La asimetría en cuanto a la atención de salud entre Montevideo y en el Interior es histórica, y pese a que se han adoptado acciones en el curso de los años en procura de acortar esta brecha, la realidad indica que las buenas intenciones han caído a menudo en saco roto debido a razones estructurales.
Los datos indican que el 70% de los usuarios de ASSE corresponden a pacientes del interior del país, pero pese a esto hay una escasez de médicos por fuera de Montevideo. En la capital hay 74 médicos cada 10.000 habitantes mientras en el interior del país son 24 cada 10.000. Asimismo, un paciente de un prestador de salud puede estar en espera mucho tiempo, a veces hasta seis meses para conseguir la fecha de atención de un especialista. La falta de médicos especializados genera esos tiempos prolongados de espera para los usuarios, pese a que en los papeles hay normas que establecen plazos para esta atención.
Debe tenerse presente que además las diferencias se profundizan en algunas especialidades como la pediatría, la ginecología, y oftalmología. Por ejemplo, en el Interior hay un pediatra cada 350 niños y adolescentes, mientras en Montevideo hay uno cada 107.
En este esquema, debe señalarse que solo el 30 por ciento de los médicos está radicado en el interior del país y lo que es peor, menos del 7% vive en los departamentos del norte.
Según un estudio realizado por la Federación Médica del Interior (FEMI), ASSE brinda asistencia en los departamentos fuera de la capital al 72% de la población, es decir, a 1.068.000 frente al 28% que atiende en Montevideo (418.000).
Esta iniquidad refleja una problemática de hondas raíces estructurales, como señalábamos, con factores muy difíciles de revertir, porque también hay aspectos culturales, referidos sobre todo a la realidad de la estructura de atención fuera de Montevideo y al hecho de que los profesionales médicos no ven atractivo radicarse en el Interior, y mucho menos en las zonas rurales, donde el déficit es mucho mayor.
Por añadidura, según datos de FEMI, los usuarios de ASSE aumentaron un 8% en el último año, pero no hay recursos para contratar nuevos funcionarios y se atiende prácticamente a 120.000 personas más con el mismo presupuesto, con la consecuencia de una pérdida en la calidad asistencial, según se denuncia por profesionales vinculados a la medicina.
FEMI, que nuclea a 22 sindicatos médicos del Interior, envió una carta a la Cámara de Representantes a mediados del año anterior denunciando que, a pesar de que más del 70% de los usuarios de ASSE está en el Interior, el Estado sólo les brinda un 50% de sus recursos.
La realidad demuestra que el escenario tampoco es igual en todo el interior del país, porque, como según señala FEMI, “hay varios interiores con diferentes realidades y también se presentan asimetrías entre las distintas zonas del país”.
“Si vamos a ver cómo están distribuidos los profesionales en cuanto a residencia, en este momento se estima que aproximadamente sólo el 30% del total de médicos reside en el interior y menos del 7% al norte del río Negro”, consigna.
Ergo, la distribución y disponibilidad de especialistas es verdaderamente asimétrica, y una de sus consecuencias es que la prevención en materia de salud sea menor en el Interior, lo que a su vez provoca que los pacientes lleguen a los centros sanitarios en un estado más avanzado de la enfermedad.
La diferencia se expresa paralelamente en las cifras que maneja el Fondo Nacional de Recursos (FNR), cuyas prestaciones son de una relación del orden del 70 por ciento para Montevideo y 30 por ciento para el Interior, a menudo porque cuando el paciente llega está en etapas tardías, o no accede geográfica ni culturalmente a los servicios de salud.
Por supuesto, cada gobierno ha tenido sus propias ideas y medidas para tratar de revertir esta realidad, pero lo que ocurre en el sector tiene un arrastre de muchos años y pese a los abordajes que se han intentado, los correctivos han sido insuficientes porque en el mejor de los casos estamos en un proceso que implica una problemática muy vasta, multicausal, y las respuestas deben ser acordes, empezando naturalmente por generar una revisión discriminatoria positiva a través de recursos que se utilicen más eficientemente.
Las visitas que efectúan autoridades del Ministerio de Salud Pública periódicamente permiten una puesta al día con los profesionales locales del sector sobre el escenario que se vive respecto a la infraestructura, fortalezas y falencias de la atención de salud, donde evidentemente no hay sorpresas porque pese a los avances de los últimos años, también se arrastra desde hace décadas déficits notorios que no han sido resueltos.
Paysandú no escapa precisamente a la problemática de todo el Interior, pero sobre todo del Interior profundo y del norte del río Negro, que tiene sin resolver temas históricos, como es el caso de la distribución de médicos y disponibilidad de especialistas, como señalábamos.
Durante su visita a nuestro departamento, hace unos meses, la ministra Rando señaló que la salud mental será una prioridad durante su gestión y reconoció que las políticas sanitarias en este sentido no son de rápida implementación, precisamente, sino que requieren de una planificación y evaluación y dotación de recursos materiales y humanos que no salen de la nada.
Pero, naturalmente, las dificultades y carencias de la atención sanitaria en el Interior no se limitan al plano de la siquiatría, sino que responden a un escenario histórico en el que se han incorporado algunas mejoras con el paso de los años, pero sin que ello moviera significativamente la aguja respecto a la asimetría con la situación que se da en la capital y área metropolitana, y en menor medida con los departamentos que la rodean, porque la problemática empeora a medida que nos alejamos de Montevideo.
Y lamentablemente, no se ha logrado revertir este proceso de concentración de infraestructura y recursos humanos en la capital, en desmedro del resto del país, y una de las numerosas falencias a las que hay que hincarle el diente es a generar mayores incentivos para que los profesionales se trasladen al norte y no se queden en el sur (donde hay horizontes mucho más amplios desde el punto de vista de la carrera), y en el caso de los que estudian en la región, permanezcan en ella.
Una de las posibles acciones refiere a concretar beneficios y exoneraciones para habilitar su residencia al norte del río Negro, y hasta ahora lo que se ha he hecho ha sido muy parcial.
Este estado de cosas se ha prolongado más allá de las buenas intenciones y de la voluntad política de cada administración para llevarlo adelante, para encarar una gestión que tropieza con una maquinaria poderosa para trabar y/o demorar todo lo que se pretenda innovar y que toque los intereses que se dan en la capital en el ámbito profesional de la salud, donde a la vez ha estado radicada históricamente el 90 por ciento de la infraestructura, tanto desde el punto de vista universitario como de los IMAE y otros centros de alta especialización. → Leer más