Los dichos y los hechos

Mañana jueves se pondrá en marcha en la Dubai Expo City, de Emiratos Árabes Unidos, la 28ª Conferencia de las Partes, conocida como COP28. Se trata de la reunión oficial de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, que se extenderá hasta el 12 de diciembre próximo. A esta instancia se llega con los antecedentes de los fracasos en el cumplimiento de las metas previamente fijadas, metas que no son más que los compromisos que la ciencia evalúa que permitirían no superar el incremento de la temperatura media del planeta en 1,5 grados Celsius respecto a la de la revolución industrial.
En vísperas de esta instancia el secretario general de la Organización de las Naciones Unidas, Antonio Guterres, ha vuelto a intentar llamar la atención sobre lo dramático de la situación en la que nos encontramos. Lo hizo luego de una visita a la Antártida, tras la cual describió un panorama harto preocupante.
“Impresionado por el impacto del cambio climático en la Antártida durante su reciente visita, el titular de la ONU hace un llamamiento a los líderes mundiales en vísperas de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, que se celebrará esta semana en Dubái, para que adopten medidas urgentes como triplicar el uso de energías renovables o duplicar la eficiencia energética”, dice la crónica publicada en el sitio oficial de ONU, en la que también consta el llamado de Guterres a “romper el ciclo mortal del calentamiento global antes de que se alcance un ‘punto de inflexión letal’, declaró el secretario”. Estas palabras fueron vertidas en una reunión con periodistas en la que describió que pudo apreciar de primera mano “la ‘profundamente impactante’ velocidad a la que se está derritiendo el hielo en la Antártida, tres veces más rápido que a principios de la década de 1990”. Las nuevas cifras disponibles al respecto, que presentó el funcionario, “revelan que el hielo marino en el Polo Sur está ahora 1,5 millones de kilómetros cuadrados por debajo del promedio para esta época del año; eso equivale a la superficie combinada de Portugal, España, Francia y Alemania juntos”. Advirtió que “el deshielo de las capas marinas significa el aumento del nivel del mar. Y eso pone directamente en peligro las vidas y los medios de subsistencia de las comunidades costeras de todo el planeta”.
Además enfatizó en que, de no cesar las extracciones de combustibles fósiles, “nos dirigimos hacia un calamitoso aumento de la temperatura de tres grados centígrados a finales de siglo”, lo que marcaría, a su juicio, “un punto de inflexión mortal”. Podría representar un aumento de unos 10 metros en el nivel del mar.
Tendrán que ser contundentes Guterres y sus aliados para tratar de convencer a un grupo de estados que han venido incumpliendo con la misma constancia con la que asumen sus compromisos de reducir sus emisiones y de los cuales muchos hay que abrazaron la meta de alcanzar a la neutralidad de emisiones hacia 2050, pero que, al mismo tiempo no paran de ver crecer las cifras de extracción de combustibles fósiles y, lo que es más preocupante, asisten a una serie de señales adversas que están dando los mercados respecto al futuro de la movilidad, que ya no asoma tan “eléctrica” como parecía apenas unos años atrás, cuando todas las automotrices creían que el camino a seguir era el que iba trazando la Tesla de Elon Musk.
Y en medio de todo este lío hay una oportunidad para que Uruguay levante esta bandera. Días pasados se realizó una reunión preparatoria entre los jerarcas que van a asistir a los debates en Dubái, en la que participaron el ministro de Ambiente, Robert Bouvier; la ministra de Economía y Finanzas, Azucena Arbeleche; el ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca, Fernando Mattos; el ministro de Relaciones Exteriores, Omar Paganini, y el subsecretario del Ministerio de Industria, Energía y Minería, Walter Verri. La reseña de la reunión en la página del Ministerio de Ambiente indica que “avanzaron en transmitir en la COP la consolidación de una Agenda Nacional con foco en acelerar las transformaciones económicas, sociales y culturales necesarias que permitan desarrollo productivo sostenible de nuestro país, incorporando medidas integrales de mitigación y adaptación al cambio climático”. En particular el ministro Bouvier –recientemente cuestionado por temas internos como los derrames en UPM, el proyecto Arazatí y un relleno sanitario proyectado en Canelones–, indicó que “es muy importante lograr una postura común en cuanto al acceso al financiamiento y la cooperación, ya que, como ustedes saben, como dijo el presidente Lacalle recientemente en su intervención en la ONU, Uruguay es un país que está haciendo las cosas bien pero debido a eso mismo, quedamos marginados en cuanto a financiamiento”. La frase de Lacalle Pou aludía a que el país ha ido dejando de acceder a algunos recursos que se destinan a países en desarrollo, conforme ha ido mejorando su posicionamiento en diferentes áreas. Posicionarse como un ejemplo a mostrar al mundo de cómo se puede transformar una economía en términos de eficiencia y sostenibilidad puede permitir al país captar nuevos recursos que le permitan consolidar los planes. Un ejemplo de esto son los créditos sujetos al cumplimiento de metas ambientales, con las que ya se ha experimentado exitosamente.
Pero más allá de ello, como bien dice el artículo en la web ministerial, “Uruguay es altamente vulnerable al cambio y la variabilidad climática debido a nuestra economía basada en la producción agroindustrial y servicios, además de que el sector turístico y gran parte de la población, se ubican en la zona costera”. De allí que el país ha asignado, justificadamente, “prioridad política” a las acciones de adaptación y de mitigación de los efectos del cambio climático.