El futuro de las playas… y mucho más

Esta semana el Ministerio de Ambiente presentó el Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático para la Zona Costera y un proyecto con implementación de medidas que prevé intervenciones en los departamentos de Canelones, Colonia, Maldonado, Montevideo, Rocha y en San José. El aumento del nivel medio del mar, que ya está ocurriendo, es una importante amenaza para el futuro próximo de nuestro país que afectará más severamente a esta zona, que posee 670 kilómetros de costas que concentran el 70% del total de la población, el 71% de los hogares particulares y aproximadamente el 72% de las viviendas del Uruguay.
Se trata del primer plan que nuestro país elabora para abordar la problemática de la franja costera frente al cambio climático, en el cual se viene trabajando desde hace algunos años. Cuenta con el financiamiento y apoyo de la Unión Europea, la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (Aecid) y el programa Euroclima Plus.
El mismo se enmarca en la decisión de establecer acciones de adaptación costera en el marco de la Política Nacional de Cambio Climático y se basa fundamentalmente en estudios que proveyeron información detallada de las amenazas, exposición, sensibilidades y capacidades adaptativas de los sistemas humano y naturales de estas zonas del país en el marco de un trabajo que finalizó en 2021.
El documento oficial del Plan Nacional señala que “en la costa es donde se sentirán muchos de los cambios en el sistema climático. También es donde vive la mayoría de los uruguayos (70%), donde se ubica la mayor parte de nuestra infraestructura y donde se pueden encontrar muchos ecosistemas de importancia nacional”.
Agrega que “con la relativa estabilidad en la posición de nuestra costa durante los años 50, se han tomado muchas decisiones de construcción y ubicación sin tener en cuenta el clima futuro. Como resultado, existe una vulnerabilidad considerable en los bienes costeros a los probables impactos del cambio climático”.
Las proyecciones climáticas de Uruguay para el siglo XXI, basadas en diez modelos para representar de la mejor manera el clima, observan “un aumento casi lineal de la temperatura media anual y un medio proyectado del nivel del mar de 80 centímetros a fines del siglo”.
Las previsiones, entre otros aspectos, involucran un aumento del nivel del mar de 11 centímetros en Montevideo, de los cuales entre 2 a 3 centímetros corresponden a las últimas tres décadas; y el agravamiento de la erosión costera que afectará fundamentalmente las costas de Rocha. Otros eventos que complican el panorama y afectan las costas del Río de la Plata y del Océano Atlántico son las inundaciones repentinas causadas por una combinación de efectos meteorológicos e hidrológicos y la aparición de mareas altas con grandes olas de tormenta inducidas atmosféricamente que han elevado el nivel medio del mar a tres metros por encima de su nivel normal.
Solo teniendo en cuenta dos de los problemas antes mencionados –el aumento del nivel del mar y la posibilidad de tormentas fuertes– es posible afirmar que constituyen una amenaza cada vez mayor para las ciudades costeras, las viviendas allí existentes, las infraestructuras, las playas, los humedales y los ecosistemas.
No menos importante que la ubicación en esta zona del 72% de las viviendas del país, es que allí también se encuentra un tercio de la flora uruguaya, una rica fauna de anfibios y reptiles y el 46% de la avifauna del país (que se ubican actualmente dentro de una franja costera de 10 kilómetros del Río de la Plata y Océano Atlántico) y el hecho de que las principales amenazas a la biodiversidad costero-terrestre están asociadas con la pérdida y alteración del hábitat.
Como señala claramente el Plan, los impactos potenciales para Uruguay se extienden por toda la zona costera: los puertos proporcionan puertas de entrada para el transporte de mercancías a nivel nacional y al exterior; los balnearios costeros y las playas son fundamentales para la economía uruguaya (59% del turismo); los humedales proporcionan valiosos servicios ecosistémicos tal como el filtrado de agua y las zonas de desove para pescas de importancia comercial.
En este sentido advierte que “la forma en que las personas respondan al aumento del nivel del mar y los eventos extremos en la zona costera tendrá costos económicos y ambientales potencialmente grandes”.
En relación al riesgo de bienes construidos en caso de inundación costera, en cualquier escenario, el mayor daño se observa en los bienes residenciales, correspondiente al 50% de los daños que afectan a todos los bienes construidos, esperándose mayores daños en el tramo de costa de Maldonado.
Considerando los aspectos económicos un primer estudio para evaluar el impacto económico del cambio climático en Uruguay en diferentes períodos de tiempo (2030, 2050, 2070 y 2100; Cepal 2010) estimó que el impacto total (acumulado hasta el año 2100) del aumento del nivel del mar será del 12% del PBI (tomando como año de referencia el PBI del 2008).
Estudios más recientes citados en el Plan Nacional, sobre identificación y estimación del valor económico de los bienes disponibles en la franja costera uruguaya evidencian que el proceso de erosión costera ya está afectando las transacciones inmobiliarias –con distinto alcance– en balnearios como Neptunia o La Floresta.
Según encuestas realizadas, la opinión pública uruguaya considera que la zona costera es de gran importancia, el 43% de la población cree que el cambio climático es un problema muy importante y 6 de cada 10 uruguayos visualizan a la ciudadanía y al gobierno como los principales actores responsables (PNUD Uruguay, 2021), mencionando más frecuentemente como efectos negativos la erosión costera y la pérdida de playas. En tanto, existe gran sensibilidad en ámbitos académicos y técnicos sobre estos temas.
En consecuencia, es de esperar que la convocatoria que realizará este año el Ministerio de Ambiente a un diálogo nacional con todos los actores de los departamentos, organizaciones sociales y de la academia sobre la problemática de las costas de Uruguay, pueda ser posible y efectiva, logrando los acuerdos necesarios para llevar adelantes las acciones que se requieren. La ruta está marcada desde los ámbitos científicos y técnicos en el Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático para la Zona Costera. Las acciones y estrategias a desarrollar necesitarán también del involucramiento de las comunidades y gobiernos locales.