Solicitada: Nunca más partidos tradicionales

Allá por noviembre o diciembre de 2018, había permeado el relato político en la opinión pública de que el gobierno de aquella época había agotado su programa, que ya nada podía esperarse en cuanto a mejorar la calidad de vida de la gente, porque la gestión estaba agotada. Se insistió hasta el hartazgo que el uso de las tarjetas corporativas era de una gravedad inusitada y se llevó a la renuncia a un vicepresidente por una bermuda y un juego de sabanas King-Size.

La justicia actuó y operaron consecuencias. Otro es el plano del relato político. Muchos uruguayos creímos, muchos blancos probamos la pastilla. Nos subimos al barco del cambio al discurso de la necesidad de que era necesario sustituir las autoridades políticas. Así las cosas las elecciones internas del 2019 significaron un mojón en la participación de personas por primera vez en política en los partidos tradicionales.

Porque muchos creímos. Conformamos agrupaciones nuevas, participamos en las elecciones por primera vez, hablábamos con la gente en la calle, en redes sociales, en las radios, en distintos medios masivos, intentamos aportar nuestro grano de arena para que el Partido Nacional volviera al gobierno. Pero nada de esto fue como se describió. Hambrearon al pueblo desde el primer día, y hasta el día de hoy.

En nuestro caso ya en el primer año renunciamos por voluntad propia al Partido Nacional y no lo hicimos por escándalos de corrupción, renunciamos por voluntad propia. Se instalaba un gobierno nuevo pero que llevaba en su ADN las peores prácticas de la política uruguaya.

Hoy sentimos vergüenza de haber aportado para la realidad que hoy tenemos. Como blancos sentimos una profunda y triste vergüenza. No votamos al Partido Nacional para que hubiera un escándalo de corrupción todas las semanas. Votamos al Partido Nacional para otra cosa. Por ello muchos blancos no vamos a acompañar nuevamente con el voto al partido. Exhortamos a los blancos a tener una actitud crítica y consciente de la realidad que se vive, para no volver a cometer errores en el futuro.

Sergio Rodríguez Heredia