“El productor debe considerar las decisiones de mejoramiento genético en la producción ovina”

El ingeniero agrónomo Gianni Bianchi en la actividad desarrollada en Expo Melilla.

En el marco de la 11° Edición Expo Melilla e invitado por el Centro Integral de Reproductores Ovinos (CIRO), el ingeniero agrónomo Gianni Bianchi Olascoaga dictó una charla relacionada a las decisiones de mejoramiento genético que el productor y el técnico asesor deberían considerar en la producción ovina en general y de carne en particular.
Dividió su presentación en 5 apartados, contemplando: las razas disponibles en el país, tanto carniceras, como maternales carniceras; criterios para la elección y uso de las diferentes razas; programas de mejora genética; información disponible de razas carniceras y maternales y en función de ello, cómo proceder en la práctica y reflexiones finales.
Si bien se podrían contemplar muchos de los conceptos vertidos, Bianchi se centró en el punto 3, en el diálogo con EL TELEGRAFO. La importancia de considerar los datos objetivos a la hora de elegir un reproductor en cualquier cabaña. La conveniencia de conocer qué razas carniceras de las disponibles en Uruguay se adaptan mejor a la producción de un tipo de cordero en particular. El papel que tienen las razas maternales carniceras para aumentar los parámetros reproductivos, sin desconocer todo lo que se puede hacer (y no se hace) en alimentación, manejo y sanidad.
Sobre la precisión a la hora de conocer el verdadero valor genético de un reproductor, en este punto Bianchi recorrió diferentes opciones, citando por el ejemplo el tatuaje del animal, que se basa enteramente en características subjetivas, asegurando –además de características fácilmente identificables como indeseables– la pertenencia fenotípica a determinada raza (estándar racial) y nada más.
Pruebas de comportamiento, útiles si se quiere como eventos sociales, pero totalmente inútiles a la hora de elegir reproductores superiores genéticamente debido al arrastre de los factores ambientales preprueba.
Flock testing (servicio de registros de comportamiento), donde se consideran rasgos objetivos dentro de un grupo de animales nacidos y criados en las mismas condiciones de alimentación, manejo y sanidad. En estas pruebas si bien su alcance se limita a ese grupo de animales, se duplica la precisión del verdadero mérito genético de un animal frente a la actitud del “más baqueano” que entra a un brete y señala que le gustó tal o cual animal.

Centrales de Prueba de Progenie

En este caso, si bien se alarga el intervalo generacional (la edad que tienen los padres cuando nacen los hijos), porque los carneros se eligen por el desempeño de sus hijos en un terreno neutral, se compensa por una mayor precisión a la hora de la elección del reproductor genéticamente superior.
Este sistema combinado con el uso de carneros de referencia (es decir animales que padrean en la prueba y a su vez en las cabañas participantes) amplían el alcance de la evaluación genética, pudiendo en el caso de usar más de un carnero de referencia y más de un año el o los mismos carneros, evaluar interacción genotipo-ambiente y realizar evaluaciones entre años. Para ello solo hay que seguir pautas preestablecidas respecto a la asignación de ovejas a los carneros a evaluar y la imposibilidad de descarte previo de ningún animal de las progenies hasta culminada la prueba.
La Evaluación Poblacional, constituye la mejor herramienta para estimar el mérito genético de un animal con la que se cuenta en la práctica para la selección de los reproductores, ya que permiten ampliar las bases de comparación de los animales (partiendo de la base que hay conexión) a diferentes categorías, cabañas y años. Estas evaluaciones se presentan como Diferencia Esperada en la Progenie (DEP) y están a cargo del INIA y SUL.
Precisamente fue en esta última opción cuando el conferencista hizo referencia al bajo grado de adopción por parte de los productores de esta poderosísima herramienta de selección. Bianchi, recurriendo a los datos de la última encuesta ganadera realizada por el MGAP-Opypa y publicada en 2018, señaló que tan solo 3 de cada 10 productores con ovinos en el país, considera la información de los DEP a la hora de elegir un reproductor.
Bianchi invitó al auditorio a bajar de Internet la encuesta.y agregó que el dato del uso que los productores hacen de los DEP, junto con otros que aparecen en la encuesta, dan la pauta del bajísimo grado de adopción tecnológica por parte del sector.
Hecho que, a su entender, constituye un material que merecería un análisis en profundidad por parte de las instituciones que se dedican a la transferencia. Aunque también sostuvo que en definitiva esa información (más allá de diferencias, que las hay entre regiones o estratos de tamaño y que también deberían ser motivo de análisis) no hace otra cosa que explicar en gran medida la “inamovilidad”– más allá de cambios tímidos y poco significativos– de los coeficientes técnicos (cualquiera de ellos) en la producción ovina nacional.

Uso de razas carniceras y su utilidad en la práctica

En este punto, Bianchi señaló la variedad de criterios que hay para la elección de una raza, haciendo énfasis en las carniceras y en el entendido de que se utilizarían básicamente en cruzamientos con razas laneras, habida cuenta que –salvo que se desee desarrollar una cabaña para vender reproductores– su número relativo de ejemplares es bajo.
Dentro de los criterios para la elección de tal o cual raza, mencionó el gusto o la tradición, la disponibilidad de cabañas y ejemplares en el país y enfatizó en la información de desempeño racial disponible a nivel nacional y en la calidad. Así fue mostrando el conjunto de información generado en la Eemac cuando se desempeñaba como docente en dicha Casa de Estudios. El conjunto de información presentada y las características de la base experimental en la que se generó (6 localidades, 5 años, más de 70 carneros de la mayoría de todas las razas carniceras existentes hoy en el país y más de 3000 ovejas de las Razas Corriedale, Ideal, Merino y Romney Marsh), permitieron al autor concluir que los cruzamientos con razas carniceras, aun con diferencias entre ellas que deberían conocerse, muestran (todas las cruzas) mayor crecimiento (más evidente a partir del destete), mejor terminación, canales más pesadas y en algunos casos, magras, frente a cualquiera de las razas laneras bajo estudio.
Además, y aunque no se considere en la comercialización, la carne proveniente de cruzamientos con razas carniceras es más tierna. De acuerdo a Bianchi todo esto debería ser visto como una oportunidad y un complemento a la oferta de cordero pesado tradicional que mayoritariamente se produce en Uruguay con razas laneras. La oportunidad estaría en utilizar las ventajas señaladas para definitivamente romper la estacionalidad que aún persiste con la oferta de cordero pesado en el país, más allá de lo que sin dudas buscó el inventor de esta tecnología (como de tantas otras) que fue Mario Azzarini.
Por último y dentro de este segundo punto, señaló que dentro de las razas carniceras hay algunas que, a pesar de su amplia versatilidad, se adaptan mejor que otras a determinados tipo de cordero y sistemas de producción y que no parece razonable ignorarlo. Esa mayor o menor adaptación descansaría en el grado de precocidad en lo que a deposición de grasa se refiere conforme aumenta el peso de canal que muestran algunos biotipos. Mientras que otros, por el contrario, depositan grasa a pesos muy elevados. Así esto que es una virtud en determinados escenarios productivos, pasa a ser una desventaja en otros.

Razas Maternales

En este último punto, Bianchi mostró un resumen de resultados obtenidos con la cruza Milchschaf y Finnish Landrace, señalando que si bien ambas pueden contribuir de forma significativa a un incremento en la reproducción (incidencia de mellizos y precocidad sexual bien marcada), manifestó que en ambas sería necesario la utilización de una raza carnicera terminal, habida cuenta que ninguna de las dos cuenta con atributos carniceros de destaque.
En ese sentido, señaló el papel que a su entender solo dos razas existentes en el país (una con mayor grado de desarrollo que la otra) pueden sí jugar, en tanto y en cuanto no solo son maternales, sino que muestran claros atributos carniceros. Se trataría de las razas Highlander y Border Leicester, ambas utilizadas en países de vanguardia en producción ovina como Nueva Zelanda y Australia. Bianchi enfatizó, más allá de los resultados que en la práctica se han obtenido en cruzamientos absorbentes en el país, la necesidad de generar información experimental a nivel local con adecuados diseños, contemplando un número importante de carneros y hembras y haciéndolo durante varios años y en distintos ambientes.