Asociación de Ingenieros Agrónomos, en su 110º aniversario, intenta adecuar su accionar a la nueva realidad nacional

En el marco del 110º aniversario que celebra este año la Asociación de Ingenieros Agrónomos del Uruguay (AIA) y de una gira nacional, integrantes de la Comisión Directiva se reunieron con socios del Centro Agronómico Regional de Paysandú este viernes, para dar a conocer las acciones planificadas así como recoger el aporte y conocer de primera mano las realidades y demandas de los profesionales, y a partir de ahí adecuar sus líneas de acción.
Durante esta instancia, que tuvo lugar en el Golf Club, EL TELEGRAFO dialogó con el vicepresidente de la institución, Ing. Agr. Gonzalo Freiría, a propósito del aniversario, de la actualidad y los desafíos institucionales. “La Asociación de Ingenieros Agrónomos fue fundada el 25 de agosto de 1912 por la primera generación de colegas egresados de aquella vieja Facultad de Agronomía, que había arrancado en 1905”, recordó el profesional.
Desde su creación, “sin lugar a dudas la asociación compartió mas de la mitad de la vida independiente del país y muchos de los colegas que han pasado, vinculados a la profesión y a la institución nuestra, fueron protagonistas relevantes en muchos hitos, no solamente de la producción agropecuaria sino de la propia vida política del país”, refirió.

“Entendíamos que después de este largo y duro paréntesis, que ha sido la pandemia, y que restringió en gran medida el funcionamiento de muchas organizaciones, era necesario que la Comisión Directiva fuera a tener un contacto presencial directo con el resto de ingenieros agrónomos que están dispersos en todo el país, nucleados en más de 10 centros agronómicos regionales por todo el territorio”, indicó. A través de estas instancias, se pretende “de alguna manera refrescar la vida interna institucional, escuchar las situaciones, los puntos de vista, las demandas”, precisó.

LA REALIDAD DE LA PROFESIÓN

“Esto se inscribe en una línea que arranca en 2019, cuando la Asociación realiza una encuesta nacional de la profesión para tener un mapa de cómo estaba compuesta la profesión en materia de edad, de género, de ocupación, de ingresos, de diferentes asignaciones laborales, no todos los colegas están estrictamente en actividad profesional, y dónde estaban, en qué tipo de instituciones privadas o públicas”, ilustró.
“Ese mapeo está vigente porque en 2 años no cambió sustancialmente”, consideró el entrevistado. A esa encuesta, se le suma este “tomar contacto directo y estimular que esos centros agronómicos sean generadores tanto de las críticas como propuestas de nuevas líneas de acción o reorientación de las mismas en la actividad de la vida gremial de una profesión como la nuestra, que núclea a más de 5.800 profesionales”.

A propósito de los principales datos que reveló esta encuesta, Freiría citó que “es una profesión masculinizada –lo que no es una novedad–”, aunque “la mujer va avanzando mucho en el mapa de la profesión, sobre todo en los últimos 30 años; es una profesión con una composición de edades medianas o medianas grandes sin perjuicio de que siguen apareciendo tandas de nuevas generaciones; una profesión que está en un 60% inserta en el Interior”.

A la vez, a través de este trabajo de Equipos Consultores, se “detectó que en rincones del Interior donde de repente no había otro tipo de profesional universitario, sí aparecía el ingeniero agrónomo, lo que de algún modo la transforma en referencia local, lo que a su vez es una responsabilidad”.
Asimismo, “encontramos que la ocupación de la población es muy alta, no presenta desocupación abierta significativa, es muy escasa”, destacó. En lo que respecta a los ingresos, a mayor edad del profesional, estos son proporcionalmente mayores. El estudio también permitió conocer que “hay un porcentaje muy importante del orden del 30-40% de ingenieros agrónomos que tienen niveles de formación de posgrado o de doctorados”, es decir que “se han preocupado por mantenerse al día y por ser competitivos”.
De manera que, este estudio “permitió conocer muchos elementos, que algunos se presumían y que los números fríos le pusieron contenido”, razonó, haciendo hincapié en lo representativa de la muestra desde que involucró a casi 1.500 profesionales.

ADECUAR RESPUESTAS A NUEVAS GENERACIONES

Consultado acerca de las razones que explicarían las causas que de esos 5.800 profesionales, tan solo poco más de 700 sea socios de la AIA, entendió que este fenómeno “primero pasa porque las sociedades a medida que pasan los años van cambiando en sus demandas o sentidos de pertenencia. Recuerdo en mis épocas de estudiante avanzado, próximo a recibirme, que con menos agrónomos en el país la asociación tenía más de 2 mil asociados. Fue pasando el tiempo, y como se ve en otras profesiones, hay un sentido de menor necesidad de las generaciones nuevas de asociarse a las instituciones y en eso, en buena medida, es consecuencia de que hay que encontrar respuestas a las necesidades de las nuevas generaciones”.
Precisamente, por ello “estamos haciendo este tipo de esfuerzos de contactarnos con todos los colegas del país y tratar de entre todos generar análisis, búsqueda y adecuación de respuestas a la gente más joven, que seguramente tienen necesidades como todos las tenemos en distintas etapas de la vida, buscando de esa manera que los que somos hoy 700 y pico, podamos volver a ser más de 2 mil o 3 mil asociados. Pero son caminos que hay que transitar y que llevan tiempo y paciencia”.

MAYOR PROTAGONISMO A CENTROS REGIONALES

Entre los desafíos que enfrenta la institución, Freiría identificó algunos que “son formales y necesarios, como por ejemplo, estamos procurando hacer una modernización estatutaria”, que permitirá “una dinamización de la actividad institucional en el interior, porque tenemos toda la intención que los centros agronómicos regionales, es decir los agrupamientos de colegas en el interior, protagonicen mucho más las actividades y servicios”.
A la vez, “modernizar, incorporar actividades y servicios, o dar de baja cosas que ya no tienen mucho sentido. Es de alguna manera darle una prestación utilitaria mucho más práctica”, destacó, considerando que se trata, en definitiva, de “buscar una renovación institucional en su funcionamiento y servicio, de acuerdo a las exigencias de los que tienen menos de 40 y no de los que tenemos más”.