Madre y padrastro de un niño de un año fueron imputados por matarlo a golpes

En el Juzgado Penal de Soriano fueron imputados en la víspera la madre y el padrastro de Santino Angelino Duarte, un pequeño de tan solo un año y cuatro meses que falleció el pasado viernes en Comepa de nuestra ciudad, donde había sido trasladado desde Mercedes tras recibir una golpiza en su casa que le causó muerte cerebral. El caso, que en principio su madre dijo a los médicos había sido por un accidente doméstico, permitió sacar a la luz que el pequeño venía siendo maltratado físicamente desde antes, lo cual fue determinado por los estudios que realizaron médicos de la mutualista sanducera.
Santino ingresó el miércoles a la emergencia del hospital de Mercedes donde fue reanimado y trasladado a Comepa. Una vez en nuestra ciudad los médicos le constataron muerte cerebral. Si bien se mantenían las esperanzas, el viernes se decidió desconectarlo. En tanto, la pericia constató que el pequeño tenía moretones, fracturas en dos costillas y que la muerte había sido consecuencia de un golpe seco y contundente que recibió en la cabeza. Asimismo los médicos constataron que presentaba desprendimiento de retina.

Ante las pruebas encontradas, las alarmas se encendieron y se pidió la detención de la madre y el padrastro. Este jueves, el hombre fue imputado a pedido de la fiscal del caso Stella Alciaturi, por un delito de homicidio culposo y la mujer por reiterados delitos de violencia doméstica agravada. “Hay posibilidades de que esa imputación cambie, con la evidencia que se recabó hasta la fecha la imputación posible era esa”, afirmó la fiscal. “Resta diligenciar mucha prueba pericial, una junta de peritos, algunos informes de ITF que ya fueron solicitados, declaración de testigos, de profesionales que intervinieron en las distintas etapas, para determinar efectivamente cuál es la participación de cada uno y cómo incidió en el resultado”, agregó. Como medida cautelar se dispuso la prisión preventiva por 120 días, porque la Fiscalía consideró que existía un riesgo de entorpecimiento de la investigación. “La libertad de los imputados puede permitirles entorpecer las diligencias que faltan”, aclaró la fiscal.

EN EL ÚLTIMO MES

La abuela paterna del niño, Rosario Acosta, contó detalles de lo que había pasado. “Santi fue un niño muy amado por nosotros, cosa que sin duda saben mis allegados. El problema es que vivimos a 50 kilómetros de su casita, en un pueblo llamado Sacachispas. Desde que mi hijo y esta mujer se separaron yo seguí con ella, ayudándola en todo y siempre pendiente. Desde los 15 días (de vida de Santino) empezó a venir a casa con ella, yo le pagaba los pasajes y venía ella con Santi a quedarse días. Jamás le gritó ni habló mal, mucho menos pegarle. Era, ante mis ojos, una madre amorosa. Yo iba 2 o 3 veces al mes a Mercedes también a verlo y llevarle sus cositas, pero no podía estar todos los días. Le cortaba sus uñitas, que siempre estaban largas, lo bañaba, vestía, le daba la mema, lo llenábamos de amor y muchas mañas. Jamás le vi nada. Fue y será siempre el amor de mi vida. Nadie se dio cuenta, por el ritmo de vida que llevamos. La madre estuvo un mes evadiendo para pasarme la dirección de la nueva casa, donde se había mudado con el marido y nuestro Santi. El 2 de abril fuimos a Mercedes y le volví a pedir la dirección y me dijo que estaba trabajando, que al salir me mandaba ubicación, lo cual nunca hizo. Cómo iba a imaginar lo que pasaba… yo confié en que estaba trabajando de verdad. Lo que no entiendo es cómo la gente que estaba todos los días con ellos nunca vio nada. Le dije que en estos días volvía. El miércoles 3 a las 13 y algo me avisan que Santi tuvo un accidente doméstico y estaba grave, salimos volando bajo lluvia, con las cañadas crecidas, con mi marido para Mercedes. Llegamos al hospital, le di un besito y le prometí que todo iba a estar bien. La primera promesa que no le pude cumplir”, relató.

Del Hospital de Mercedes fueron a CAMS donde le hicieron una tomografía “y de allí salía a Paysandú”. “Era tan horrible de ver y de vivir ese momento. Me dijeron que Santi había llegado sin signos vitales, pero yo confiaba en que los médicos lo iban a salvar. Ella (la madre) me decía que el nene se le había caído de los brazos a Matías (su pareja), que ella justo había ido a la casa de la madre. Pero no podía haberle afectado tanto una caída. Sospeché obvio que él le había hecho algo, pero ella juraba que no. Volvimos a casa y nos fuimos para Paysandú. Lo que me dijeron los médicos fue horrible. Santi tenía hematomas en la cara, cadera y espalda, dos costillitas fracturadas y fractura de cráneo. Un estudio realizado en la retina de sus ojos mostraba signos de golpes y sacudones de distinta fecha. No había duda, estaba siendo maltratado en ese maldito mes que se fueron a vivir juntos. Pero mi cabeza estaba tan mal… Ella se hacía la víctima y yo le creía, quería que hubiera una posibilidad de que estuvieran equivocados, así como quería una posibilidad de que Santi se salvara”, dijo.

Cuando le dijeron que debían desconectarlo, “sentí morir”. “Santi estaba declarado con muerte cerebral desde el jueves, pero igualmente allí me quedé junto a él desde que me dejaron subir hasta que lo dejaron ir. Su madre subió dos veces no más y por escasos minutos, ella se iba a buscar a Matías, que según ella estaba muy mal, a eso tampoco lo vi. Tampoco entendí que me preguntara si me quedaba y se fue para Mercedes a las 13 mientras nosotros nos quedábamos con Santi para su autopsia. ¿Quién no querría saber de que murió su hijo? Tampoco me di cuenta en el momento”, dijo la abuela materna.

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