Al presidente la virulencia de esta crisis lo pilló en viaje de trabajo. En sentido estricto, se trata de varias situaciones críticas que estaban en desarrollo, y a juzgar por los audios que fueron divulgando en las últimas semanas, en particular, días, ya habían cobrado cierta autonomía, y su manejo, una cierta chapucería e improvisación, resulta contraria al estilo de trabajo que parecía caracterizar al equipo más allegado del presidente.
De los audios conocidos en estos días se desprende, con claridad, que los plazos ya estaban más o menos establecidos, que eran parte de un desarrollo inevitable pero tampoco les fue posible ordenar la etapa final, la de la resolución de la crisis. Y esto es lo que coincidió con la ausencia del presidente, un viaje que estaba en agenda desde el año pasado, agendado en ocasión de la Cumbre de las Américas en Los Ángeles.
Apenas se agitaron las aguas, el jueves, se levantaron algunas voces que reclamaban el rápido retorno de Lacalle Pou. Sin embargo, la respuesta fue que el plan de vuelos no sería alterado y que el día sábado, de acuerdo con lo planificado, estaría en Montevideo de regreso. Mientras tanto, Lacalle Pou tenía la oportunidad de una reunión con Joe Biden como anfitrión y la participación de varios destacados jefes de gobierno. A saber; Luis Abinader de República Dominicana, Rodrigo Chaves de Costa Rica, Guillermo Lasso de Ecuador, Gabriel Boric de Chile, Dina Boluarte de Bolivia y Gustavo Petro de Colombia.
De regreso
Sobre el mediodía del sábado, se le esperaba en Carrasco. Tras la presentación de Ache en fiscalía y la de Bustillo, los hechos se precipitaron rápidamente. Lacalle ya tenía en mano la renuncia de su canciller. Ahora, antes de la reunión de las 17 horas con los referentes de la coalición, Lacalle Pou cumplió sus encuentros agendados: uno con la vicepresidenta Beatriz Argimón, y otro con Álvaro Delgado, secretario de la Presidencia y precandidato a la postulación presidencial por el núcleo duro del oficialismo.
Son pocas las horas que tuvo el presidente para cerrar este capítulo de la crisis del gobierno y del sector. Resolverla o licuarla. Optar por la segunda opción hubiera sido apenas un paliativo o un gesto de debilidad. Lacalle Pou optó por cirugía correctiva y resolver todo de una vez: ya no forman parte del gabinete ni Francisco Bustillo ni Luis Alberto Heber. Tampoco Guillermo Maciel sigue en la subsecretaría del Ministerio del Interior. Les sustituyen Nicolás Martinelli y Pablo Abdala en Interior, ministro y subsecretario respectivamente. Omar Paganini dirigirá la cancillería y el resto del staff permanece. Y a raíz de este enroque, Elisa Faccio ocupará la titularidad del MIEM.
Son dos situaciones las que se han precipitado. Ambas acumulan un gran desgaste, con una precondición generada por el propio Lacalle Pou en el desarrollo de las campañas que lo llevaron a candidato primero, y a ganar la elección en segunda vuelta después. Dentro de la proyección de aquella campaña, había un capítulo fundamental, que fue poner en valor ciertos atributos del candidato que elevaban su condición ética. Y no es que ahora haya una contradicción entre aquellos momentos y éste, sino que es el propio problema, como parte natural de los avatares de la gestión, los que ponen a prueba esos atributos, si son reales o son parte de un relato que se enfrenta a un test de verificación. Un poco de aquello que “realidad mata relato”…
Ciclos…
El ciclo del Sol está gobernado por los campos magnéticos. Los físicos dicen que no entenderemos cómo funciona el Sol, sin estudiar su campo magnético. Conocemos que la temperatura de la superficie del Sol está a unos 5.800 grados, y en su núcleo trepa hasta los 15 millones de grados. A estas temperaturas muchos electrones no pueden estar ligados a sus núcleos, y a eso se dice que el material está ionizado.
Con los incidentes críticos sucede algo similar. El primer paso hacia una solución es recuperar la sensación de control, esté o no la situación resuelta. El segundo paso, es concentrarse en definir cuáles, en la emergencia, son los factores por erradicar y cuáles a redireccionar. En términos generales, toda crisis tiene tres momentos: el principio, el que suele detectarse y definirse tardíamente o que una vez advertido, su curso ya es inevitable; el punto de inflexión, que marca el resultado; y un final. Con esta decisión Lacalle busca poner un punto final. La respuesta de la coalición y de la oposición se podrá medir en los próximos días.
Podrá ser un cierre político, pero no de las varias causas judiciales que se han abierto. Por ello el presidente lo dijo expresamente. En este contexto, sin suponer o dejar de suponer cuánto conoce el presidente Lacalle de los detalles de esas conversaciones, no tengo dudas que el análisis de estas resoluciones lo hizo pensando en el día después, en la articulación de un nuevo esquema de gobernabilidad la prueba de gestión haya sido satisfactoria.
Juega a favor del presidente, el criterio de oportunidad. En estas semanas se han procesado las renuncias de aquellos que están obligados legalmente a dejar su cargo para hacer campaña en el ciclo 2024. Renuncian los “obligados” y también aquellos que van a ser protagonistas principales de las elecciones internas y posteriormente nacionales y departamentales. Casi que hay un cambio de staff de alto nivel obligado por esta condicionante. Hay un adicional; las deserciones al final del período son parte del ciclo del poder y alternancias en las democracias. Algo de aquello de “a rey muerto, rey puesto”.
Por eso, incluirlas en ese paquete no parece tan dramático. Sin embargo, los motivos de las renuncias sí son graves, muy graves. Y se suman a una larga lista de escándalos. Vaya un breve punteo; el “pasaporte” al narco Sebastián Marset, los desaguisados de Alejandro Astesiano, que fueron muchos y variados; la trama de la venta de pasaportes a ciudadanos rusos; las denuncias contra el renunciado exministro Germán Cardoso; la concesión del Puerto de Montevideo por 80 años; los abusos y despropósitos en la Comisión Técnica Mixta de Salto Grande…
Es una lista de mínima, que deja ver la dimensión de la trama. Quedan fuera, pero no olvidados, el proceso de cierre de Casa de Galicia y las inexplicables compras millonarias al Círculo Católico por parte de ASSE, las circunstancias del remate del predio de la estación Ancap en Gorlero, las situaciones de beneficios a Vertical Skies incluida las contrataciones para espiar senadores del FA. Tampoco dejemos de referir al capítulo Gustavo Penadés.
Le hace mal al país
Al momento de terminar de escribir esta columna, se completaron los anuncios de las renuncias y los relevos. El presidente retornó al país con el tono de quien viene con soluciones, aunque se trata de graves circunstancias de su propio gobierno. Se trata del entorno de mayor confianza personal y política del presidente.
De cómo la sociedad asimile estas decisiones dependerá el recuerdo que los uruguayos guarden de esta crisis política. Es que, en esto de la cosa pública, las adhesiones y lealtades suelen ser decrecientes, directamente proporcional al cumplimiento de los ciclos.
Los viajes de grandes delegaciones ya quedaron atrás en el tiempo. Ahora toca la soledad del viajero al final del camino. → Leer más