Empresarios advierten que “la ola ya nos está pasando por encima” con el cruce masivo hacia la vecina orilla

Ya ha comenzado a repercutir negativamente en el comercio de Paysandú –el más grave en el sector de las estaciones de servicio– la reapertura del puente General Artigas, desde que al levantarse las medidas restrictivas por la pandemia, centenares y miles de sanduceros están cruzando hacia la vecina orilla para adquirir bienes y servicios, en el marco de una enorme brecha de precios y cambiaria que solo es comparable a la que tuvo lugar hace cuarenta años, destacó a EL TELEGRAFO el dirigente del Centro Comercial e Industrial de Paysandú, Juan Martín Della Valle.
Indicó que la diferencia es tan grande –un mínimo del 130 por ciento más caro en esta orilla– que en el caso de los combustibles y otros productos y artículos ya no se puede acercar el precio, ni siquiera sacando todos los impuestos, en tanto se siguen esperando medidas del Gobierno que permitan atenuar este impacto, como ya han solicitado desde hace meses los centros comerciales de la región –Salto, Paysandú, Río Negro– sin que se haya instrumentado ninguna acción positiva de significación.
Este escenario, que sin duda se irá agravando con el paso de los días –Della Valle habla de colas de un kilómetro en el puente en algunos momentos– no solo afectará la situación de las empresas que venden al mercado interno, sino que el hilo se cortará por el lado más fino, que es el de los empleados del comercio local, sobre todo, por lo que se agravará el índice de desempleo, situación que más o menos se venía paliando debido al cierre del puente por medidas preventivas contra la COVID-19.
Mencionó el dirigente sanducero que con la nafta que se vende en la vecina orilla a razón de 21 pesos uruguayos el litro, de acuerdo al tipo de cambio del momento, no hay comparación posible, por cuanto ni siquiera sacándole todos los impuestos se puede acercar a ese precio, pero a la vez “hay artículos que en Uruguay se venden un 400 por ciento más caro que en la otra orilla, y es imposible competir”. Subrayó que los salarios en la vecina orilla son una quinta parte de lo que se pagan en Uruguay “y los artículos la cuarta parte más baratos”.
“Esto significa cierre de empresas, desempleo, y se viene pobreza y más desempleo en la ciudad, cuando ya lo habíamos advertido y como centro comercial hemos intentado hacer cosas, dedicando horas en procura de que se nos atienda con soluciones”, refirió, a la vez de señalar que hasta que el Gobierno no defina acciones “solo podemos insistir para que se nos atienda, pero las cosas han llevado más tiempo de resolver por fuera de toda racionalidad y la ola que sabíamos que se nos venía, ahora nos alcanzó”.
Dijo que desde las 8 de la mañana de este jueves había una larguísima cola en el puente, porque lo único que se pide para cruzar es que se tenga las vacunas, y así “se está repitiendo la película. Cada persona que hace el surtido del otro lado del río lo deja de hacer en el comercio local, que se siente impotente para hacer frente a la situación, pero a la vez advertimos que hay falta de conciencia en muchos sanduceros, en los que hacen el cruce sin necesidad, porque lo que están haciendo es pegarse un tiro en el pie. Solo les cae la ficha cuando el desempleo y otras consecuencias se vuelven contra ellos mismos, a un familiar, a un amigo. Hay falta de conciencia, pero a la vez no hemos encontrado todavía todo el apoyo y la agilidad que hemos reclamado a las autoridades para que se nos atienda”.
“Se viene una situación que va a ser de las más graves que hemos vivido y lo que es peor, hay gente que dice que los comerciantes tienen la culpa por vender caro, cuando los precios dependen de los costos en el país, incluyendo los costos laborales, pero también otros insumos, los servicios de todo tipo, el costo de producir, además de los impuestos naturalmente, y tenemos precios que responden a lo que se gana de este lado del río, mientras en Argentina se gana la quinta parte, y todo está en relación, esa es la realidad”, reflexionó.
Entre las medidas propuestas para paliar de alguna forma la problemática, se ha conversado con el gobierno para poner en marcha un mecanismo de microimportaciones, entre otras posibilidades, lo que ve como muy positivo, pero no se ha instrumentado “y pese a que se sabía que este momento llegaba de un momento a otro, las salidas no aparecen. Pero creemos que hay un factor cultural de gran parte de nuestra población que hace que se viva el momento, que se crea que no se van a pagar las consecuencias de gastar cuantiosos recursos del otro lado, y que esto no va a repercutir acá, perjudicando a todos. Pero sobre todo a aquellos que creen favorecerse con la oportunidad de ahorrarse unos pesos, cuando ello se paga con creces en pobreza y desempleo, en caída de reciclaje de riqueza, perdiendo todos”.