Giovana Cantero; madre ejemplo de resiliencia

Giovana junto a sus hijos.

Para Giovana Cantero Ayres (32), “ser mamá es una experiencia hermosa”. Giovana es madre soltera de Fiamma (14), Celeste (10) y Angel (9), y si bien ha debido enfrentar muchas situaciones difíciles, como tantas mujeres, es por sobre todas las cosas una persona que está “muy agradecida a la vida, porque me ha puesto en el camino muchas personas maravillosas”. Al conocer su historia, podemos asegurar que esta mujer es, sin lugar a dudas, un ejemplo de resiliencia.
En diálogo con EL TELEGRAFO, esta mamá nos contó que la maternidad llegó a su vida cuando aún era muy joven, un momento feliz en su vida pero también con muchos desafíos. “A los 17 años quedé embarazada y la tuve a los 18. En ese momento yo ya trabajaba. El papá era de Cerro Chato, entonces yo trabajaba ahí en la cosecha de citrus, pero me separé cuando la bebé tenía unos días. Me vine para Paysandú, pero como no conseguía trabajo me fui para Montevideo y trabajé en un frigorífico. A los dos años, volví a Paysandú y me dediqué al bagayo”, para poder sobrevivir con una pequeña hija.

En aquel entonces “conocí al papá de los chicos, con quien me casé y estuve 9 años en pareja. A los dos años nació Celeste, pero con problemitas de salud, que me obligaban a viajar a Montevideo todos los viernes para hacerse los controles. Cuando tenía apenas un mes y 18 días, tuvimos un accidente de tránsito y ahí se complicó todo, porque ella se quebró, tuvo un golpe en la cabeza”, describió.
Como secuela de ese accidente, a la pequeña se le diagnosticó una neuropatía sensitiva del miembro inferior derecho. A partir de ese momento comenzarían una serie de estudios y tratamientos a los que debe someterse hasta el día de hoy, “porque en la pierna derecha no tiene sensibilidad y hace 9 años que estamos lidiando con esto. Ahora la están tratando en el Pereira Rosell, un traumatólogo y un neuropediatra”.

Madre soltera, que no tiene hasta el momento un trabajo estable –se dedica al cuidado de personas mayores–, con todo lo que ello conlleva en el aspecto económico, debe sobrellevar además la enfermedad de su hija, que la obliga a viajar con mucha frecuencia a Montevideo.
“Muchas veces pierdo oportunidades de trabajo porque es mucha la dependencia que ella tiene, simplemente con la educación, como por ejemplo hace poco estuvo 10 días con antibióticos y reposo en casa, entonces yo tenía que ir a buscar los deberes a la escuela para traérselos, y luego que los hiciera volver para que la maestra los corrija y le diera nuevas tareas”, señaló. Además, “la adolescente que está en el liceo y el chiquito, que desde que nació ni siquiera pude amamantar porque yo estaba internada en un hospital con Celeste”, comentó.

“Ella es una niña sana, camina sola, va a la escuela, es inteligente como cualquier niña normal, pero le cuesta caminar y está con una exposición total a cualquier cosa, porque al no tener sensibilidad ella se golpea y no se da cuenta, viene ya con la herida o el hematoma”, explicó.

“LA MUJER MÁS FELIZ DEL MUNDO”

Pero mas allá de las circunstancias adversas, “ser mamá es una experiencia hermosa”, dice sonriente Giovana, recordando que “cuando me enteré que era mamá, yo no me voy a olvidar nunca de la felicidad que tenía, a pesar de que no conté en ese momento con apoyo familiar. Era la mujer más feliz del mundo y ni que decir cuando nació”.

“Además nos criamos un poco juntas, ella tiene 14 y yo 32, y ella siempre me dice ‘mamá vos sos mi mejor amiga’ y a mí me pasa lo mismo, compartimos la vida, cuento con su apoyo en muchas de mis decisiones, al ser la mayor es la que está siempre acompañándome. Cuando yo debo viajar a Montevideo, ella queda al cuidado de mis hermanas, pero queda al cuidado del hermano más chico”, relató.
Actualmente Giovana está en pareja y su compañero tiene un hijo a su cargo, Eric de 6 años, quien también vive con Giovana y su familia y a quien siente como un hijo más.