Productores a la espera de lluvias pero también de jornadas soleadas

En pleno invierno la disyuntiva de los productores está relacionado al clima. Mientras hay quienes entienden faltan varios días seguidos de sol para mejorar el estado de cultivos y pasturas, están los que necesitan lluvias que mejoren sensiblemente los registros de las últimas semanas para cambiar radicalmente la crítica situación de cañadas y tajamares.

En el mes de junio y lo que va de julio las precipitaciones en la región han sido muy escasas, y productores consultados por EL TELEGRAFO han indicado que “son muchas las expectativas para que se concreten los anuncios de lluvias desde el viernes y hasta el lunes próximo inclusive, porque nos estamos quedando sin agua en las cañadas falsas y tajamares”. Esto se verifica especialmente en campos más ganaderos en donde el agua es sumamente importante.
En cambio, en aquellos campos más agrícolas las lluvias entre 5 y 10 milímetros de las últimas semanas, “vinieron muy bien para los cultivos de colza, cebada y trigo recientemente sembrados, los que están logrando un crecimiento óptimo, pero estamos necesitando días de sol para el crecimiento de los cultivos”, indicaron.
“Venimos de varias jornadas de mucha nubosidad pero prácticamente nada de sol, y está haciendo falta en los cultivos”, enfatizó un productor que de todas maneras sostiene que el momento para la agricultura “viene siendo muy bueno en cuanto a precios, pero no dejan de ser preocupante los valores de los insumos”.

Argentina

Donde si es muy preocupante la situación climática es en Argentina. Es que solo un 33% del territorio no se encuentra seco, mientras que el resto de la superficie, un 67%, presenta un abanico de situaciones que van desde anormalmente seco, sequía moderada, sequía severa, sequía extrema y sequía excepcional.
Esto se da mientras el país atraviesa, hasta el momento, el tercer año consecutivo con el evento la Niña, que ocasiona lluvias por debajo de lo normal, indica un informe de La Nación. Además, ocurre cuando todavía resta sembrar 1,6 millones de hectáreas con trigo –hasta la semana pasada se había completado el 73,5% de la previsión para el ciclo 2022/2023–, hay campos con poco pasto para la hacienda para terminar de pasar el invierno y existen lugares con registros de precipitaciones de los más bajos en 60 años.
Según la información que recopila el Sistema de Información sobre Sequías para el Sur de Sudamérica (Sissa), en la Argentina solo el 32,96% de la superficie (825.609 kilómetros cuadrados) no está seca. El dato es al 30 de junio último.

Luego, comienza el derrotero en torno de la sequía. El 19,37% del país está anormalmente seco. Son 485.236 kilómetros cuadrados. Después en sequía moderada se encuentra el 33,13% del país, con 829.841 kilómetros cuadrados. En sequía severa aparece el 10,36% del territorio con 259.504 kilómetros cuadrados. Para el caso de la sequía extrema se consigna el 3,65% del país, con 91.318 kilómetros cuadrados. Finalmente, en la categoría de sequía excepcional se ubica el 0,52% de la superficie, esto es 13.309 kilómetros cuadrados.

En el Sissa también se puede hacer un seguimiento de la situación al interior de cada provincia, en especial las productoras como ahora del cereal que falta implantar. En Córdoba, un 20,29% de la provincia está anormalmente seca, el 55,89% en sequía moderada, un 23,10% en sequía severa y un 0,67% en sequía extrema. Para destacar, Córdoba solamente no está seca en un 0,05% de la provincia.
Por el lado de Santa Fe, la provincia no está seca solamente en un 9,33% del territorio. Después aparece el siguiente escenario: un 10,5% anormalmente seca, un 75,88% con sequía moderada y un 4,30% con sequía severa.
En cuanto a la provincia de Buenos Aires, el 38,73% no enfrenta sequía. Luego hay un 17,93% anormalmente seco, un 39,11% con sequía moderada y un 4,23% en sequía severa.

Alta dependencia de lluvias

En opinión de Pablo Mercuri, director del Centro de Recursos Naturales del INTA, pensando ya para la nueva campaña de granos gruesos, que comienza en setiembre próximo, esta se iniciará –al menos por el momento– con un “bajo balance de agua en el suelo”, peor que el año pasado para la fecha.
“Se inicia con menos agua que el año pasado, que fue una segunda Niña. Estamos más dependientes respecto de la campaña anterior de las lluvias que vengan. Tenemos una campaña con una alta dependencia de precipitaciones”, indicó.

Situación crítica

Para los productores, junio fue un mes crítico en materia de lluvias que no ayudó al progreso de la siembra de trigo. En Marcos Juárez, en el sudeste de Córdoba, que suele tener unos 20 milímetros de media en una estación seca, ni siquiera se registró eso.
Cristian Russo, analista de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), señaló que hasta el momento no hay elementos que puedan forzar un cambio para la situación climática. “El Atlántico está moderadamente frío”, apuntó. Entre otras localidades, en la entidad hicieron correr para Tandil (Buenos Aires) una estadística para ver qué probabilidades hay que llueva más de 20 mm en lo que resta de julio. El resultado fue concluyente: la probabilidad estadística para esa zona es del 35%.
Hace unos días, la BCR en un informe detalló que la siembra de trigo 2022-2023 es la más atrasada de la última década.