Totalmente en forma: Prender la perilla para hacer ejercicio

¿Por qué queremos movernos? ¿Y por qué no queremos? Ahora un grupo de investigadores españoles del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC) parece tener la respuesta. Han descubierto una hormona que se libera desde los músculos durante el ejercicio y que, al llegar al cerebro, aumenta el deseo de seguir moviéndose. Este hallazgo, que podría tener importantes implicaciones para combatir enfermedades como la obesidad y la diabetes, fue publicado recientemente en la revista Science Advances.
La hormona clave en este proceso es la interleucina-15 (IL-15), un compuesto químico que actúa como un mensajero entre los músculos y el cerebro. Durante el ejercicio, los músculos esqueléticos no solo se contraen para generar movimiento, sino que también liberan diversas sustancias, conocidas como miocinas, entre las que se encuentra la IL-15. Esta hormona, según el estudio, tiene la capacidad de activar el córtex motor del cerebro, una región crucial para la planificación y ejecución de movimientos voluntarios.
“Lo que hemos descubierto es que la IL-15, al ser liberada durante el ejercicio, envía una señal al cerebro que incrementa el deseo de seguir realizando actividad física”, explicó Cintia Folgueira, una de las autoras principales del estudio al sitio del CNIC. “Es como si el músculo y el cerebro estuvieran en un diálogo continuo, donde el ejercicio no solo mejora la condición física, sino que también incentiva a seguir moviéndonos”.
Esta función dual del músculo, como motor del movimiento y como órgano endócrino, subraya la complejidad de la biología del ejercicio y abre nuevas posibilidades para desarrollar intervenciones que motiven a las personas a mantenerse activas.
Además de su impacto en la actividad física, la IL-15 también podría tener efectos beneficiosos en la prevención de enfermedades metabólicas. Los investigadores observaron que la IL-15 ayuda a mejorar el metabolismo energético y reduce el riesgo de desarrollar enfermedades como la diabetes tipo 2 y la esteatosis hepática, condiciones que están estrechamente relacionadas con la falta de ejercicio.
Estimulación natural
Todo esto está muy bien, pero también se podría suponer que es algo que se tiene o no se tiene dentro de uno. Pero también hay formas de estimular la producción de IL-15 de manera natural, lo que podría ser clave para aprovechar sus beneficios. La IL-15 se produce principalmente durante el ejercicio físico, especialmente en actividades que requieren contracciones musculares repetidas e intensas, como el ejercicio aeróbico o el entrenamiento de alta intensidad. “Nuestros hallazgos indican que el ejercicio no solo tiene beneficios inmediatos en términos de salud física, sino que también genera un refuerzo positivo en el cerebro que puede ayudar a mantener una rutina activa”, explicó Folgueira. Esto sugiere que establecer y mantener una rutina de ejercicio regular podría ser una estrategia efectiva para aumentar los niveles de IL-15, lo que a su vez podría fomentar un ciclo positivo de actividad física continua.
Los investigadores también señalan que, si bien la IL-15 se puede aumentar a través del ejercicio, la intensidad y la duración de la actividad juegan un papel crucial en la cantidad de hormona liberada. Ejercicios como correr, nadar o andar en bicicleta no solo mejoran la capacidad cardiovascular, sino que también estimulan la producción de IL-15, incentivando al cerebro a querer más.
Así que ahí está el secreto, moverse y después de moverse, moverse otra vez y otra. A estas alturas se ha dicho muchas veces, es cierto, pero no está de más recordarlo viendo los altos índices de obesidad y ciertas enfermedades que pueden combatirse con el ejercicio que hay en el mundo y en nuestro país.