Volvió a utilizar la tracción a sangre por deudas de patente

Jorge Washington López Sosa, de 74 años, y su esposa María Rosa Ramírez, de 64, viven en la zona de San Félix. Hace más de 35 años que se dedican a la recolección de cartones, plásticos, botellas de vidrio, y sobre todo comida sobrante de carnicerías, restoranes y casas particulares para alimentar a los cerdos que crían. Hace algunos años decidió pasar del carro tracción a sangre, con el que realizaba la tarea, a un motocarro Yumbo 125 cc, que adquirieron para mejorar la situación de la familia. En cambio, según dijo a EL TELEGRAFO, debido a que tiene multas impagas y deuda de patente se ha visto impedido de renovar la libreta de conducir, que venció. Por tal motivo, el septuagenario no tuvo otra opción: volver a su carro tirado con un caballo. “Varias veces fui a pedir que me tuvieron alguna consideración y me permitieran renovar la libreta. Hasta ahora no lo he logrado”, contó en entrevista con EL TELEGRAFO, que lo consultó sobre el resultado que le diera este medio de transporte frente a la tracción a sangre.