Empleo en Paysandú: se viene la noche…

El levantamiento de las medidas sanitarias para cruzar a la República Argentina ya hace sentir sus efectos de este lado del río Uruguay. Basta con caminar un poco por nuestra ciudad y conversar con los comerciantes para escuchar una seria preocupación sobre la caída de ventas registradas en los últimos días, lo que augura un invierno largo y difícil para la economía del departamento. Es verdad que no somos los únicos con ese problema y que tanto las ciudades de Salto como de Fray Bentos comparten una legítima y fundada inquietud sobre las perspectivas que sólo parecen agravarse con el paso de los días. En el caso salteño, el Intendente Departamental Andrés Lima ha tomado un papel protagónico tanto a nivel regional como nacional a la hora de difundir la iniciativa que habilite las micro importaciones en el litoral uruguayo. De acuerdo con lo informado por el portal oficial de la intendencia salteña, “En las últimas horas, el intendente de Salto Andrés Lima enfatizó la necesidad de generar un marco legal para habilitar la micro importación en el litoral, es decir, que las pequeñas y medianas empresas puedan adquirir productos del lado argentino y venderlos del lado uruguayo, pagando una tasa de un 3 a un 5 por ciento del volumen total ingresado. ‘Lo que buscamos es poder ofrecer en el comercio local mercadería a menor valor que el actual, y de esa forma evitar que el consumidor cruce a comprar al país vecino, fundamentalmente porque hoy la diferencia de precios es enorme’, sostuvo Lima. ‘Aún en el caso de que se quitara el IVA a todos los productos de la canasta básica, incluso así no seríamos competitivos’”. Lima agregó que “en los últimos días hemos visto cómo los uruguayos están cruzando a Argentina, por lo que es muy importante trabajar en ese sentido. Con la propuesta de la micro importación logramos que los comercios locales de Salto, Paysandú y Río Negro puedan mantener sus ventas, ofreciendo productos a menor precio que el que hoy se ofrece en plaza, y que el consumidor final tenga la posibilidad de adquirir productos a un menor precio. De lo contrario, el comercio de todo el litoral se va a ver resentido, habrá cierre de comercios y despido de trabajadores”
Un trabajo de agosto del 2021 llevado a cabo por el Departamento de Ciencias Sociales del Centro Universitario Regional (Cenur) de la Universidad de la República (UdelaR) con el título “Estructura socioeconómica y laboral de la ciudad de Paysandú y posible impacto del cierre de la planta de portland de Ancap” arroja importantes datos fruto de una encuesta y que ilustran la situación, por ejemplo: a) al consultar sobre el principal problema del empleo en la ciudad de Paysandú, la respuesta asciende al 80% referida al desempleo, seguida del salario en un 7% y b) entre quienes se encuentran desocupados se aprecia que la mayoría no sabe cuándo volverá a trabajar, indicando una situación que no respondería a la coyuntura sino a dinámicas estructurales que no demandan de mayor fuerza de trabajo para la producción. Generando un escenario de mayor vulnerabilidad social y laboral a los/as trabajadores de la ciudad de Paysandú. El referido documento destaca, asimismo, que el gasto promedio de un hogar de la ciudad de Paysandú en servicios públicos es de $7.173 y destina $20.970 para alimentos, lo que en total asciende a $28.143 aproximadamente. El 46% de los hogares no llegan, o apenas logran cubrir, gastos promedio en alimentos y servicios públicos, mientras que el restante 48% los cubren y especialmente el 6% de los hogares de la ciudad de Paysandú de manera muy holgada. En cuanto al tamaño de las empresas o negocios sanduceros y respecto al número de trabajadores que desarrollan tareas en los mismos, el 44% trabaja con 1 a 10 personas a la par. Seguidos de aquellos que desarrollan actividades en solitario (28%) y luego en empresas de mayor porte, donde comparten la 18 tarea entre 11 a 50 personas. Finalmente, un 9% se desarrolla en lugares donde comparten el espacio con más de 50 personas.
Sin dudas el referido trabajo académico del Cenur refuerza lo que constituye una indudable “sensación térmica”: el desempleo (e incluso el subempleo) sigue siendo una preocupación diaria y angustiante para miles de sanduceros que no encuentran una forma de vida digna y sustentable en un departamento que no ha logrado reconvertir su matriz industrial para generar nuevas y duraderas fuentes de trabajo. Más allá de algunos emprendimientos que se han radicado últimamente en nuestro departamento con distintas iniciativas y variadas dimensiones y efectos reales en el empleo, lo cierto es que Paysandú sigue sin poder encontrar el camino a un nuevo paradigma que lo proyecte hacia el futuro. Mientras tanto el departamento se balancea entre su pasado industrial y su deseo de transformarse en un prestador de servicios, principalmente turísticos. Tanto las termas de Guaviyú (que en alguna ocasión esta página editorial ha calificado como “la tumba de los cracks”) y el siempre conversado pero nunca concretado proyecto de Corrales de Abasto (un verdadero “elefante blanco” que ve pasar intendente tras intendente sin que se vuelva realidad) son espejos muy dolorosos en los cuales mirar la incapacidad que los sanduceros hemos tenido para forjar un destino que debemos construir en el presente, pero que le pertenece a quienes nos sucederán en el futuro.
Empantanado en un proyecto portuario en el medio de la ciudad que además carece de cargas y de la profundidad necesaria para buques de mayor porte (un “pequeño detalle” se podría decir con indisimulable pero lógica ironía), nuestro departamento continúa sin desarrollar una estrategia para transformarse en un centro logístico cuyos costos de instalación y funcionamiento serían menores al mantenimiento caprichoso de un proyecto portuario que claramente no logra auto sustentarse y que cada día más se consolida como una expresión de deseos o un lugar lindo para tomar mate o ver los atardeceres que en una realidad comercial generadora de puestos de trabajo de calidad.
Las autoridades del departamento tienen el deber de tomar medidas concretas y efectivas para que el aumento del desempleo que anuncia la cola de autos que cruza diariamente a Colón tenga las menores consecuencias sociales y económicas posibles. Al fin y al cabo se avecina una emergencia laboral en el departamento, una situación similar a la que el intendente Nicolás Olivera (en ese entonces diputado) pidió que se declarara el 5 de agosto de 2015 en la sesión de la Cámara Baja. Como lo expresara el mismo jerarca a nuestro diario en una nota publicada el 12 de julio de 2017 “a nivel departamental, al menos en este territorio, que es el que represento, la situación que se atraviesa a nivel laboral es mala y va camino a ser peor. Se hace imprescindible tomar medidas urgentes”.
Lo cierto es que, más allá del nombre de la persona que ocupe el cargo de Intendente, el tiempo pasa y los problemas de empleo en nuestro departamento persisten. Por su importancia y la gravedad de sus consecuencias se trata de un tema que debe ser abordado como la prioridad impostergable que es.