecnología, tiene que hacerse manual nomás”.
En ese sentido, comentó que sí existe “el clipex, que es un alambrado galvanizado, que vienen los postes, los piques galvanizados. Lo hice una vez cuando pusimos un pedazo de 600 o 700 metros; es mucho más fácil instalar que el alambrado convencional, porque son unos piquecitos de fierro con punta que los vas clavando y vas pasando el alambre; no hay que hacer pozos, no hay que hacer el agujero al pique como sí se debe hacer al de madera, porque es una chapa galvanizada que ya viene con los agujeros para atravesar el alambre”. Si bien existe en el mercado desde hace unos cuantos años, Godoy aseguró que no se está instalando casi en esta zona. “Yo en los únicos campos que lo he visto es en Montes del Plata, para separar los montes, pero en otros lados, en campos de productores, no se ve”, indicó.

“ES LO MEJOR”

“A mí me encantaría volver a estar de encargado de un establecimiento rural; eso sería lo ideal y estar con mi familia”, dijo Godoy, quien asegura que “me gusta el medio rural, es lo mejor”.
En sus ratos de ocio, “me gusta salir a pescar y cuando tenemos un tiempito vamos con mi señora. Acá tenemos varios arroyos cerca; en la estancia La Beba pasa el arroyo Ñacurutú que es precioso, hay una laguna hermosa y siempre sale algún pescado”, aseguró.