Dragado a 34 pies, no… ¡Casa Blanca!

Hace algunos días EL TELEGRAFO informaba sobre una reunión realizada en la ciudad de Concepción del Uruguay durante la cual el Centro Comercial, Industrial y de la Producción de esa ciudad presentó en esa ciudad entrerriana el proyecto de “dragado del río Uruguay a 34 pies como factor de desarrollo productivo regional y generador de empleo. (…) Este proyecto de profundización del río es impulsado por las 26 comunidades argentinas, uruguayas y brasileñas que integran el Comité para el Desarrollo de la Cuenca del río Uruguay, y ya ha sido elevado a las autoridades nacionales de Argentina y Uruguay para ser evaluado. Dragar a 34 pies generará las condiciones necesarias para la navegabilidad plena que permita el ingreso de barcos oceánicos a los puertos de Concepción del Uruguay, Fray Bentos y Paysandú”.
La iniciativa de llevar el dragado del río Uruguay a 34 pies es una de las banderas históricas de quienes insisten con el desarrollo de Paysandú como centro portuario ultramarino localizado en su histórica ubicación, que pudo haber sido buena y útil hace cien años o más, pero que claramente no responde a las necesidades de las naves que se utilizan hoy en día para ese tipo de transporte pero tampoco para la propia ciudad de Paysandú. No se trata de desconocer que los esfuerzos realizados hasta el día de hoy para reactivar el puerto y algunos hitos como la instalación de una nueva grúa, los cuales han permitido que empresas como Azucarlito, Azucitrus o Cimpay se mantengan operando y generando trabajo. Tampoco se trata de cerrar el actual puerto de Paysandú, sino de focalizar su actividad en transformarse en un puerto de transporte por barcazas, tal como sucede en los ríos internos de Europa o de Estados Unidos. En este sentido, en el año 2020, el especialista González Lapeyre, consultado por EL TELEGRAFO sobre la posibilidad de tener movimiento suficiente para un servicio de portacontenedores, dijo que “No. Creo que los productos del área de influencia de Paysandú y los que esa zona requiere, para ser transportados por el río Uruguay deben ser transportados por barcazas autopropulsadas de bajo calado con tripulaciones reducidas y si fuera posible constituidas por familiares. La experiencia de lo acontecido con el (buque portacontenedores) Provincias Unidas debe ser tomada en cuenta”.
La realidad demuestra que tratar de operar con transporte intercontinental desde un puerto en el medio de la ciudad (siempre y cuando se logre el previo dragado a 34 pies que posibilite tal operativa) es un esfuerzo en vano que causaría grandes perjuicios a toda nuestra comunidad. En efecto, tratar de realizar operativa interoceánica desde el puerto sanducero no tiene futuro, pero nadie lo dice en forma pública porque “queda bien” y es “políticamente correcto” seguir sosteniendo lo que la realidad ha demostrado claramente que es inviable. No se puede ser más realista que la propia realidad, y de hecho, actualmente 33 empleados de la estiba permanecen sin trabajo en el puerto de Paysandú y el portacontenedores “GF Paysandú”, de la naviera paraguaya “Guaran Feeder transporte fluvial” y gestionada por Multimar Uruguay hace cinco meses que permanece inactivo. Y eso no es por falta de dragado, sino porque sencillamente no hay cargas suficientes para moverlo y el transporte fluvial resulta caro y complicado para las empresas exportadoras, aún con todas las facilidades que se les ofrecen que prácticamente sale gratis operar en Paysandú.
Pero supongamos que milagrosamente aparecen las cargas necesarias y el puerto comienza finalmente a operar en forma fluida, y se gastan millones de dólares en dragar los pasos de Casa Blanca, ampliar los muelles, retirar las torres que cruzan cables de alta tensión –sin corriente– frente a San Félix, llevar un tren de carga atravesando la zona urbana hasta la terminal, construyendo los accesos que hoy están a medio hacer, etcétera, etcétera; aún así, ni el más delirante soñador puede siquiera suponer que un buque portacontenedores transoceánico, esos barcos gigantes que cargan miles de contenedores sobre sus cubiertas, remontará alguna vez el río Uruguay para cargar en Paysandú. Esos barcos operan en puertos “hubs”, desde donde precisamente parten las barcazas o pequeños buques feeders como el GF Paysandú hacia los destinos fluviales de menor tráfico.
Entonces imaginemos otro supuesto –aún improbable, por cierto–: que operaría con cargas a granel –granos, troncos, madera en general, cemento portland, etcétera–. ¿Cómo sería la ciudad con un puerto al final de la avenida Brasil trabajando con cargas de buques ultramarinos? ¿Los trenes con carga pasarán por la proyectada zona que planea urbanizar el proyecto OMA y atravesar el Paseo de los Niños? ¿Ese es el paisaje y la seguridad vial que queremos para nuestra ciudad?
Sin dudas un milagroso e improbable crecimiento del puerto actual generará problemas tremendos en la ciudad que los sanduceros no vamos a querer tener. Si los vecinos que viven en plena zona industrial –que es industrial al menos desde 1945, mucho antes de ser zona residencial– se quejan del polvillo de aserrín o de los camiones que se dejan estacionados en la zona urbana; ¿qué podría pasar cuando los trenes pasen por la zona de juegos infantiles atravesando la planta urbana y un lugar vital para el recreo y descanso de los sanduceros, incluyendo la afectación al predio ferial de la Semana de la Cerveza? ¿En qué quedará la bucólica belleza de la avenida Brasil y su potencial como paseo turístico? Además, con todo lo que se planea hacer ¡seguiría siendo un puerto inundable!
Pero si las mencionadas cargas nunca llegan (algo que cada día parece más probable) los obreros de la estiba seguirán reclamando por una promesa de trabajo incumplible, en un puerto donde se llevan enterradas decenas de millones de dólares por un sueño de una realidad que no existe.
Adicionalmente, existe otro problema con la actual ubicación del puerto sanducero: no permite la instalación y funcionamiento de una zona franca, una combinación que redundaría en mayores cargas, más actividad y más empleo de calidad para los sanduceros. Se trata nada más y nada menos que de contar con las condiciones mínimas (especio físico) para que nuestro departamento pueda contar con una zona franca, por ello es importante decirlo de una vez por todas y claramente: el actual puerto de Paysandú no permite la instalación de una zona franca, nunca será eficiente y de funcionar como se pretende, sería incompatible con la vida urbana que los sanduceros pretendemos para nuestra ciudad. Quienes luchan por reactivar el actual puerto para operativa ultramarina, sin quererlo están torpedeando un proyecto que sería por mucho más beneficioso para Paysandú e incluso para el movimiento fluvial de cargas desde nuestro departamento: la instalación de una zona franca, ya que no tiene sentido que ambos espacios estén separados físicamente.
A pocos kilómetros del centro de la ciudad existe sin embargo un lugar ideal para instalar un puerto, con mayor profundidad, capacidad de absorber la circulación de camiones que implicaría una operativa portuaria y con el espacio para instalar una zona franca: Casa Blanca. Los estudios de factibilidad realizados hace 20 años por la Administración Lamas así lo demuestran. No necesita dragado, no se inunda, tiene espacio de sobra, ¡y sigue siendo Paysandú! Es una realidad que rompe los ojos y que por algún motivo que desconocemos ha sido sistemáticamente ignorado por casi todos los políticos sanduceros. Lamentablemente esa ceguera con respecto a Casa Blanca se mantiene al mismo tiempo que se reclama el dragado a 34 pies para un puerto sin cargas, con trabajadores en seguro de paro y con la amenaza de perjudicar la calidad de vida de los sanduceros.