

El predio donde durante décadas funcionó el viejo Corralón municipal comienza lentamente a mutar. Ya no hay escombros, y las demoliciones finalizaron. Bajo tierra, se instalan las primeras infraestructuras de servicios básicos, mientras en una fábrica asiática se ensamblan las estructuras metálicas que darán forma al futuro edificio central del Campus Universitario de Paysandú.
Se trata de la primera etapa de un megaproyecto que marcará un antes y un después para la Universidad de la República (UdelaR) en el Interior. Con una inversión global estimada en 26 millones de dólares, el nuevo campus implicará una transformación profunda para Paysandú y su zona de influencia. Cuando esté concluido, el complejo integrará carreras, laboratorios, oficinas de gobierno universitario y espacios comunes para más de 8.000 estudiantes y 300 docentes radicados.
“Es la obra más importante de la Universidad en el Interior, y comparable en tamaño con las facultades de Montevideo”, afirmó a EL TELEGRAFO, Líber Acosta, director de la sede universitaria de Paysandú. “En el mediano plazo, este campus va a modificar la dinámica académica, urbana y hasta inmobiliaria de la ciudad. Ya está generando impactos”, agregó.
Cinco etapas, una visión compartida
El proyecto se desarrolla en cinco etapas. La primera –ya en ejecución– corresponde a la construcción del edificio principal sobre la calle Zorrilla de San Martín, en una manzana de 14.000 metros cuadrados estratégicamente ubicada junto al Hospital Escuela del Litoral, la Plaza de Deportes y otras instalaciones del Complejo Educativo Paysandú.
Ese edificio, de 4.000 metros cuadrados y cuatro niveles (con posibilidad de ampliación a seis), albergará el nuevo centro de simulación clínica, un espacio de referencia nacional para todas las carreras del área de la salud.
“Ya se adjudicó la obra a la empresa CEI, que ha trabajado junto a los proyectistas de la UdelaR en el proyecto ejecutivo. La estructura metálica se está fabricando en China”, confirmó Acosta. Mientras tanto, la empresa comenzó los trabajos de infraestructura en el predio, incluyendo una subestación de energía y la conexión a redes de agua y saneamiento.
Las otras etapas del proyecto incluyen:
- Etapa 2: Construcción de la plataforma de investigación sobre calle Luis Alberto de Herrera, en un edificio que conservará estructuras patrimoniales como la ochava histórica. Esta obra será financiada por la CAF (Banco de Desarrollo de América Latina).
- Etapa 3: Refuncionalización de antiguos galpones en la calle Solís, cuyo anteproyecto ya está en marcha.
- Etapa 4: Intervención sobre construcciones existentes en calle Río Negro, aún en fase de estudios de viabilidad.
- Etapa 5: Creación de espacios exteriores, jardines y terrazas que darán vida a lo que Acosta llama “el jardín universitario”.
“Esta no va a ser una obra de bloques aislados, sino un conjunto pensado desde la lógica de la integración, la movilidad y el uso compartido”, explicó el director.
Un campus que concentra y expande
El nuevo campus centralizará gran parte de las funciones universitarias: enseñanza, investigación, extensión, gestión y gobierno. No obstante, algunos espacios emblemáticos seguirán funcionando, como el Ateneo de Paysandú –“nuestro emblema universitario”– y parte del actual aulario de la calle Florida y Montevideo.
“El campus no elimina la sede actual, sino que la potencia. Algunos inmuebles se podrían enajenar, pero otros podrían tener funciones compartidas con instituciones culturales o municipales”, dijo Acosta. “Hay que imaginarlo como una expansión, no como un reemplazo”.
La previsión es que la primera etapa se extienda por unos 30 meses, por lo que el edificio emblema de la calle Zorrilla estaría operativo hacia fines de 2027. “En paralelo, ya se está por adjudicar la etapa 2. Es una obra de gran escala, y algunas etapas van a avanzar de forma simultánea”, indicó el jerarca universitario.
Un polo académico y sanitario en crecimiento
Paysandú es hoy un nodo clave del Centro Universitario Regional Litoral Norte, el mayor del país. A nivel local, la sede cuenta con entre 8.000 y 9.000 estudiantes activos, y recibe alumnos de todo el país, especialmente del norte del río Negro.
“La mitad de nuestros estudiantes son de Paysandú. Después vienen Salto, Río Negro, Artigas, y también del resto del país. Muchos eligen venir al interior porque ofrece otra experiencia universitaria”, sostuvo Acosta.
El área de salud ha sido una de las más desarrolladas. En Paysandú ya funcionan de forma completa las carreras de Medicina, Psicología, nueve opciones de Tecnología Médica, Educación Física, Biología Humana e Ingeniería Biológica. “El Ciclo Inicial Optativo (CIO) Salud es la puerta de ingreso para esas carreras”, detalló.
A partir de este año, los estudiantes pueden seguir trayectorias comunes en el área de salud desde su ingreso. “Esto permite enriquecer los recorridos académicos y la formación interdisciplinaria. Y estamos trabajando para que en 2026 se sume Nutrición y Odontología, algo que hoy no es posible ni siquiera en Montevideo”, señaló el director.
En total, se estima que el norte del río Negro genera hoy el 6% de la producción científica nacional. “Puede parecer poco, pero sin este proceso descentralizador sería cero. Son más de 50 años de esfuerzo, con un gran impulso desde 2006, durante el rectorado de Rodrigo Arocena”, recordó.
Hacia un hospital universitario
La expansión edilicia también ha generado sinergias con otras instituciones. Una de ellas es el Hospital Escuela del Litoral, ubicado a pocos metros del nuevo campus. La UdelaR y el centro de salud ya trabajan en una transformación para convertirlo en un verdadero hospital universitario.
“Somos el segundo polo de formación de recursos humanos en salud del país, después de Montevideo. Esta integración territorial tiene un potencial enorme, y es uno de los caminos hacia un país más descentralizado”, afirmó Acosta.
En ese sentido, destacó el trabajo conjunto con la Dirección Departamental de Salud, la Red de Atención Primaria (RAP), el primer nivel de atención y el respaldo del intendente Nicolás Olivera, así como de distintos representantes nacionales y de la Junta Departamental. “Esto no sería posible sin una articulación institucional fuerte”, añadió.
El desafío del arraigo académico
La apuesta de la UdelaR no es sólo infraestructural, sino también política y pedagógica. “Tenemos una organización distinta a Montevideo, más interdisciplinaria, más abierta. En 2024 ya ingresaron 11 trayectorias en el ciclo salud. La infraestructura compartida genera comunidad, y eso es clave”, enfatizó Acosta.
Esa comunidad también se expresa en el cuerpo docente: más de 800 en el Cenur Litoral Norte y más de 300 radicados en Paysandú. “Cuando esos docentes comparten un mismo espacio, interactúan, se piensan juntos. Es un salto cualitativo que impacta en la enseñanza, la investigación y el vínculo con el medio”, dijo.
Aunque el camino no está libre de obstáculos –la propia ley orgánica de la universidad aún presenta limitaciones para la participación del Interior en decisiones clave, como la elección del rector–, el impulso descentralizador ha demostrado su fuerza.
“Lo que pasa hoy en Paysandú no es un gesto simbólico. Es una transformación real, profunda. Y es una forma de soñar con un país distinto”, concluyó Acosta.