Abrimos esta nota, recordando que dentro del panorama regional, Uruguay es considerado uno de los países de Latinoamérica que goza de un promedio de pasividades de los más altos. Fruto del esfuerzo que hicieron miles de trabajadores pagando continuamente “buenos aportes”. Así se logró que exista hoy el pago continuado de “buenas pasividades” para los que hicieron “buenos aportes”.
Decía Unamuno que “para generalizar, no hay mejor forma que hablar de uno mismo”.
Cumpliendo con eso, digamos que –como a otros miles– Dios me concedió la gracia de llegar a viejo. Y percibo pasividad acorde a mis “buenos aportes” por 47 años de trabajos reconocidos en las Cajas; Rural, Civil y Escolar e Industria y Comercio. A la vez que hacía esos trabajos, sumé otros 35 años de trabajo aportando a la Caja de los Profesionales Universitarios. En suma: aportes continuos por 82 años sirviendo en diferentes áreas de trabajo. Lo mío no es una excepción. Hay decenas de miles que hicieron más o menos lo mismo.
Ante esa realidad, desde cenáculos políticos y desde la tecnoburocracia estatal (la de las 7 horas + 45 minutos de descanso) salen voces estigmatizadoras endilgándonos el cobro de “jubilaciones de privilegio”.
La verdad que lo que nunca comprenderán esos acres censores, es que los privilegios que poseemos, es encontrarnos casi todos los días, con gente (de la que anda y arde en la calle) que nos agradece por haberle resuelto algún problema o asistido una necesidad sentida que lo angustiaba.
Que nos hagan revivir esos recuerdos es un gran privilegio. ¡Eso satisface más que la plata! Claro está que ese mundo de afectos dentro del entramado social no existe para los que “viven con un signo de peso en cada ojo”.
La reforma de la seguridad social
En estos días se estudia al máximo nivel político, la reforma de la seguridad social. Especialmente la parte financiera de como solventar esa seguridad social. Que es una parte de todo lo que es la Previsión Social.
Desde el punto de vista financiero, como los que cobran mucho son los viejos que trabajaron mucho, en los balances oficiales se los ve como una masa difícil de solventar. Y por tanto los etiquetaron como “problema grave”.
Pero esos viejos ya hicieron lo que tenían que hacer. Además de trabajar, procrearon hijos.
Lo verdaderamente grave es que los jóvenes no procreen hijos y se mantenga la tasa de natalidad en el 1,4. Inviabilizando el futuro como país por falta de reposición generacional.
Pero lo cierto es que cuando los viejos cobran sus pasividades, se recupera el giro comercial por el incremento del ritmo de ventas.
Las mentadas “jubilaciones de privilegio” o las “buenas pasividades”, una vez en el bolsillo de los viejos, se convierten en un dinero dinamizador que sirve como parte del famoso “desborde” que tanto reclaman los senadores y “cenadores” de la oposición y sus mesas políticas y sindicales (que son “el mismo perro con distinto collar”).
No imaginamos viejos que con sus “jubilaciones de privilegio” ostenten su frondosidad económica haciendo inversiones en el extranjero o negocios en la Bolsa de Valores de Montevideo, EE. UU., Suiza o Bruselas.
Sí, es probable, prioricen los gastos de salud, darse los pequeños gustos que esa salud permita, mantenimiento de la vivienda, eventual cambio del vehículo, turismo interno o eventualmente regional, ayudar a los hijos, apoyar a los nietos con un dinerillo para los estudios, algún viaje, o para el fin de semana, juguetes para los más chicos, apoyar entidades sociales religiosas o laicas del departamento y algunas otras menudencias. Los que cobran de la media y para abajo, cuando menos movilizan a los taxis para ir a cobrar sus pasividades, los almacenes mayoristas y minoristas del barrio, alguna tienda… y van a Colón ¡como los ricos!
El BID: replantear actitud
Las personas mayores no son “carga social”. Hay un estudio enjundioso del BID a nivel sudamericano que dice que “debemos replantearnos nuestra actitud ante las personas mayores”.
No considerarlos una “carga social”. Difícil para Sagitario. Esos cambios se consiguen solo con amor. Que es materia prima escasa en la sociedad mundial y por tanto también en la nuestra. Aunque en eso, no seamos de las peores.
Agreguemos que ante aquella actitud a replantearnos de, “viejo=carga social”, el BID intenta mitigarla considerando a las personas mayores, hábiles y merecedoras de un “envejecimiento activo” que proporcione vida agradable.
La realidad muestra que en Uruguay la edad de retiro voluntario, ya excedió los 60 años.
En la Caja de Profesionales el promedio de retiro voluntariamente está en los 64 años. Y puedo decir con propiedad, que para estar bien luego de jubilado, ya libre de los horarios y compromisos, es saludable dedicarse a algunas de las muchas cosas que siempre quisimos hacer y nos vimos privados de hacerlas, por los trabajos.
La oposición y la reforma de la Seguridad Social
Ahora Uruguay está ante la reforma de la Seguridad Social. El Poder Ejecutivo constituyó la Comisión de Expertos en Seguridad Social (CESS) que ya elevó su informe a Presidencia y está al Poder Legislativo para su discusión y definición.
Abrigamos con el beneficio de la duda, al éxito que el Parlamento pueda tener en el tema, dado su nivel y visto que la oposición en vez de aportar, ya se mudó para la vereda de enfrente, provista de “munición gruesa” dispuesta, por ahora, a “balconear”.
Y a la hora de votar, ¡“tocata y fuga”! Es muy inocente suponer que eso no es lo previsible. Porque los que estamos en estos temas recordamos que es la misma actitud que ya tuvo en el inicio del proceso de gestación. Al poco de iniciado el trabajo de la CESS, la delegación política del Frente Amplio que integraba la misma, emitió un documento, lo puso sobre la mesa y se retiró de las reuniones de esa Comisión. Integraba esa delegación del FA una funcionaria de alta jerarquía en la Caja de Profesionales que fue coherente con su trayectoria en la misma. No alumbró en la Caja y en la Comisión, junto con sus compañeros de ruta, hizo “mutis por el foro”. En gobierno de ese mismo partido, perteneció al Directorio de República AFAP.
Ahora bien, parece que en vez de enfocar la Previsión Social, la cosa se orienta solo a la Seguridad Social, que es una parte. Y se expresa que los cambios o reformas de las jubilaciones se deben considerar en una realidad social y cultural impulsada por el envejecimiento de la población. Es un grave error.
Si erramos el origen nos equivocaremos en la solución final. Habría que revisar si los aportes recibidos por la seguridad social del Estado y la paraestatal, fueron bien administrados por sus respectivos Directorios en los últimos 20 años.
Dudamos de eso por la situación crítica y lo visto en la Caja de Profesionales. Y en cuanto a eso de echarles la culpa a los viejos, resulta poco lúcido. La solución es provida. La realidad social y cultural descubre que lo que generó y sigue generando e impulsa todo este grave problema de la crisis financiera de la seguridad social, es la baja tasa de natalidad. → Leer más