Dos fósiles de dinosaurios excepcionalmente bien conservados han sido encontrados cerca de la ciudad de Chengde (provincia de Hebei), en el norte de China. Los restos pertenecen a un ceratosaurio y un estegosaurio y su hallazgo es muy significativo, ya que vivieron en los primeros estadios del período Cretácico.
El primer fósil es de un ceratosaurio, un tipo de dinosaurio carnívoro que vivió entre finales del Jurásico tardío y el Cretácico temprano. Mide aproximadamente un metro de longitud y sus huesos estaban casi intactos, lo que ha permitido entender su anatomía, que demuestra que era bípedo. Este espécimen, por su buen estado de conservación, llena un vacío en la historia evolutiva del ceratosaurio.
El fósil de estegosaurio, uno de los herbívoros más famosos por sus placas dorsales, mide unos cinco metros de largo, está casi completo y contiene esqueleto y piel, algo muy raro ya que los tejidos blandos no suelen conservarse. Es la primera vez que se descubre un estegosaurio en esta región y es mucho más grande que otros dinosaurios desenterrados anteriormente en la provincia de Hebei. Según Zhang Fucheng, miembro del comité estatal de expertos en paleontología y fósiles, esta podría ser la muestra más grande de piel de dinosaurio fosilizada encontrada en el mundo.
Cambio de era
En conjunto, ambos fósiles son de gran importancia porque se encuentran justo en la transición entre el Jurásico y el Cretácico, respectivamente el segundo y tercer períodos de la era Mesozoica. Tienen unos 130 millones de años y se ubican en un período llamado Hauteriviense, el tercero de los once que conforman el Cretácico.
Según Zhang Fucheng, los fósiles son de gran importancia para ayudarnos a aprender sobre las características de la superficie corporal y las funciones fisiológicas de los dinosaurios, así como el entorno geográfico y el clima del período Cretácico temprano. Actualmente, los trabajos de restauración han concluido y la intención es crear un modelo 3D de los dinosaurios para llevar a cabo las investigaciones. Los dos especímenes son de suma importancia por encontrarse en el final de la historia de ambos linajes y por su buen estado de conservación.
El caso del ceratosaurio es especialmente interesante porque algunas especies de esta familia sobrevivieron al cambio de era y la transición al Cretácico, con lo cual un espécimen que vivió en aquella época puede ayudar a entender los cambios que se produjeron en estos dinosaurios para intentar adaptarse y por qué finalmente no lograron sobrevivir por más tiempo. En el caso de los estegosaurios, aunque no sobrevivieron al cambio de era, sí lo hicieron algunos de sus parientes de la familia de los estogosáuridos, como el género Wuerhosaurus, cuyas placas eran redondeadas en vez de puntiagudas. El estudio de este individuo podría ayudar a entender qué cambios se produjeron en el ecosistema y cómo se adaptaron los estegosáuridos supervivientes.
