Rio Grande do Sul padece su “peor momento” con históricas inundaciones

Las imágenes impactan. Casas de dos pisos tapadas hasta el techo y arrastradas por el agua; grandes cosechadoras llevadas por la corriente; miles de hectáreas, que antes mostraban un verde resplandeciente, cubiertas completamente; personas tratando de salir como pueden y reclamando ayuda desde los tejados. Las inundaciones históricas que afectan al estado brasileño de Rio Grande do Sul ya han provocado más de 30 muertes.

Las precipitaciones, cuyo volumen en los últimos cuatro días ha sido casi cuatro veces mayor al de la media para este período, han afectado a más de 350.000 personas en 235 municipios esta semana, según la Defensa Civil local.

Las autoridades estatales han ordenado a los vecinos de 10 municipios que viven a las orillas de los ríos que dejen sus viviendas y se refugien en locales públicos o en zonas altas. Entre los municipios afectados se encuentran algunos muy tradicionales para el turismo interno como Bento Gonçalves o Gramado.
Para el gobernador Eduardo Leite, se trata del “peor momento” y del “peor desastre” en la historia del estado. “Y, lamentablemente, la situación empeorará”, señaló.

Incluso, ayer, las inundaciones alcanzaron el centro de Porto Alegre después de que el río que la atraviesa llegara a su mayor nivel en ocho décadas.
La alcaldía de la capital estatal y de 1,3 millones de habitantes, informó que 200 calles estaban bloqueadas total o parcialmente debido a las inundaciones, entre ellas la importante avenida Mauá que bordea el río Guaíba, y recomendó evitar el centro histórico. Además, las autoridades cerraron algunos centros de salud y suspendieron el funcionamiento de parte del suministro de agua de la ciudad, que podría afectar más de 20 barrios.

Los habitantes del sur de la capital, en Barra do Ribeiro, Guaíba, Eldorado do Sul y las islas Guaíba, serán los más afectados, según el hidrólogo Pedro Luiz Camargo, miembro de la sala de situación creada por el gobierno del estado para vigilar las lluvias y organizar la ayuda a los afectados.

Después de tres días de lluvias intensas, el caudal del río Guaíba llegó en la mañana de ayer a 4,50 metros, algo que no se había visto desde 1941.
Las imágenes de las inundaciones muestran aguas turbias de color marrón subiendo hasta los techos en algunas zonas, mientras los equipos de rescate salían con balsas inflables, subiendo a bordo a personas y mascotas. El gobierno estatal pidió a la ciudadanía mantenerse atenta a las alertas meteorológicas difundidas por mensajes de texto o WhatsApp.

El servicio meteorológico Metsul asegura que resulta poco probable que las lluvias cesen en los próximos días, ante el nuevo frente frío que proviene del oeste, que choca con el aire caliente actual en la región y provoca que continúen estas inclemencias del tiempo.
En el estado hay al menos 74 personas desaparecidas, 74 heridas y miles más que se han visto obligadas a dejar sus casas, con 7.949 alojándose en refugios públicos y otras 23.598 en casas de parientes o amigos.

Los temporales no han dado tregua desde el lunes y el jueves ocasionaron la ruptura de una presa en el río Antas, aunque los habitantes de los alrededores ya habían sido evacuados, pero existe el riesgo de que ocurra lo mismo en otras cinco represas.
Por la magnitud de la tragedia, el gobernador decretó el estado de calamidad pública por un plazo de 180 días en todo Rio Grande do Sul.
“Nunca vi algo así (…) está todo bajo el agua, es triste. Y va a empeorar (…) ¿Quién puede dormir de noche? No sabemos cómo va a subir el agua, y cuando llega a la puerta de la casa ya no se consigue levantar nada”, afirmó a la agencia AFP Raul Metzel, un operador de máquinas de 52 años de la localidad de Capela de Santana.

“No podemos hacer nada por nadie. Parte de mi familia y otras personas que conozco están en Montenegro (afectado por el río Caí) y no puedo traer a nadie para acá porque no tenemos cómo ir”, comentó, de su lado, Claudio Oliveira, un mecánico de 54 años.

El punto más crítico es la región del Valle de Taquari. Según el gobernador, ya se han detectado más de 160 puntos en la zona donde grupos de personas han pedido ayuda y esperaban un rescate. En setiembre pasado, un ciclón extratropical mató a 54 personas en el mismo valle.

 

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Apoyo del gobierno federal

El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, visitó el jueves la región afectada junto a varios de sus ministros y prometió que no faltarían recursos para atender las necesidades básicas de la población. “El gobierno federal estará al 100% con el pueblo de Rio Grande do Sul para atender con recursos y para que podamos reparar los daños”, indicó.

Al mismo tiempo, Lula expresó su “solidaridad” con los habitantes del estado, fronterizo con Uruguay y Argentina, y afirmó que las personas tienen que empezar a “preocuparse” de “cuidar de la tierra”, después de una serie de eventos climáticos extremos en la región sur de Brasil.
El gobernador Leite aseguró durante la reunión con el mandatario que el foco en este momento debe ser el rescate de personas, algunas de las cuales se han tenido que encaramar a los tejados de sus viviendas para ponerse a salvo de las crecidas.

Según Leite, las muertes “serán muchas” debido a los deslizamientos de tierra, y es probable que el río Guaíba, en cuya orilla está la ciudad de Porto Alegre, supere los cuatro metros de caudal y se desborde.

“Es imposible llegar a todos los lugares debido a las condiciones climáticas”, declaró el gobernador, quien consideró las inundaciones como “el peor desastre de la historia” de Rio Grande do Sul.

Las Fuerzas Armadas han desplegado ocho aeronaves, a las que se pueden sumar otras ocho, y más de 900 militares, número que puede llegar hasta los 1.500 según la evolución del temporal.

Rio Grande do Sul, con una población de 11 millones de personas, ha sufrido en el último año el repetido golpe del fenómeno climático de El Niño.
Aunque no se espera una devastación del área, el volumen de aguas elevará el río Taquari. Imágenes aéreas divulgadas por el gobierno local mostraron grandes áreas cubiertas por las aguas marrones del río Guaíba, principal vía fluvial del estado, que se espera alcance un nivel excepcional.

 

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