Portazo soberano al “socialismo del Siglo XXI”

Las elecciones presidenciales llevadas a cabo en Bolivia el domingo resultaron en una sorpresa para todos, cuando el senador y exalcalde de Tarija, el centrista Rodrigo Paz, quien no era favorito pero venía creciendo fuerte en las últimas semanas, se consagró como ganador con el 31,6% de los votos, que forzaría a un balotaje con el segundo candidato más votado.

Pero lo realmente revulsivo en esta confrontación electoral fue la desaparición del MAS (Movimiento al Socialismo), del expresidente Evo Morales, quien llamó a sus seguidores a votar en blanco y por ende, ante disputas internas, comprometiendo seriamente de antemano la ya muy escasa chance de la izquierda de ir por un nuevo período electoral.

En su primer discurso ante sus seguidores, un exultante Paz Pereira expresó: “Gracias a todos los hombres y mujeres que han hecho esto posible. Somos la voz de los que no aparecíamos en las encuestas, que no existíamos y no teníamos voz. Hay una Bolivia a la que no se la toma en cuenta”.

Por su parte, Tuto Quiroga, segundo en la contienda, felicitó a Paz Pereira por la campaña realizada y señaló que “de ahora en adelante, Bolivia será libre por los siglos de los siglos. Hemos hablado con fuerza, fe, esperanza y dignidad. Con el voto, hemos devuelto a todos la fe en la democracia y que se puede cambiar el país con la fuerza del voto, en contra de los bloqueos y sabotajes. Hoy ganó la democracia boliviana”.

Paz, que se presenta como una figura de renovación política de centro, y Quiroga, más alineado con la derecha conservadora, se enfrentarán el 19 de octubre en la segunda vuelta, y evidentemente, esto marca un antes y un después ya que, desde que en 2009 se instaurara el sistema de balotaje en Bolivia, todas las elecciones se decidieron en la primera votación, con Evo Morales surgiendo como abanderado de la población indígena, gran parte de la cual ya le ha dado la espalda, decepcionada por la gestión y los entuertos del expresidente.

El punto es que el avance al balotaje de Paz y Quiroga también anticipa un cambio histórico en la política boliviana, ya que los ciudadanos elegirán un presidente que no sea de izquierda tras casi dos décadas gobernados por el MAS, y en este caso la disputa es entre los candidatos de la centroderecha y la derecha, respectivamente.

Pero no todo son rosas del otro lado: el pase a segunda vuelta de Paz y Quiroga muestra también la fragmentación dentro de la oposición, que meses atrás intentó unificar fuerzas en torno a un solo candidato, pero terminó dividiéndose.

Ambos candidatos compiten por un electorado que busca superar la crisis económica y cerrar el ciclo político del MAS, pero con estilos diferentes: Paz encarna un perfil más renovador y moderado, mientras Quiroga ofrece un discurso más político, ideológico y conservador.

La principal virtud de esta candidatura, de acuerdo a los analistas, ha sido posicionarse en el centro y lejos de la polarización. Por un lado, logró diferenciarse del masismo y, al mismo tiempo, de los históricos candidatos opositores al MAS.

“Lo que queremos es la reconstrucción de la patria. Que la economía sea de la gente y no del Estado”, dijo Paz en su discurso de la victoria en El Prado, de esta capital. El candidato democristiano centró su campaña en la lucha contra un “Estado tranca” o burocrático, que obstaculiza la labor privada.

El resultado de los comicios de este domingo abre, por un lado, un escenario novedoso para Bolivia, que recién en la Constitución de 2009 introdujo el mecanismo de la segunda vuelta y que no lo aplicó hasta ahora.

Pero además marca el punto final para Bolivia de esta etapa del “socialismo del siglo XXI” --encarnado por el Movimiento al Socialismo (MAS) de Evo Morales-- que tuvo su apogeo en América Latina con el auge de las materias primas de comienzos de siglo, pero que fue perdiendo votantes, marcado por episodios de despilfarro y corrupción.

Si bien el voto nulo al que convocó Morales logró el 18,93%, ese resultado sólo le sirve para afirmar que hay un núcleo duro que lo sigue apoyando, pero que está muy lejos de poder captar a sectores moderados de la población como para poder ganar la elección.

Los candidatos que se disputarán el triunfo en el balotaje coinciden en plantear la necesidad del ajuste, el cierre de empresas estatales deficitarias, el equilibrio fiscal y la apertura a las inversiones extranjeras, es decir todo lo contrario a lo que proclamaba Evo Morales, cuyo legado determina que el país andino atraviese su peor crisis en décadas, marcada por una inflación anual de casi el 25%, sólo superada en América Latina por Argentina y Venezuela, y una gran escasez de dólares y combustible, además de escasez de algunos productos básicos.

Otro aspecto que surge del voto del domingo es que posiblemente el próximo presidente también cambie el alineamiento que tenían los gobiernos socialistas del MAS con los gobiernos autoritarios y dictaduras de la región, como en el caso de Venezuela, Cuba y Nicaragua, porque la población se hartó de los gobiernos de izquierda, los que incluso agravaron los problemas sociales y el caos de la economía boliviana, confirmando que el clima de rechazo de la población con el gobierno de Luis Arce y el Movimiento al Socialismo es real, y que quiere romper con todo lo que recuerde a Evo y sus nefastas políticas de izquierda sesentista.

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