Productores del Este del departamento: “es la crisis más grande que hemos vivido”

Productores a los que se les muere el ganado, que los sacan a los caminos vecinales para que encuentren algo de pasto, caminando kilómetros para obtenerlo, viajes en camiones con tanques de agua para brindarles el líquido elemento, y malvendiendo el vacuno porque ya no tienen qué brindarle. Ese es el panorama del Este del departamento de Paysandú y el Oeste de Tacuarembó, (Cuchilla de Haedo y también la Cuchilla del Fuego) donde un límite natural los separa, pero los une la desesperación por lograr la sobrevivencia de los animales, ante la falta de soluciones del gobierno.

José Riccetto es un productor que reside en Tacuarembó, pero transita los caminos del interior del departamento de Paysandú, pasando para llegar a su predio las localidades de Tambores, Piedras Sola, Tiatucurá y Arbolito, en la décima seccional.
“La situación es lamentable, porque no hay forraje, y los tajamares están secos”, sostiene a EL TELEGRAFO, a un costado del camino mientras observa a su ganado procurando encontrar algo de pasto. “Yo tengo agua de un pozo de brocal, que se ve es una muy buena vertiente, porque estoy distribuyendo para parte del ganado, teniendo en cuenta que hay productores en la zona que se le han secado los pozos”, explica sobre la problemática del agua, recordando que “es el cuarto año que venimos con el fenómeno de La Niña”.

El productor maneja un predio familiar de 540 hectáreas, “pasándome por 40 hectáreas de productor familiar y poder acceder a beneficios del Estado”. Dijo que realiza “producción de cría bovina y ovina”, sosteniendo que “he tomado todas las precauciones en cuanto a tajamares y divisiones”.
“La falta de agua y forraje nos ha sobrepasado a todos por más precauciones que hemos tomado, y desde que estoy acá (hace 35 años), es la crisis forrajera y de agua más importante de los últimos tiempos”.
Sobre el manejo efectuado, indicó que “es difícil tomar las decisiones, porque desde hace meses que se anuncian lluvias y llovió en otros lugares y acá nada”.

La decisión adoptada sabe que le va a complicar en el futuro, pero “Pepe” Riccetto no tenía otra salida. “Vendí todas las vacas de cría porque no se alzaban por falta de forraje, haciendo destete precoz a la ternerada, a las que le estoy dando ración”.
A esos vientres los aguantó hasta que pudo, y al comercializarlas dice que “las malvendí porque sino las estaría cuereando”. Dijo que lleva “20 vacas muertas, que se cayeron y no se pararon más. Ahora ajustando el manejo con la poca agua que tengo, voy manteniendo un rodeo chiquito, llevándoles con un camión de 1.000 litros a bebederos en donde les doy agua fresca”.

Aclaró que les lleva agua prácticamente tres veces al día, “y mirando hacia arriba y rezando que no se me seque el pozo, porque cada vez la bomba se corta más rápido al tener menos agua”.
Indicó que además solicitó la autorización para largar el ganado a la calle. “Los largo tempranito y los pastoreo, pero como hay poco pasto y nada de verde, el ganado se va caminando y horas después hay que traerlos nuevamente”.

MEDIDAS INSUFICIENTES

Entiende que las medidas aplicadas por el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP), “tienen toda la buena intención para los productores generales, pero son insuficientes, porque no son para hoy”.
Quien solicita créditos a través de Microfinanzas, “y teniendo en cuenta la burocracia que siempre tuvo el Estado, las soluciones llegan tarde”. Explicó que ha participado de las reuniones de la Mesa de Desarrollo de Tacuarembó y ha mantenido encuentros con la rural de ese departamento, “en donde se han presentado muchos productores y todavía no saben si podrán utilizar créditos. Se ha indicado que las raciones llegarían recién a mediados de abril, y estarían disponibles si llega una importación desde otro país vecino, pero que no solucionan la actual problemática”.
Mientras las lluvias demoran preocupa que está próximo a ingresar al otoño, “y con ello los primeros fríos, por lo que la gente continuará malvendiendo su ganado”.

Otro aspecto que preocupa a Riccetto es el futuro de la producción ganadera. “Somos muchos los productores que tendremos muchísimo menos terneros para la próxima primavera, que serán menos novillos para entre dos años, y cuando ya escasea el ganado gordo, imagínese lo que sucederá en dos a tres años con la menor cantidad de animales para abastecer la industria frigorífica”.

Expresó que “si aguantamos el ganado tendremos varios meses brindándole ración, y cuando se pretenda venderlos ¿desquitaremos el costo de lo vale el ganado o perdemos plata?” Entiende que “deben venir medidas más de fondo por parte del gobierno, porque así no paliamos la situación”.

SE FUE TODO CON LA SECA

José Ariel Scotto se ubica en la zona de Tiatucurá. “No tenemos pasto porque se ha ido todo con la seca, pero también la langosta nos está castigando fuerte”, sostiene el productor ante el requerimiento de EL TELEGRAFO. “Pero también la falta de agua está complicando mucho porque ya no queda nada en los tajamares y las cañadas falsas. Y si queda agua en algún tajamar es con barro en la vuelta, y el ganado está muy débil y por querer llegar al agua queda entre el barro y si no se lo saca no sale más de ahí”.

“Lo único que queda son los arroyos”, sostiene el productor, lo que le permite a la gente sacar agua para llevarle en tanques al ganado. “Hace rato que venimos con 5, 10 o 15 milímetros, y eso no da para juntar agua, porque hay que sumarle que el sol está muy fuerte, y esos días largos, sin sereno y sin rocío, hace que sea todo muy difícil”.
Sostiene que están solo a fardos, “porque dar ración es muy caro, y el fardo si se da por mucho tiempo ya no es bueno para el animal, llega un momento en donde al animal le falta otra comida, y el fardo ya no le alcanza”.

Aclaró que hay mucha gente que al grano no lo puede comprar, “porque no tiene plata, ya que se la gastaron comprando fardos y pensando que la seca sería más corta. Tal vez algún estanciero puede comprar el grano, y por algún lado u otro lo consigue, pero el mediano y el chico no lo puede conseguir, porque si quiere un crédito demoran mucho, entre un mes o dos, y se desmoraliza y deja. En caso de un préstamo, tal vez se consigue, pero el trámite es muy largo y la gente tiene que estar en el campo para atender sus cosas y no tiene tiempo para ir y venir a la ciudad todos los días, porque en esta situación a los animales hay que atenderlos todos los días”.

AMARILLO Y NEGRO

Scotto indica que en toda esta amplia zona “usted mira los campos y es todo amarillo, y en otras partes directamente es negro porque solo queda la tierra. Parece que ha matado todo con sulfato”, grafica el productor.
Y para ser más claro aún, sostiene que “si mira los campos, en donde se ve el negro entreverado con el amarillo, dicen que ese productor está por plantar algo porque lo tiene así, pero es todo a causa de que no llueve desde hace meses”.

En la zona de Tiatucurá y Salsipuedes no tenemos ni cañadas ni tajamares, y solo queda algún arroyito para el agua”, explica Scotto. Y en cuanto a pasto en los caminos vecinales “no queda más nada; se terminó todo. Para el lado de la ruta 5 algo de pasto hay, pero al no haber agua, es complicado llevarlos y no poder darle de beber al ganado”.
Siendo más preciso aún sobre como está esa zona del departamento, dijo que “más de la mitad ha vendido su ganado, y el que no, se le está muriendo porque no tiene capacidad para tener ganado con esta seca”.