El secreto de las personas más longevas del mundo

Hace unos días fallecía con 119 años la japonesa Kane Tanaka, reconocida desde 2019 por el Grupo de Investigación en Gerontología y el récord Guinness como la mujer y persona de más edad del mundo.
Tanaka había nacido el 2 de enero de 1903 en la antigua aldea de Wajiro, siendo la séptima de nueve hermanos. Esta madre de 4 hijos (sumado a esto adoptó un quinto) amante del chocolate y de las gaseosas, trabajó en la tienda de su familia hasta los 103 años. Sobrevivió al cáncer en dos ocasiones, a dos guerras mundiales, a la gripe española de 1918 y al COVID-19.
Con su fallecimiento el pasado 19 de abril, el título a la persona más longeva del mundo corresponde a la monja francesa Lucile Randon, o como es más conocida, la hermana André, nombre que pasó a usar como homenaje a su hermano. La religiosa de 118 años nació el 11 de febrero de 1904 en Ales, Francia.
En enero de 2021, la hermana André dio positivo por COVID-19 en medio de un brote que infectó a 53 de los 90 residentes de la casa en la que vive. Pasó la enfermedad sin apenas síntomas, sólo un leve cansancio, aislada en su habitación, por lo que se convirtió en la persona de más edad en superar la COVID.
Aún con 118 años, la hermana André participa en la misa a diario y dice que no se aburre pues ocupa su tiempo libre orando por los que lo necesitan.
La existencia de personas, que como estas dos mujeres, son muestra de una extraordinaria longevidad, ha llevado a investigadores a encontrar lo que llaman puntos o zonas azules. Las zonas azules son las áreas del mundo donde las personas viven vidas considerablemente más largas. En estos territorios podemos encontrar octogenarios, nonagenarios y muchos centenarios, e incluso algunos supercentenarios (personas que han alcanzado los 110 años).
Una primera investigación sobre el tema realizada por el astrofísico Michel Poulain y el gerontólogo Gianni Pes, reveló al centro de la isla de Cerdeña como uno de los lugares donde muchas personas superaban los 100 años. Este resultado llamó la atención del periodista Dan Buettner, quien apoyado por la National Geographic y la Sociedad de Gerontología de Norteamérica se dedicó a encontrar otras zonas del planeta que cumplieran con esta particularidad.
Esta investigación publicada en 2005 tuvo una gran repercusión, transformándose en uno de los números más vendidos de la historia de la prestigiosa revista.
Sumando los resultados de Poulain, Ges y Buettner, nos encontramos con cinco zonas azules en el mundo: Cerdeña (Italia), Okinawa (Japón), la Península de Nicoya (Costa Rica), la Isla de Icaria (Grecia) y Loma Linda (California).
¿Y en qué reside entonces el secreto para vivir 100 años?
En primer lugar se encontró un importante factor genético, pero no es suficiente con la predisposición de nuestro genoma. Factores como el buen clima, el acceso a comida sana, la vida en comunidad y atributos personales como la resiliencia y la confianza en uno mismo, también se han encontrado como puntos comunes entre estas personas.
En las propias palabras de algunos de ellos hay otro aspecto que consideran fundamental: tener una afición en la vida diaria que nos haga “salir” de la cama. Descubrir qué te apasiona y hacerlo el faro de tus días. A esto los japoneses llaman ikigai, una razón de ser. Es importante mantenerse siempre activo, aunque termine la vida laboral, hay que seguir haciendo cosas de valor para uno mismo y para la comunidad.