Dos sanduceras que volvieron de Europa están en cuarentena en sus casas y en buen estado de salud
Lo que sería un viaje planificado durante meses, de 14 días por diferentes destinos de Europa, terminó en un cambio de jugada para dos sanduceras a quienes les reprogramaron el itinerario debido a la expansión mundial del coronavirus. Si bien debieron ir hacia otros destinos, evitando algunas ciudades de Italia, cumplieron con el cometido de conocer parte del viejo continente. En tanto, una vez llegadas al aeropuerto de Carrasco –el pasado domingo– les llamó la atención la falta de preparación para llevar adelante algunas de las exigencias sanitarias que sí vieron en otras terminales aéreas. Al no contar con los síntomas de la enfermedad, las sanduceras se dirigieron en taxi hacia Tres Cruces para abordar un ómnibus que las trajo a Paysandú, donde permanecen en cuarentena.
Al llegar a Uruguay, “cuando la gente se para antes que abran la puerta del avión y empieza a sacar las valijas y mochilas, nos pidieron que permaneciéramos en los lugares porque nos iban a entregar una declaración jurada que había que completar”. En esa documento “nos pedían los datos personales, nombre, dirección, en qué vuelo habías viajado y cuándo. Quiere decir que no es organizado por vuelo comercial o identificado como tal. Por qué empresa habíamos viajado, el número de asiento y que marcáramos si tenías fiebre, resfrío, tos, alguna insuficiencia respiratoria, dolor de garganta. En nuestro caso no teníamos nada así que marcamos todo bien”.
“Bajamos del avión y para poder hacer los trámites estábamos todos amontonados. Un señor le dijo a una de las muchachas del aeropuerto –que estaban ordenando a la gente– que ahí no estábamos manteniendo el metro de distancia como en Madrid. Y le contestó que el espacio no daba”, dijo la mujer.
En ese ínterin que estaban esperando por los trámites, llegaron tres vuelos más. “En un momento había un amontonamiento de gente que no se podía ni avanzar. Yo por ejemplo trataba de mantener la distancia con quien tenía delante, pero al costado estaba lleno. Pensamos que tal vez habría algún control después. Salimos de esa parte. El Free Shop estaba abierto cuando en todos los demás aeropuertos estaba cerrado (en realidad hay que atravesarlo para poder llegar al área de equipajes). Lo único que las muestras de perfumes no estaban disponibles para ponerse cada uno, sino que tenías que pedir y el personal con guantes, pero sin tapabocas cuando ahí circula gente de tantos lados, te lo alcanzaba”, dijo.
Asimismo, comentó que en el aeropuerto había carteles donde se indicaba que en caso de requerir asistencia médica fuera solicitada en tal área.
“Nosotras nos imaginamos otra cosa porque la información que nos iba llegando era seria. Incluso nuestros familiares nos decían que tal vez nos iban a pedir que nos quedáramos en Montevideo para alguna prueba o algo así. Pero no. Salimos sin problemas. Tomamos un taxi porque el ómnibus de Cot no se sabía si ingresaría. El taxista cargó las valijas sin guantes, como siempre, cuando se debería tener en cuenta que son valijas que anduvieron por varios lugares y en bodegas donde se juntan con las de otros viajeros. Incluso había una cantidad importante de argentinos que como nos los dejaban bajar en Ezeiza lo hacían en Carrasco y de acá se iban por tierra”.
Una vez en Tres Cruces, encontraron que el movimiento era normal. “Sacamos pasaje y casualmente nos tocaron los asientos 1 y 2 que en parte fue mejor porque no teníamos a nadie delante. Una sola persona además de nosotras iba con tapaboca. Pero en el coche sí, nos dijeron que la ventanilla del techo iba a permanecer abierta para ventilar y la puerta que nos separa digamos con el chofer”, contó.
Al arribar a Paysandú, descendieron en la terminal y se dirigieron cada una a sus domicilios donde ahora guardan cuarentena. “Estamos las dos bien. Ninguna ha tenido síntomas de nada, siquiera de resfrío porque cambiamos muchas veces de temperatura y por ejemplo en París nos mojamos dos días que anduvimos paseando”.
Ya en sus casas, cada una está pasando lo mejor que puede sin entrar en pánico. En el caso de la entrevistada cumplirá con la cuarentena pero trabajará de manera a distancia. “Si me hace falta algo, le pido a mi hija que me lo compre y lo deje en la puerta. Pero por ahora todo marcha bien”, dijo a EL TELEGRAFO. (Nota completa para abonados y en edición impresa) → Leer más