La guerra breve de Putin ni ha sido breve, ni siquiera ha sido de Putin. El marketineado presidente ruso, siempre presentado como un hombre muy sagaz, valiente y frío, resultó previsible y enredado en sus propios impulsos propagandísticos.
Con más de 500 días de iniciada esta guerra, de las pocas cosas claras que hay es que Putin está entreverado entre su mito y su falta de estrategia, con purgas internas debido a la falta de resultados, el pesado aislamiento que va cayendo sobre la madre Rusia amenaza a la propia estabilidad del régimen. Pero lo mal que le va a Putin y a su desconcertado ejército, no significa que la castigada Ucrania y su presidente Volodímir Zelenski estén cerca de la victoria. Sino algo más ambicioso; han conseguido frustrar los anhelos de una guerra rápida y sencilla.
Es que además de las consideraciones que se puedan hacer al comparar los dos estados, las dimensiones territoriales, las historias de sus ejércitos, también son evidentes las diferencias en los antecedentes de los respectivos presidentes. Uno, un abogado, experimentado político, y un historial probado como hombre de la inteligencia soviética y rusa, en las que trabajó durante 16 años. Ha conducido el gobierno ruso durante varios períodos, y ha apelado a variados y sospechados métodos para mantenerse al frente del país. El otro, un actor, también abogado y recién llegado a la política. En efecto, el 31 de diciembre de 2018 anunciaba su candidatura a las elecciones presidenciales del 2019, que ganaría en segunda vuelta, con el 73,22%, frustrando la reelección de Petró Poroshenko.
Y se vino la guerra
Las relaciones entre Rusia y Ucrania son largas y con etapas violentas. Pero no nos vayamos lejos; tomemos el 2014 como inicio de una serie de hechos que desembocan en esta guerra. Aquel año, Rusia incursionó en territorio ucraniano, cumpliendo un plan claro: anexar Crimea y también Sebastopol después de un referéndum. Los conflictos políticos y militares, las intenciones separatistas de Donetsk y Lugansk, derrotas y otros insucesos, marcan el derrotero de Ucrania.
Desde entonces se sucedieron instancias de tensión, incidentes menores y también de intensidad, como los de 2015 en Siria. Luego en el 2017, comienzan las denuncias de injerencias rusas en diferentes procesos electorales, incluido el estadounidense, enfocados en erosionar las posibilidades de Hillary Clinton.
Putin habría de ganar las elecciones rusas del 2018, con 76% de los votos. Su cuarto mandato, en proceso, acabará en el 2024. Desde entonces hasta aquí el derrotero político-militar es intenso y solamente describirlo podría requerir varias páginas y no es el propósito de esta columna de hoy. A modo de resumen, solo digamos que la invasión rusa de Ucrania es un episodio bélico en desarrollo, a gran escala que se inició el 24 de febrero de 2022 y en una mirada un poco más larga, es un capítulo de la guerra ruso-ucraniana, a partir de los sucesos del Euromaidán que tuvieron lugar entre noviembre de 2013 y febrero de 2014.
El mayor ataque militar
De lo que no hay dudas, es que se trata del mayor enfrentamiento militar convencional en el viejo continente desde el conflicto ruso-georgiana de 2008, la segunda guerra chechena de 1999 a 2009, e incluso de la segunda guerra del Alto Karabaj, más reciente del año 2020. Varios de estos conflictos tuvieron a Putin implicado.
La anunciada guerra breve de Putin ya lleva más de 16 meses largos, casi 17. A junio de 2023, aunque la información es la primera víctima de cualquier guerra y ésta no es la excepción, las cifras de bajas es horrible. En efecto, según fuentes de las Naciones Unidas, hay por lo menos 9.177 víctimas civiles y otras 25.170 sufrieron heridas de distinta entidad. Según fuentes de los Estados Unidos, al cierre del mes de mayo de 2023, 20 mil soldados ucranianos han perdido la vida y otros 130 mil han sufrido heridas de distinta entidad. Según fuentes de la BBC, a inicios del mes de julio de 2023 habrían perdido la vida más de 74 mil soldados rusos, incluidos aliados, y más de 243 mil habrían recibido heridas de distinta significación.
En esta batalla paralela de números de víctimas, de las pocas veces que el mando militar ruso presentó datos, fue el 21 de setiembre de 2022. En esa oportunidad, el Ministerio de Defensa de Rusia informó que 5.937 soldados rusos habían muerto en combate. Estimó 61.207 bajas ucranianas y 49.368 heridos.
Estas guerras provocan grandes desplazamientos de población. Solamente en los primeros días de enfrentamiento cientos de miles huyeron de la zona de guerra hacia el Este de Ucrania, hacia Polonia, Hungría, Moldavia, Rumania y Eslovaquia. En este caso, Acnur, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, estimó que solamente en el período comprendido entre los meses de enero y octubre de 2022, más de 7,6 millones de ucranianos habían huido. El Alto Comisionado Filippo Grandi advirtió que se estaba ante el mayor flujo de refugiados desde el fin de la Segunda Guerra Mundial en suelo europeo.
¿Y cómo sigue esto?
Los enfrentamientos siguen en su espiral de violencia. Rusia ni victoriosa ni derrotada y Ucrania, con fuerte apoyo de EE. UU. y la OTAN, resiste e incluso ensaya contra ataques, pero con menos redobles de victoria de lo que sus anuncios de prensa describen.
Por un lado, Corea del Sur anunció que incrementará la ayuda humanitaria y también en suministros militares. Hasta antes de este anuncio, Corea había proporcionado ayuda militar no letal, es decir, chalecos antibala y cascos.
Por su parte, Putin ha insistido en que se mantienen las trabas a las exportaciones rusas de alimentos y están afectando, por ejemplo, las compras sudafricanas.
Las compras europeas de gas licuado ruso crecieron un 9% el año de la guerra, utilizando logística por barco. Irónicamente el bloque comunitario importó un total de 14,17 millones de toneladas de este combustible ruso por vía marítima, frente a las 12,99 de un año antes, según cifras del Grupo Internacional de Importadores de Gas Natural Licuado.
China, ayer sábado anunció maniobras aéreas y navales a desarrollarse en el Mar de Japón, junto a las fuerzas rusas. También ayer sábado, el presidente de Corea del Sur, Yoon Suk Yeol, comenzó una visita oficial a Ucrania, donde se entrevistó con Zelensky. Antes pasó por Lituania y Polonia.
Larga y baja intensidad
Toda esta información, cruzada y a veces entreverada, va dejando claro que se ajusta a un conflicto encapsulado y de relativa baja intensidad, pero aún con muchas víctimas. En la edición del 12 de mayo de 2022, escribíamos en el semanario Voces, que todo se encaminaba hacia “un conflicto largo de baja intensidad y esclerosante”. Lo que en ese momento era una deducción a partir del análisis de las estrategias de las partes y sus aliados, hoy, algo más de un año después, es una confirmación.
Ucrania sigue intentando ingresar a la OTAN, pero aún no lo logra. A un costo enorme, tanto en endeudamiento con organismos como el FMI, como en destrucción de sus industrias y sus ciudades, no lo ha logrado. Y así como Putin no ha logrado su objetivo militar del que presumía lograría fácilmente, su tentación imperial lo ha debilitado política y militarmente, incluso en su rol de proveedor de gas, petróleo y granos.
Así planteadas las cosas, ¿qué será de Ucrania, destruida y endeudada? ¿Y qué será de Putin y de la vieja Rusia, aislados y debilitados en su posición estratégica? → Leer más