“En medio del caos el Estado debe poner un poquito de orden”, dijo José Pereyra

Frente a la actual situación en la que tenemos un país “caro” y otro “muy barato”, se ha generado “un caos y ahí en medio del caos, el Estado debe poner un poquito de orden, colaborar con aquellos que están obligados a hacer el sacrificio y colaborar con aquellos que van a empezar a tener sacrificios si nos se hace algo, porque además es una cadena”, dijo a EL TELEGRAFO el director del Banco de Previsión Social (BPS) en representación de los empresarios, José Pereyra, al analizar la situación que enfrentan los comerciantes locales a raíz de la diferencia cambiaria con el vecino país.
Durante la última visita que realizó a nuestro departamento, “estuvimos hablando con comerciantes de la zona”, indicó, agregando que “nos tomamos el tiempo para conversar sobre todo de la actual coyuntura”. A sugerencia de los propios empresarios, visitó la zona del bagashopping sobre calle Zorrilla. “Fuimos a verlo y nos dio cierta lástima porque está polulando formalizar lo informal”, sostuvo, a la vez de comentar que “fuimos para un poco ver, porque la verdad es una de las cosas que preocupa más al comercio”.
“A veces existe eso de no animarse a decir cosas”, por entenderse que si “hay gente que está en la mala”, ésta “tiene el derecho a sobrevivir”, apuntó, considerando que “ahí es donde el Estado debe intervenir. Me parece que el Estado debe intervenir cuando la cosa es que la supervivencia individual genera los males mayores”.
“En este caso el desorden es económico; tenemos un país muy caro, tenemos un país vecino que está muy barato por el desorden que tiene. Entonces tenemos uno caro y uno muy barato, esto genera un caos y ahí en medio del caos el Estado debe poner un poquito de orden, colaborar con aquellos que están obligados a hacer el sacrificio y colaborar con aquellos que van a empezar a tener sacrificios si no se hace algo porque además es una cadena”, analizó.

“SE VA A LLEVAR UNAS CUANTAS EMPRESAS”

De acuerdo a las visitas que realiza a empresas, describió encontrarse con situaciones en las que el dueño admite tener un atraso en el pago de BPS, lo que en su visión “ya es el golpe final para que la empresa cierre”, pues con “las multas, moras y recargos, la usura que tiene el BPS es interminable”. Y al dialogar con ese empresario y preguntarle “¿pero, qué te pasó?”, relata que “estaba tratando con tal empresa, cayó en la mala y se atrasó y tal otra empresa que está ahí tecleando y ya para mí no me va a pagar”, por lo que todo “va a terminar en un desastre”. De modo que comparó este panorama con la caída de las fichas en un dominó. “Cuando queremos acordar, esta situación se va a llevar unas cuantas empresas y ni que hablar gente que está trabajando informalmente”, sentenció. Además, ahondó en el impacto que tiene el cierre de una empresa con una deuda ante BPS, pues este empresario “pasa a ser un paria para el Estado, no se va a poder jubilar –por esa deuda–” y tampoco sus hijos o esposa en caso de viudez podrán contar con el beneficio de una pensión.
“Y en esas condiciones que yo soy un paria y mi familia” también lo es “por haber intentado ser empresario y porque la situación se complicó en la región y porque todo el mundo va comprar al otro lado, en esa coyuntura” resuelve abrir una empresita nuevamente, pero esta vez sin aportar, a sabiendas que “no me voy a poder jubilar”, razonó, entendiendo que así se marca “una estructura permanente” y “esto es un círculo vicioso”.
De modo que, “si no hacemos un cambio, es el mismo Estado que me está diciendo ‘vaya, hágase informal, yo no le voy a dar ninguna solución y viva de la informalidad, total yo no lo voy a perseguir, lo voy a perseguir a usted si es formal, es más lo voy a hacer paria y lo voy a estigmatizar, si mañana se muere le voy a hacer recordar a su señora y a su hija que usted tenía una deuda’”, disparó.

UN SUSTITO Y NO PASA NADA

Consultado por dónde pasa la solución, consideró que es clave “cortar, ponerle las cosas claras en la frontera”, pues entiende que “lamentablemente no queda otra”.
En este sentido le preguntamos sobre qué le expresan los comerciantes sobre los mayores controles anunciados desde el gobierno, a lo que respondió que éstos entienden “que son un sustito por un tiempo y que no pasa nada”.

EL PESO DEL ESTADO

Además “no hay confianza; tampoco es que vivimos en un Estado que la gente dice pago los impuestos, cumplo y se van a ver los beneficios. Estamos en un Estado que ya hace tiempo viene creciendo muchísimo, que el ciudadano no ve una devolución sobre todo lo que aporta”, observó, considerando que ese “es el problema”.
“Si uno creyera en el Estado uruguayo, si uno creyera en el sistema político partidario, no estoy hablando ni proponiendo un sistema anárquico, sino proponiendo que quienes están, todos, pongan las barbas en remojo” acerca del peso que supone para el ciudadano la carga del Estado, aclaró. En este sentido, refirió al ejemplo del análisis que hacía una institución acerca de “cuantos días tenía que trabajar el uruguayo para pagar sus impuestos” y en el que revelaba que entre el 1º de enero y mayo inclusive “nosotros trabajamos para el Estado”.
“Entonces, en un Estado que nos apreta de esa manera y que nos hace hacer todo el esfuerzo a nosotros, escaparse un poquito y en una situación en la que tengo necesidad ir y comprar un poco más barato y poder comer algo que me gusta, que si lo tengo que comprar acá no puedo y, bueno son tentaciones naturales”, reflexionó.
“Ahora, si nosotros estuviéramos orgullosos del Estado, si viéramos que es el justo precio pagar lo que pagamos por el Estado, si fuéramos como Suiza, por ejemplo”, es otra la realidad.