La pregunta que se hace Chile

Kast-Milei, una pareja en los extremos.

(Por Horacio R. Brum)
Desde agosto, cuando en Argentina se realizaron las elecciones para determinar las candidaturas presidenciales, este corresponsal recibe la misma pregunta de los colegas chilenos, al viajar entre Buenos Aires y Santiago. “El loco” es Javier Milei, y no sólo los periodistas y analistas políticos quieren saber qué sucederá si llega a la Casa Rosada el hombre que ha alterado como nunca los equilibrios de la política argentina. Los empresarios intentan estimar qué riesgos o ventajas habrá para las inversiones y los negocios, en tanto que los políticos, si son de izquierda, se preguntan cuán profundo y genuino es el anticomunismo declarado por el hombre de la melena desordenada y si son de derecha, calculan qué posibilidades reales tiene éste de convertir a su país en la plataforma para el regreso a la región de las ideas derechistas y neoliberales que tuvieron su apogeo en el Chile de los años ‘80.

Durante el gobierno de Carlos Menem, el empresariado chileno estuvo a sus anchas en Argentina. Las privatizaciones fueron un incentivo para invertir en numerosos sectores, desde la energía hasta el transporte aéreo, aunque los chilenos tuvieron que adaptarse a una cultura y prácticas empresariales muy diferentes. Venían de un país donde la dictadura había destruido el sindicalismo, en el que la sociedad es muy jerarquizada y la vida a crédito obliga a los trabajadores a preocuparse más de no perder el empleo que de defender sus derechos. En el apogeo del menemismo, un gerente general recién llegado de Chile a ejercer el mando en una de las compañías compradas por pocos millones de dólares se quejaba, en un reportaje del diario santiaguino El Mercurio: “¡Cuando tomo una decisión, tengo que explicarla hasta al ascensorista!”

Aún así, todos los grupos empresariales importantes chilenos marcaron presencia al otro lado de los Andes y entre ellos se destacó Cencosud, de propiedad del inmigrante alemán Horst Paulmann. Paulmann tiene un afecto especial por Argentina, porque allí se refugió su familia cuando el padre huyó de la Alemania de posguerra, a causa de sus vinculaciones con los nazis. Cencosud posee Jumbo, Disco y Vea, tres cadenas de supermercados que abarcan todo el espectro del poder adquisitivo de los argentinos, además de las tiendas de materiales de construcción Easy y Blaisten y el gran shopping Unicenter. El grupo es de los pocos que no se plegó a la desbandada general de las inversiones chilenas, que comenzó con la llegada al poder del kirchnerismo.
Según el punto de vista de la mayoría de los empresarios chilenos, los Kirchner crearon un clima sumamente negativo para los negocios, con numerosas restricciones, incertidumbres y medidas arbitrarias. En 2021, cuando la compañía aérea Latam resolvió poner fin a sus operaciones en Argentina –después de un verdadero acoso de parte de las autoridades y los sindicatos en favor de Aerolíneas Argentinas–, la empresa justificó su salida con un argumento que comparten muchos en la comunidad de negocios de Santiago: “No es posible visualizar un proyecto viable y sustentable en el tiempo” en ese país. El año pasado, la compañía de electricidad Enel Américas, que tiene su sede principal en la capital chilena, comenzó a retirar sus inversiones y sus ejecutivos afirmaron que Argentina es como un “corralito”, donde todos los fondos deben reinvertirse ahí, sin retirar utilidades, dadas las restricciones cambiarias. Incluso Cencosud, en uno de sus balances trimestrales, habló de “mercado hiperinflacionario” argentino.

El candidato estrella de la extrema derecha chilena.

No es extraño, entonces, que Javier Milei, con sus propuestas que recuerdan a la instauración del neoliberalismo en los primeros tiempos de la dictadura de Augusto Pinochet, sea aclamado como una suerte de profeta del retorno a ese modelo económico. Por otra parte, sus posiciones conservadoras en temas como el aborto despiertan simpatías en una clase alta mayoritariamente derechista y católica. En agosto, cuando Milei dio una conferencia en el centro cultural de la comuna de Las Condes (uno de los bastiones santiaguinos de la derecha política y económica), fue aclamado a sala llena y entre el público se vieron jóvenes que lo vivaban como a una estrella del rock. “Tú has hecho mucho por cambiar el eje del debate no sólo en Argentina, sino en América Latina… eres un referente de que cuando se tienen ideas claras, se es categórico, consecuente y coherente, aún cuando la mayoría está completamente en contra, finalmente se termina por dar vuelta el clima de opinión”, le dijo durante la presentación Axel Kaiser, figura del extremismo neoliberal chileno y compañero de ruta de José Antonio Kast, quien fue el rival de Gabriel Boric en las elecciones presidenciales de 2021. Los Republicanos, del partido de Kast, consiguieron controlar el Consejo Constitucional que elaboró un nuevo proyecto de reemplazo de la Constitución pinochetista vigente desde 1980.

Ese texto, que será sometido a plebiscito en diciembre, combina numerosas referencias a la moral conservadora cristiana con criterios económicos y de la propiedad, que podrían echar atrás los cambios más significativos hechos por los gobiernos de centro-izquierda, entre ellos, la ley del aborto y la reforma de la industria de la salud privada. Pese a que van en aumento las probabilidades de un rechazo de esa Carta Magna, el partido Republicano ve en la eventual aprobación una plataforma de despegue hacia la presidencia, para las elecciones de 2025.
José Antonio Kast en La Moneda, Javier Milei en la Casa Rosada y, si a Lula Da Silva no le va bien, el hijo de Bolsonaro al mando en Brasil, forman una trinidad que estimula los sueños de la extrema derecha neoliberal de terminar con la era progresista.

Sin embargo, dentro del liberalismo tradicional de Chile hay reservas respecto de lo que puede hacer “el candidato de la motosierra” argentino. No gustan mucho su estilo estridente ni sus pretensiones refundadoras, como acabar con el Banco Central y eliminar el peso. En una columna del semanario electrónico El Líbero, el catedrático de la Universidad Católica y director de un centro de pensamiento liberal Alejandro San Francisco, subrayó que “Argentina necesita reformas estructurales muy difíciles de imaginar y prácticamente inviables. A Massa le correspondería administrar la continuidad de un proyecto fracasado y de un país en la miseria; no obstante, esa miseria y el manifiesto deterioro institucional también acompañarían un eventual gobierno de Javier Milei. Todo ello de la mano de un cansancio acumulado, de saber que se han desperdiciado tantas oportunidades, de que la grandeza cercana y estimulante del desarrollo ha dado paso a un subdesarrollo del cual parece cada vez más difícil salir”.

Entre los empresarios, otra preocupación es la idea de Milei de romper con los gobiernos que define como “comunistas” y desarticular el Mercosur. China es un gran socio comercial de Chile, que a su vez busca ubicarse como el puente entre ese país y América Latina. En cuanto al Mercosur, aunque los gobiernos de Santiago se han mantenido a la distancia prudente de miembro asociado, éste es un mercado importante, en el que se destaca la relación con Brasil.

Así las cosas, parece que a este lado de la Cordillera son más los que prefieren que las votaciones de hoy mantengan “lo malo conocido” en Buenos Aires, en vez de abrir paso a una relación bilateral con más impredecibilidades que la actual.