Productores afectados por sequía sufren “una indiferencia que lamentablemente pega fuerte”

“Es devastador recorrer parte del territorio del municipio y ver cuáles son las reales consecuencias de la sequía, las graves situaciones que deben afrontar los productores, especialmente los pequeños”, dijo el alcalde de Guichón Martín Álvarez.

La productora rural –y médica veterinaria– Susana Hernandorena, cuya emprendimiento rural familiar está en Tiatucurá, Salsipuedes Grande, Ruta de los Charrúas, en la misma línea que Álvarez aseguró a EL TELEGRAFO que “estamos sufriendo la sequía de una manera brutal; la situación es gravísima, de emergencia”.

“Si al gobierno le interesa mantener a los productores rurales, sobre todo a los familiares, tiene que hacer algo ya, porque hubo una etapa anterior que tuvo que hacer algo y no lo ha hecho, viene atrasado. Estamos totalmente dejados de lado”, agregó.

“A nivel de cercanía hubo apoyo del gobierno municipal, limpieza de tajamares, pero después no llovió y ese trabajo no surtió efecto. Pero nuestro malestar es con la indiferencia a nivel de la política nacional, una indiferencia que lamentablemente pega fuerte. Solamente seguiremos quienes somos muy aguerridos y tenemos un profundo amor y apego al medio rural”, aseguró Hernandorena. Además destacó que “de hecho algunos productores ya han decidido abandonar todo. Uno de ellos me dijo, con lágrimas en los ojos, que se iba del campo. Una familia muy trabajadora que no ve futuro en el campo, y prefiere irse. Esto es terrible”.

“LA SECA NO DA TREGUA”

El alcalde Martín Álvarez aseguró que “recorremos los campos de los productores en nuestra jurisdicción, porque sabemos que la situación que enfrentan es muy difícil. La sequía no cesa, el dinero escasea y los daños van a ser graves, con impacto incluso después que se termine esta sequía”.

“Anduvimos en recorrida en el Este del municipio, por Morató, Tiatucurá, Arbolito, Salsipuedes, donde la seca no da tregua a los productores y de hecho amenaza la continuidad de muchos. En conversaciones mano a mano, algunos nos dijeron que de seguir así deberán vender parte de su capital para continuar”, contó Álvarez.

“Estamos ayudando con la Intendencia, con una máquina retroexcavadora para limpiar tajamares y vertientes, pero el agua no llega. La comida escasea porque prácticamente no existe pastura en la zona, solamente queda tierra y pasto seco, lo que lleva a una gran desesperación de los productores. Hay otros apoyos, como la iniciativa de la Liga del Trabajo que reunió a varios productores para hacer compra al por mayor de ración. La Intendencia se hace cargo del traslado desde Paysandú a Guichón y nosotros hemos ayudado a algunos productores, en Tiatucurá por ejemplo, llevando la ración, porque es una situación extrema”, agregó el alcalde de Guichón.

“Sabemos que el Ministerio de Ganadería está trabajando, pero la desesperación es muy grande de parte de los productores. Lo real es que el productor en su campo necesita de comida y agua, y eso es lo que está escaseando. A los productores se les están muriendo los animales”.

Incluso la sequía impacta directamente en el agua para consumo humano en la medida que “hay gente que no tiene agua para tomar. En Beisso un productor depende del agua que se le lleve para poder tener consumo humano. Esto es realmente grave. La situación es terrible. Es triste recorrer la zona. Otros productores van con una bomba y un tanque de mil litros a un arroyo cercano que todavía tenga cauce. Y tanto la intendencia como el municipio –que cuenta con el apoyo de un camión tanque del ministerio– acercamos agua a los productores más afectados”.

“UNA SEQUÍA DE LA QUE NO RECUERDO ANTECEDENTES”

La productora rural Susana Hernandorena contó que “en este pequeño predio se secaron las cañadas y el tajamar. Hay un pozo semisurgente y se rompió la bomba. Lo único que quedó es un aljibe, pero se necesita de mucho esfuerzo para sacar y acarrear el agua”.

“La situación es muy grave; las vacas valen poco, la lana menos, los corderos con dificultad porque están delgaditos. Y así y todo hay que hacer frente a las normas sociales. Por eso sostengo que el gobierno nacional tiene un desapego inaudito del medio rural. Está lejísimo, no sé si en surf entre las olas o dónde, pero está muy lejos. Aquí en esta cuchilla empedrada, calurosa, se está sufriendo una sequía de la que no recuerdo antecedentes”.

Luego comentó algunas de las medidas de apoyo dictaminadas por el gobierno. “Una de las soluciones proporcionadas es que se permitió el pastoreo en la vía pública, pero no es viable. Hay que razonar que cuando la situación es tan grave como ahora, la calle tampoco tiene pasto. Cuando algo tenía, el productor tenía que pagar porque es un ser humano y también tiene que dormir. O si guardaba los animales durante la noche, debía tener varias personas para turnarse en el día”.

Asimismo, “ofrecen créditos, pero tampoco es una solución porque si al productor se le mueren los animales con qué podrá pagar ese crédito. Las soluciones tienen que ser oportunas”.

“Y quienes piensan en sistemas de riego que el productor debería tener, tienen que comprender que eso solamente tiene efecto, solamente son útiles si hay agua. Si está todo seco como en nuestro caso, en esta zona, entonces es imposible utilizar riego artificial”, destacó.

“El pasto seguramente va a demorar en volver y probablemente después haya heladas. Entonces la situación está muy complicada y estará igualmente complicada. Por otra parte, mantener los animales con ración es carísimo. En esta zona, además, inciden mucho los fletes. Todo eso no está en la cabeza del Poder Ejecutivo”.

Susana Hernandorena, como otros productores sufrió “la muerte de varios animales. Una vaca lechera con ternero a término murió antes que pudiera hacerle una cesárea. Después otra, y un ternero. Incluso estoy dando ración aparte a los terneros. Y eso lleva mucho dinero. Empecé con fardos, pero desde el punto de vista nutricional no es completo. Le sirve al animal si la seca fuera breve. Por eso fue necesario comenzar con ración. Eso hace que la mayoría de los animales no muera, pero el costo es enorme”.

“Nos sentimos solos, por eso algunas familias han decidido abandonar el medio rural. No hay con qué pagar los impuestos, los gastos. Se termina agotado física y mentalmente. Por eso creo –así lo siento– que hay un desprecio grande hacia el trabajo cotidiano”.